18

8 3 0
                                    

NOTA: SI ENCUENTRAN LOS DIÁLOGOS, EN ALGUNOS CAPÍTULOS, CON EL GUIÓN PEQUEÑO, PIDO DISCULPA. ESTOY ACTUALIZANDO DESDE EL TELÉFONO MÓVIL Y LA APLICACIÓN WATTPAD LO CAMBIA. PERO, ESTARÉ  PENDIENTE PARA CORREGIR, PRONTO.

—¿A que le tenes miedo?
—A sentir.
—Te enseñaré a quererme.
—La obscuridad corre por mis venas. La luz de tus ojos no será suficiente...

ALICE

   —AAHHHHHH  —gritó Lucy clavándose contra el asiento.

Reprimí una sonrisa.

   —¿En serio?  —disimulé indignación.

   —Creo que mañana le pediré a Michael me lleve a casa.

    —Temo informarte que de ahora en adelante puedo ir sola a casa, por lo tanto Michael no vendrá.

Giré el volante para doblar una curva. Una camioneta estaba a la misma altura que nosotras, aceleré para rebasarla. 

    —Pues no vendrá por ti, vendrá por mí, se lo voy a pedir  —habló, extenuada.

Estábamos en la autopista de doble línea. Crucé con un Audi de a nada de estrellarnos. Ninguno se detuvo, y era mejor no hacerlo, si es que no querías triple choque.

Lucy volvió a gritar. Hasta el momento había gritado tanto que tuve que apagar la radio porque la música estaba siendo interrumpida constantemente.

   —Me sigo preguntando cómo te atreviste a venir a la universidad con un automóvil nuevo.

   —Que yo sepa no hay ninguna ley que prohíbe ir a la universidad con automóvil nuevo.

    —No me refiero a eso. Aún necesitas pract... AAHHHHHH   —Una furgoneta pasó rozando por su lado—.  ¡En cualquier momento nos vamos a matar! ¡No! ¡Tú nos vas a matar!

   —Tranquila, todo estará bien  —dije, viendo que faltaba poco para casa.

    —¡¿Cómo puedes estar tan tranquila si estuvimos  más de cinco veces a punto de morir?!  —Casi estaba gritando.

    —Pero no pasó eso.

    —piri ni pisi isi   —imitó molesta.

    —¿Dónde estás aprendiendo hacer eso?  —Vi a un cachorro cerca a la pista.

    —De tantas cosas que haces, tengo que utilizar la técnica de mamá para no quedar sin decir nada.

    —En otras palabras, no sabes que responder y sólo decis lo mismo. Cambiando las vocales por la I, claro.

     —In itris pilibris ni sibis...

Pisé el freno con fuerza.

    —¡¿Qué cojones..?!  —exclamó, viéndome alarmada.

    —Ese perro está comiendo algo  —dije, indicando al cachorro que estaba por el lado de su puerta.

   —Será su comida. Está frente a su casa y atado.

No, no era la comida para perros. Parecía un gato pequeño. Yo no podía bajar, la puerta estaba al lado de la autopista.

   —Baja y revisa.

    —¿Yo?

   —Dijiste que te encantan los perros. Ve rápido, creo qud está comiendo a un gatito

    —Cómo eres dando órdenes. Yo debería hacer eso, porque soy la mayor por un año. Y además ¿Cómo sabes que está comiendo a un gato?

La desesperación de querer saber que comía ese perro. Si en verdad había un gatito en peligro, me consumía. Pero, cómo siempre no se notaba, puse la cara de manera indescifrable.

Te Hice Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora