Los niños vuelven a jugar.
En su mundo se entretienen.
Hacen caos para alimentarse.
Beben fuego para hidratarse.
Los niños no pueden amar.
Los niños solo pueden jugar.
ALICEMe comporte de manera distante e indiferente para atrapar su atención. Le mostré un diálogo interesante y único. Le dejé en claro que me agradaba. Le di la seguridad de que conmigo podía arriesgar sin miedo. Por último, le hice creer que ella tenía el control; me enamoró con todo lo que hizo. Eso fue lo que creyó.
Cada cosa que hice y dije la llevó a actuar tal cuál lo hizo. Pero, cuándo te adentras a la mente de alguién; besas sus locuras y acaricias los paradigmas de sus creencias. Es imposible no dejarse llevar por ello.
Angela me había enseñado su mundo. Pero no era mi mundo. Había demasiado luz en la de ella. Yo era obscuridad, la única oscuridad que completaba los mundos ocultos.
Madre me decía que soy una jodida actriz. Michael que podía comer al mundo a mi gusto y manera. Emmett me repetía que soy mejor que cualquiera y única. Leigh aseguraba que manipulo mis propios sentimientos para vivir. Marcos decía que soy la magia y el poder.
Pero Evan, Evan sabía que yo era igual que él. Evan y yo aparte de ser hermanos y compartir el mismo ADN, compartimos la misma obscuridad y el mismo dolor. Por eso él se limitaba a decirme que simplemente era una Celim. Cómo él y ser Celim lo definía todo.
Pasó dos semanas desde que Angela se fue. O, desde que terminé oficialmente lo que sea que tuvimos. Era lo mismo.
Diría que la extraño o pienso al menos unos minutos en ella, pero sería mentira. Me siento mejor, libre y contenta.
Las cosas con Michael habían vuelto a ser cómo antes. Con decir "ser cómo antes" me refería cómo éramos después que regresó de España y antes que arruinaramos nuestra amistad. Y, con decir "arruinar nuestra amistad" me refería a cuando fuimos novios sin etiqueta.
Con él era diferente. Lo segura que me sentía cuándo está cerca. La manera cómo me fascinaba cada cosa de Michael; la manera en cómo me miraba, la manera de hablarme, su mil formas de amar, su forma de tocar; acariciar; sujetar. Todo, todo él me hacía bien. Me consumía. Me gustaba...
***
La nieve había cesado hace una hora. El ambiente era fresco. Las botas, los guantes y el grueso abrigo que llevaba me estorbaban para hacer bien el disparo.
Hace tres días inicié las prácticas con la ballesta. Emmett era demasiado exigente cómo profesor. No le había gustado que de tantos intentos solo el sesenta por ciento acerté.
Estaba sola con la ballesta en el regazo observando el manto blanco que cubría toda la vista del pequeño bosque. Cambié las flechas con punta por las sin puntas. Apunté la hoja de una rama que se balanceaba a unos metros. Puse toda la atención en el lento movimiento del objetivo, decline el dedo en el gatillo. Una figura apareció frente.
Bajé los brazos, apuntando al suelo.
—Por un momento creí que lo ibas hacer —soltó un sonriente Michael.
—¿Cómo se te ocurre aparecer así? —le recriminé.
En verdad, a veces las actitudes de Michael daba mucho que pensar.
—¿Viste cuándo cambié las flechas? —El silencio me dio la respuesta—. ¡Estuve a nada de aplastar el gatillo, Michael!
Se acercó y me rodeó con las brazos, llevándome contra su pecho.
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Te Hice Para Mí
Teen FictionEste sí es un libro totalmente egoísta. Incluso en la manera de ser narrado. No hay buen contexto, solo de manera egoísta. Porque todo gira alrededor de Alice y Michael. La historia es de Alice y Michael. Quién importa es Alice y Michael. Dentro d...