Lynn entró al baño con una expresión aterrada en su rostro. Venía llorando y Max entró detrás de ella, respirando agitadamente. Lynn se aferró a mi cuello para abrazarme, mientras Max se quedó de pie frente a mí. A pesar del miedo, había regresado a ese baño y los había llamado.
—Astrid, lamento mucho haberte dejado sola— dijo entre sollozos y con el maquillaje corrido.
—Tranquila, ya estoy bien— traté de tranquilizarla.
Antes le había pedido que viniera y que no le avisara a nadie.
—Deberíamos contactar a la policía— Max sacó su móvil de los bolsillos.
Me levanté rápidamente y se lo quité de las manos.
—No, no llamáras a nadie. He dicho que no— grité.
—Como que no, te has escuchado, han intentado aprovecharse de ti Astrid— Max ya estaba perdiendo la paciencia.
—No harán nada— volví a repetir.
—As, Max tiene razón, deberíamos llamar a la policía— me dijo Lynn tratando de convercerme.
—No, no volveré a pasar por lo mismo- empecé a llorar otra vez— por favor.
—¿De qué hablas?— preguntó Max confundido.
Empecé a caminar de un lado a otra desesperada, llorando. Max trató de agarrarme, pero no lo dejé.
—As, cálmate por favor— Lynn trataba de apaciguarme— podrías contarnos que no quieres que vuelva a suceder.
Lynn estudia psicología, tal vez por eso me sentía tranquila con ella.
—Bien, se los contaré— me sequé las lágrimas y me preparé para hablar— cuando tenía 6 años mi padre falleció, mamá se quedó sola conmigo y mi hermano, en aquel momento el tenía 12 años. Mamá siempre se quejaba de que no podía sola con todas las responsabilidades de la casa. Un día mi madre llegó con un hombre a casa y dijo que iba hacer nuestro nuevo padrastro, desde el principio le tenía miedo, pero luego dejé de sentirlo, él comenzó a comportarse amablemente conmigo, me hacía regalos— hice una pausa para tomar aire— hasta que una noche entró a mi habitación y abusó de mi, se lo conté a mamá pero no me quiso creer. Entonces esa noche no se convirtió en la única vez, después eran todas las noches— hice una pausa y las lágrimas no dejaban de caer, Lynn también lloraba y Max no era capaz de mirarme a los ojos— mi hermano una noche entro a la habitación y lo vio- seguí llorando— fue a buscar a mamá y cuando ella llegó, le empezó a gritar y el comenzó a golpearla sin parar. Mi hermano corrió para abrazarme y cubrirme con las sábanas, yo no paraba de suplicar que no me dejara sola. Mama logró golpearle con un despertador que se encontraba en la mesita de noche, perdió el equilibrio y mamá aprovechó para levantarse e ir a donde estábamos mi hermano y yo— inhalé profundamente— él se levantó y salió corriendo de la casa y nunca volvió.
—Lo siento mucho As, si no hubiera insistido en que vinieras, nada de esto habría ocurrido, no habrías revivido ese momento tan aterrador — dijo con lágrimas descendiendo por sus mejillas.
—Después de eso contactamos a la policía— dije de manera seria— y también estuve un tiempo en terapia aquí en Londres. Después de lo sucedido esa noche, todo el mundo me miraba con compasión y lástima, por eso elejí una universidad tan lejos de casa, para evitar recordar lo sucedidó, y por eso no quiero que llamen a la policía, no quiero pasar por lo mismo otra vez—miré a Max, quien estaba de pie junto a mi, nos miramos a los ojos un momento, pero no dijo nada.
Salimos de ese sucio baño y nos dirigimos hacia la salida de la fiesta. Esperamos a que Max trajera el auto y mientras tanto me quedé observando un auto negro que estaba estacionado bajo un farol de la calle; se podía distinguir la figura de una persona en su interior y no sé por qué tenía la sensación de que me estaba mirando.
—Vamos, chicas— nos llamó Max, y di un respingo en el lugar.
Entramos al auto y en media hora llegamos a la residencia. Subimos las escaleras y Lynn abrió la puerta, esperando en el interior mientras yo me cambiaba y me duchaba. Después de eso, anunció que había llamado a un taxi y se fue. Max estaba a punto de irse cuando lo detuve por el brazo.
—Max, espera un momento— le dije, agarrándolo por el brazo.
—¿Que pasa?— preguntó sorprendido, sin soltarse de mi agarre.
—Creo que alguien nos estaba siguiendo esta noche— le susurré al oído, tratando de no entrar en pánico.
—¿Qué? ¿Estás segura?— Max parecía preocupado.
—No puedo asegurarlo al cien por ciento, pero vi un auto negro aparcado cerca de la fiesta y tenía la sensación de que alguien me estaba viendo desde allí— le expliqué, tratando de mantener la calma.
—Maldición, deberíamos llamar a la policía— dijo Max con seriedad.
—No, por favor, no quiero pasar de nuevo por eso. Además, no puedo demostrar que realmente me estaba siguiendo, podría ser paranoia mía— le respondí, temiendo las consecuencias de involucrar a la policía— ¿puedes quedarte conmigo esta noche?— asintió con la cabeza y se recostó al respaldo de la cama mientras yo apoyaba mi cabeza en su pecho.
—Lo siento mucho Astrid— deslizó su mano sobre mi hombro y con la otra me acariciaba el cabello— fui un tonto todo este tiempo, creí que no querías ser mi novia porque no te agradaba, no sabía por lo que habías pasado, si no me hubiera comportado de forma estúpida y no te hubiera dejado sola esta noche, no te habría ocurrido esto— su voz era suave pero profunda.
—Max no fue culpa tuya, no podíamos prever que esto iba a ocurrir— podía escuchar los latidos de su corazón y su respiración mientras su pecho se levantaba y bajaba.
—Astrid, prometo esperar el tiempo que sea necesario por ti— levanté la cabeza para mirarlo y él se atrevió a darme un pequeño beso en los labios— te quiero, As.
—Y yo a ti, Max—y así volví a apoyar mi cabeza en du pecho. No recuerdo la última vez que dormí tan bien, se sentía como estar en casa.
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Nota de la autora: Hola, se que este capítulo a quedado un poco corto, pero los demás estarán más largos, que tengan linda madrugada❤
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HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES
Teen FictionEn un mundo oscuro y desolado, ella se sentía perdida. El peso de sus traumas la arrastraba hacia abismos de dolor y desesperación. Pero en medio de su tormento, destello de luz apareció en forma de un misterioso chico que la rescató de un intento d...