Capítulo 10

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—Relájate, les vas a encantar— Niclas extendió su mano hacia la mía y le dio un ligero apretón sin dejar de mirar la carretera, mientras que su otra mano permanecía en el volante.

Niclas había pasado todo el trayecto tratando de calmar mis nervios, pero no había servido de mucho. Solo tenía ganas de lanzarme por la ventana y salir corriendo sin mirar atrás. Era la primera vez que iba a conocer a mis suegros.

Como si hubieras tenido novios antes.

¿Y tú quién eres?

Pues tu conciencia.

Ah, genial, ahora me estaba volviendo loca. Frustrada, bajé un poco la ventanilla del auto para que me diera un poco de aire fresco.

—¿Y si no les agrado?

—Dudo que no les caigas bien.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Porque a mí me gustaste.

Me miró y sonrió ligeramente, dejando ver un hoyuelo en su mejilla. Niclas era atractivo, quizás no como esos modelos de revistas, pero sí atractivo. Estar tan cerca de él permitía apreciar mejor sus rasgos y gestos.

Cuando estaba con él, no tenía miedo de ser yo misma, ni tenía miedo de hacer algo más y ser juzgada por ello. Entonces recordé las palabras de mamá la noche anterior a regresar a Alemania: "Date la oportunidad de amar, la vida es solo una, Astrid, y no puedes vivir con miedo de hacer las cosas mal, arriésgate, porque como dijo Mario Benedetti: solo imagina lo precioso que puede ser arriesgarse y que todo salga bien". Mamá tenía razón, debería dejar de tener miedo.

—Hemos llegado— anunció Niclas mientras detenía el auto.

—¿Qué?— pregunté sorprendida—¿tan rápido?

—Estrellita— Niclas tomó mis manos y las besó— todo saldrá bien.

En ese momento salió una mujer de unos cuarenta y nueve años aproximadamente, que parecía más emocionada de lo normal. Supuse que era la madre de Niclas, y no tardé en confirmarlo cuando bajé del auto. Ella lo recibió con un abrazo.

—Te he echado de menos, hijo— se separó de él para mirarlo—¿has estado bien?

—Sí, mamá, no te preocupes—Niclas me miró— te quiero presentar a alguien.

La madre de Niclas, que no había notado mi presencia, me miró. Oh no, era el momento de querer escapar. Empecé a retroceder un poco, pero Niclas me detuvo y tomó mi mano.

—Ella es Astrid.

—¿Es tu amiga?—la madre de Niclas me dio una sonrisa— Es preciosa.

—No.

—¿No?—preguntó confundida.

—Es mi novia.

Permanecí quieta, sin saber cómo reaccionar, mientras la madre de Niclas se tomó un tiempo para observarme. Luego se acercó a mí y me abrazó, algo similar a cómo había abrazado a Niclas. Abrí los ojos sorprendida, en realidad por un momento pensé que me asesinaría.

—Es un placer conocerte, querida— dijo separándose de mí sin dejar de sonreír.

—Igualmente— intenté sonreír, pero mi expresión se transformó en una mueca debido a lo nerviosa que estaba.

—Astrid— habló Niclas a mi lado— Quiero presentarte a Sophia Loughty, mi madre.

Me llevé las manos a la boca sorprendida. ¿Espera, qué? ¿Escuché bien? ¿Acababa de decir Sophia Loughty?

HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora