Me estremezco incómoda al sentir algo frío contra mi mejilla. Mi boca está entreabierta y suelto un ronquido ronco, lo que provoca que me atragante con mi propia saliva. Abro los ojos tosiendo desesperadamente hasta recuperar el aliento, y me paso el dorso de la mano por la mejilla para limpiar los restos de baba.
Anoche me quedé despierta hasta tarde admirando la aurora boreal; jamás había visto una y realmente era hermosa. Es increíble cómo las cosas más pequeñas del mundo, que para otras personas pueden resultar insignificantes, transmiten tanta paz.
Cierro los ojos un momento y los aprieto con fuerza, tratando de ahuyentar el insistente sueño que parece exigirme más tiempo de descanso. Me impulso hacia arriba intentando sentarme en la cama, pero alguien me agarra del brazo, haciendo que vuelva a caer mientras abro los ojos. Miro a mi lado y los ojos de Niclas chocan inmediatamente con los míos.
—Buenos días, bella durmiente.
—Buenos días...— respondo con la voz adormilada— pero creo que lo de "bella" no se aplica en mí en estos momentos; no sé ni cómo me veo— me siento en la cama cubriéndome con las mantas.
—A decir verdad— hace una pausa para estirarse— con esos pelos parece que te ha dado el viento, o que eres una bruja. Solo te falta la escoba; creo que podríamos pedírsela a Brant.
Lo miro seria un momento y me acerco a él con cuidado.
—¿Acaso...— entrecierro los ojos— el espíritu de Brant se ha metido en tu cuerpo?
—No, no es la primera vez que te veo así, pero hoy especialmente pareces una loca. Parece que no te peinas desde hace un mes.
—Oh, por favor, cállate— giro los ojos— de pelos locos no podemos hablar, solo mira los tuyos.
—A mí se me ve genial.
Eso era cierto, pero no sería algo que admitiría ahora.
—¡Claro que no!
—¡Sí!
—¡No!
—Solo tienes envidia.
—No tengo envidia— le pincho una costilla y él se separa bruscamente, con el ceño fruncido.
Con que tenía cosquillas y no me había dado cuenta hasta ahora. Una sonrisa surca mi rostro mientras me acerco a él. Niclas me mira apoyado en sus codos, con una ceja enarcada.
—¿Astrid, qué haces?
—¿Qué hago? ¿Alguna vez has oído decir que la venganza es dulce?— me mira confundido— ahora lo probarás.
Me subo sobre su abdomen y comienzo a hacerle cosquillas. Mis manos tocan sus costillas mientras él da un respingo y empieza a reír. Por Dios, su risa suena como si fuese la de los mismos dioses; no para de reír, retorciéndose de tal manera que no logra soltarse. Pero no tenía la fuerza suficiente en ese momento para apartarme. Me detengo un momento para observar cómo se le achinan los ojos cada vez que sonríe.
Él aprovecha mi distracción para liberarse de mí y, de repente, yo soy la que queda debajo.
—¿Y ahora qué harás?
¡ASTRIIID!— gritaron desde fuera, y no me dio tiempo a apartar a Niclas porque ya estaba abriendo la puerta.
Anika, al ver la escena, nos mira con el ceño fruncido. Niclas solo lleva puesta ropa interior y yo llevo una camiseta y, debajo, las bragas. La escena se podría malinterpretar desde cualquier ángulo.
Niclas se aparta, cubriéndose con una almohada, y yo lo hago con las sábanas, roja de vergüenza.
—¿Y esta quién es?— murmura Niclas.
![](https://img.wattpad.com/cover/357107748-288-k657932.jpg)
ESTÁS LEYENDO
HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES
Teen FictionEn un mundo oscuro y desolado, ella se sentía perdida. El peso de sus traumas la arrastraba hacia abismos de dolor y desesperación. Pero en medio de su tormento, destello de luz apareció en forma de un misterioso chico que la rescató de un intento d...