Capítulo 13

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Eran las tres de la madrugada y aún me costaba conciliar el sueño. Tomé el móvil para revisar las notificaciones y me sorprendí al ver un mensaje de Max. Ingresé a su chat y noté que estaba en línea.

En su mensaje, me pedía hablar conmigo, pero opté por no contestar. En ese momento, no me apetecía entablar una conversación. Me volteé hacia la cama de Niclas y noté su ausencia, lo que me alarmó. Me levanté de manera repentina, asustada. Al abrir la puerta del baño sin tocarla, esperando encontrarlo allí, me percaté de que el baño estaba vacío.

Salí de la habitación y me encaminé hacia las escaleras, con la esperanza de hallar a Niclas abajo, sin importar el posible encuentro con su padre.

Al llegar a la cocina, giré decidida a irme al notar la presencia de Ethan. Antes de mi intento de huida, me hizo notar su presencia.

—Astrid —me llamó con una sonrisa.

Me volví hacia él, algo apenada.

—Ethan —saludé, un tanto nerviosa.

Ethan se encontraba recostado en la isla de la cocina, disfrutando de un café mientras leía un libro en plena madrugada.

Continuaba sonriendo, parecía que su mandíbula se caería de tanto esfuerzo.

Me reí por mi propio chiste, reconociendo mi locura, lo cual también notó Ethan.

—¿Qué te hace reír? —inquirió.

—Nada, solo fue un pensamiento pasajero —respondí, tratando de mantener la seriedad.

—Cuéntame, por favor.

—Solo fue una tontería.

—Si tú lo dices... -volvió su atención al libro.

—¿Has visto a Niclas? —pregunté, y él me miró de nuevo.

—¿No está arriba?—indagó, ante mi negativa.

—¿Tienes idea de dónde puede estar?

—No lo sé, pero no te preocupes, no creo que se marcharía dejándote sola.

Tras la discusión, quedaba la incertidumbre sobre si me dejaría sola o no, pensé, pero opté por guardar esos pensamientos para mí misma.

—Está bien —fue mi única respuesta.

—¿Deseas un café?

Asentí y me senté en una silla alrededor de la isla. Ethan se giró para servirme una taza de café.

—¿Qué estás leyendo? —pregunté, interesada en el libro, pues tenía un bloqueo lector y no sabía qué elegir.

Él se volteó hacia mí, me tendió la taza y la tomé con cuidado, evitando quemarme al dar un sorbo.

—Un beso bajo la lluvia.

—¿Es recomendable?

—Sí, aunque depende de tus preferencias literarias.

—¿Por qué?

—Porque a nadie le agrada un desenlace triste, pero si disfrutas la inestabilidad emocional literaria, entonces ese libro es para ti.

Sonreí ante su respuesta.

—A veces somos masoquistas, leemos incluso sabiendo que el final no será feliz —terminé mi café, y dejé la taza en la isla—. Bueno, creo que subiré a esperar a Niclas.

Me levanté de la silla y me encaminé hacia la puerta, pero Ethan volvió a hablar.

—Búscalo en el muelle del lago, tal vez lo encuentres allí.

HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora