Habían pasado alrededor de treinta minutos desde que llegamos a una discoteca en el centro de la ciudad. Antes, habíamos pasado a recoger a Lynn y a Ethan, quienes ahora se encontraban bailando entre la multitud que chocaba y apostaba al alcohol.
Niclas y yo nos acercamos a la barra para pedir algo de beber. Hice señas al chico detrás de la barra para que se acercara y nos atendiera, pero era la tercera vez que nos ignoraba, absorto en su móvil. Y no solo a nosotros, sino también a otros chicos que se habían aproximado a la barra.
Niclas hizo un gesto de querer subirse por encima de la barra, pero lo detuve tomándolo del brazo.
-¿Qué estás haciendo? -pregunté desconcertada.
-Partirle el móvil en la cara para que deje de ignorarnos y haga su trabajo como es debido. Para algo le pagan -respondió.
-Estás loco, déjalo. Vámonos con Lynn y Ethan.
-No, yo quiero algo de beber.
Era terco cuando se le metía algo entre ceja y ceja.
Terminó de cruzar las piernas hacia el otro lado y se posicionó frente al chico, quien ni siquiera levantó la vista para mirarlo. Yo empecé a llamar a Niclas para que regresara, pero no me escuchaba debido al volumen alto de la música.
Me giré hacia Ethan y Lynn, quienes se acercaban a la barra.
-¿Ya están listas las bebidas? -preguntó Lynn, sentándose a mi lado.
-Creo que tenemos un problema.
-¿Se puede saber qué hace Niclas detrás de la barra? -señaló Ethan, con una expresión de confusión.
-Ese es el problema.
Di un respingo cuando Niclas apareció a mi lado con una sonrisa en el rostro. Me giré hacia el chico con temor, pero ahora estaba detrás de mí, mirándonos con una expresión asustada.
-Nuestro amigo nos va a atender si no le supone ningún problema -se dirigió al chico-. ¿No es así?
-Sí...,sí -se apresuró a responder-. ¿Qué quieren beber?
Todos pedimos algo de beber, el chico se apresuró en servirnos y regresó a la barra, casi derramando las bebidas. Luego atendió a los demás.
-¿Qué le dijiste?
Llevé el vaso a los labios y el líquido caliente bajó por mi garganta.
-Solo tuvimos una pequeña charla-respondió Niclas.
-Venga ya, parecía como si hubiera visto un fantasma -bromeó Ethan.
-Estaba pálido -dijo Lynn a mi lado-. ¿Le amenazaste con cortarle alguna extremidad o algo así?
-¿En serio piensan que sería capaz de hacer algo así?
-¡Sí! -respondimos al unísono.
-Que mal concepto tienen de mí, chicos -se llevó una mano al corazón fingiendo que le había dolido nuestra respuesta.
Después de terminar la extraña bebida que habíamos pedido, me sentía bien, relajada. Arrastré a Niclas con coquetería hasta la pista de baile.
Empecé a mover mis caderas de un lado a otro de forma sensual, mientras Niclas tenía las manos en mi cintura y me miraba con fascinación, como si yo fuera lo mejor del mundo, y así me hacía sentir.
Minutos después, Lynn y Ethan se nos unieron. Bailamos hasta que nuestros pies exigieron un descanso, mi mundo daba vueltas a mi alrededor. Reímos, bailamos, bebimos; principalmente esto último. Después de esa bebida que parecía creada por los mismísimos ángeles, algo cambió.
ESTÁS LEYENDO
HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES
Teen FictionEn un mundo oscuro y desolado, ella se sentía perdida. El peso de sus traumas la arrastraba hacia abismos de dolor y desesperación. Pero en medio de su tormento, destello de luz apareció en forma de un misterioso chico que la rescató de un intento d...