Capítulo 21

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Habían pasado alrededor de treinta minutos desde que llegamos a una discoteca en el centro de la ciudad. Antes, habíamos pasado a recoger a Lynn y a Ethan, quienes ahora se encontraban bailando entre la multitud que chocaba y apostaba al alcohol.

Niclas y yo nos acercamos a la barra para pedir algo de beber. Hice señas al chico detrás de la barra para que se acercara y nos atendiera, pero era la tercera vez que nos ignoraba, absorto en su móvil. Y no solo a nosotros, sino también a otros chicos que se habían aproximado a la barra.

Niclas hizo un gesto de querer subirse por encima de la barra, pero lo detuve tomándolo del brazo.

-¿Qué estás haciendo? -pregunté desconcertada.

-Partirle el móvil en la cara para que deje de ignorarnos y haga su trabajo como es debido. Para algo le pagan -respondió.

-Estás loco, déjalo. Vámonos con Lynn y Ethan.

-No, yo quiero algo de beber.

Era terco cuando se le metía algo entre ceja y ceja.

Terminó de cruzar las piernas hacia el otro lado y se posicionó frente al chico, quien ni siquiera levantó la vista para mirarlo. Yo empecé a llamar a Niclas para que regresara, pero no me escuchaba debido al volumen alto de la música.

Me giré hacia Ethan y Lynn, quienes se acercaban a la barra.

-¿Ya están listas las bebidas? -preguntó Lynn, sentándose a mi lado.

-Creo que tenemos un problema.

-¿Se puede saber qué hace Niclas detrás de la barra? -señaló Ethan, con una expresión de confusión.

-Ese es el problema.

Di un respingo cuando Niclas apareció a mi lado con una sonrisa en el rostro. Me giré hacia el chico con temor, pero ahora estaba detrás de mí, mirándonos con una expresión asustada.

-Nuestro amigo nos va a atender si no le supone ningún problema -se dirigió al chico-. ¿No es así?

-Sí...,sí -se apresuró a responder-. ¿Qué quieren beber?

Todos pedimos algo de beber, el chico se apresuró en servirnos y regresó a la barra, casi derramando las bebidas. Luego atendió a los demás.

-¿Qué le dijiste?

Llevé el vaso a los labios y el líquido caliente bajó por mi garganta.

-Solo tuvimos una pequeña charla-respondió Niclas.

-Venga ya, parecía como si hubiera visto un fantasma -bromeó Ethan.

-Estaba pálido -dijo Lynn a mi lado-. ¿Le amenazaste con cortarle alguna extremidad o algo así?

-¿En serio piensan que sería capaz de hacer algo así?

-¡Sí! -respondimos al unísono.

-Que mal concepto tienen de mí, chicos -se llevó una mano al corazón fingiendo que le había dolido nuestra respuesta.

Después de terminar la extraña bebida que habíamos pedido, me sentía bien, relajada. Arrastré a Niclas con coquetería hasta la pista de baile.

Empecé a mover mis caderas de un lado a otro de forma sensual, mientras Niclas tenía las manos en mi cintura y me miraba con fascinación, como si yo fuera lo mejor del mundo, y así me hacía sentir.

Minutos después, Lynn y Ethan se nos unieron. Bailamos hasta que nuestros pies exigieron un descanso, mi mundo daba vueltas a mi alrededor. Reímos, bailamos, bebimos; principalmente esto último. Después de esa bebida que parecía creada por los mismísimos ángeles, algo cambió.

HASTA QUE NO QUEDEN CONSTELACIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora