La espalda de Kai está apegada a unos ladrillos, las manos de Eddie recorren su espalda, la besa desesperadamente a la salida del bar, han esperado que los demás chicos abandonaran aquella reunión. Ella se mantiene aferrada a su chaqueta y él muerde su labio inferior mientras se esfuerza por respirar bien.
— ¿No quieres venir a mi casa?— dice Eddie, le pregunta mirándola a los ojos con detención, se separan un instante sólo para recobrar el aliento— Estoy solo...— lo dice en sus labios, y ella sonríe.
—¿Por quién me tomas?— pregunta Kai, ella sabe que la invitación ha sido sexual— ¿Crees que por tener esa carita me iré contigo a casa?— pregunta divertida, cosa que descoloca a Eddie— ¿Crees que me acostaría contigo sólo porque estás bueno?—Eddie se queda unos segundos en silencio, analizando la respuesta que la chica le ha dado.
—Pues...¿sí?— se encoge de hombros— No lo sé, tuvimos química ¿no lo crees?— rasca su nuca, se siente algo estúpido por la pregunta, usualmente las chicas acceden a irse con él a casa—Pensé que...
—Eres divertido— dice la chica entre risas— Y eres lindo. Pero tienes cara de que haces esto muy seguido.
—Dios, ¿fue algo matapasiones?— Eddie pregunta con un signo de interrogación dibujado en el rostro, no es la clase de pregunta que usualmente hace.
—Lo que digo es que tienes cara de hacer esto seguido, y no dejaré que pongas a tu amigo entre mis piernas sin estar segura de que no tengas alguna enfermedad de transmisión sexual— dice la chica con sinceridad, las mejillas de Eddie se ponen rojas y calientes. Kai se aferra a su cuello y habla en su oído— Si quieres algo de diversión conmigo, te la doy— mira a sus labios y los muerde— pero debes llegar con tus papeles. Yo tengo los míos también— dice la chica y Eddie vuelve a robarle un beso en la boca.
— Me las vas a pagar...— lo dice en medio del beso y ambos se ríen. Ha sido probablemente el día más loco para Eddie y Kai, se han conocido en la mañana y ahora se besan como si llevaran años en la misma dinámica. Cuando el beso acaba, Kai se separa de Eddie, toma su bolsa y camina en reversa, ambos se sonríen y ella agita su mano en señal de despedida.
Cada cual sigue su camino, cada cual, con una sonrisa en el rostro, los motivos son iguales, pero la manera de sentir es diferente. Ella mira su reloj mientras cruza la calle para tomar un taxi hasta su casa, Eddie prefiere caminar en la noche mientras escucha música, mete sus manos a su chaqueta y enciende un cigarrillo para acortar la espera del caminar eterno hasta su casa.
Ella llega hasta su casa, su padre ve la TV, su madre lee y su hermano termina una maqueta en la cocina, ella entra en silencio, debe sonar relajada y convincente para evitar las preguntas que sabe que le harán.
—Hola, gente— dice mientras deja su bolsa en el sofá
— Hola cariño ¿cómo te fue con Kate?— pregunta su madre— ¿tienes hambre?