—¿Dónde vas?— pregunta Kai, está en la sala de estar con su madre. La pequeña King está en sus brazos, de fondo hay una canción para bebés.
—¿Ah?— pregunta la mujer, se ha maquillado y se ha arreglado. Kai arquea una ceja, últimamente le ha visto algo más feliz, aunque claro, tras arreglar las cosas con su hija, la vida ha vuelto a sonreírle.
—Te hice una pregunta— Kai insiste en obtener una respuesta.
—Voy a salir, es sólo eso— dice Eunice.
—Vaya, eso está muy bien— el sentimiento es genuino, fue desgarrador ver a su madre llorar por su padre, y fue aún peor ver cómo se puso de su lado en algún momento— ¿Vas con amigas?
—Un amigo— corrige la mujer—Pero es sólo un amigo.
—Okay, sabes que no me debes las explicaciones de tu vida— dice la chica, una sonrisa se dibuja poco a poco en su rostro.
—¿Vendrá Eddie a verlas? — pregunta.
—Sí, es viernes por la noche, usualmente viene y tú usualmente desde hace tres meses estás saliendo. Supongo que hemos cambiado de roles, la chica que se queda en casa cuidando a su hija, soy yo, y tú vas de fiesta— las palabras de Kai hacen eco en Eunice, lo cual hace que sienta arrepentimiento, se sienta en el sofá al lado de Kai y acaricia el muslo derecho de la chica.
—Me haces sentir horrible....
—Mamá, es una broma. Sabes que tienes el derecho de salir y hacer tu vida, en ningún caso quisiera que pases tu vida llorando por papá. Además, yo no me estoy perdiendo de nada allá afuera— Eunice le sonríe.
—Estoy feliz de que las cosas vayan mejor para las dos. No me gustaba estar así contigo, y sé que traté injustamente a Eddie. Es un chico con valores, eso me pone muy feliz.
—Está bien, también estoy feliz de que las cosas se hayan solucionado— dice Kai—Te amo, mamá.
—Te amo, hija.
{...}
— Llegó papá— dice Eddie, rozando su nariz con la de King—¿quién es la princesa de papá?— asiente— Sí bebé, tú eres. Ahora ven, vamos a dormir—Eddie la acomoda en sus brazos y pasea por la cocina con la bebé. Nota que Kai se queda mirándolo— ¿Qué tengo?— pregunta nervioso.
— La paternidad te hizo bien, estás muy guapo—contesta la chica.
—Ya no me digas eso, que me pasan cosas— lo dice en voz baja, como si King tuviera noción de las palabras que se dicen los adultos—Hace meses que no...ya sabes.
Kai se acerca él y le da un beso en la mejilla.
—Hoy es tu día de suerte, cariño—Kai habla despacio en su oído.