—Ed, ven acá conmigo— dice Kai, extiende levemente su mano.
Eddie camina donde ella, lo hace con nervios, la enfermera no le ha dado mayor información acerca del estado de la chica.
A medida que se acerca, ve que la chica tiene la mirada fija, en su brazo descansa la pequeña, siente nervios porque jamás en su vida la ha visto de esa manera. A su mente llegan esos recuerdos de cuando se vieron por primera vez mientras se cambiaban a la clase de Davenport.
—Kai— por fin las palabras salen de su boca.
—Ven acá, estoy bien— sonríe suavemente—toma mi mano, estoy muy débil.
—Kai, estaba tan asustado, la enfermera me dijo que estabas algo mal y me asusté— el chico acarició su rostro pálido.
—Es hermosa, tiene tus ojos— dice la chica.
—Lo es....
—Tienes que cuidar bien de ella.
—¿Ah? claro que lo haré, lo haremos, vamos a cuidar de ella...— responde algo nervioso, no comprende bien las palabras que Kai quiere decirle.
—Vas a cuidar de ella— la voz de Kai está apagándose.
La enfermera observa la escena apoyada en la pared, quiere acercarse a Eddie, pero les da el espacio para que hablen.
—Tengo que irme, creo que esta fue mi misión en la historia, regalarte a la niña de tu corazón— la chica apenas puede hablar.
—¿Kai? ¿Qué tontería dices? — pregunta Eddie, se voltea para ver a la enfermera que está cada vez más cerca de ellos— ¿Puede decirme que mierda está pasando? ¡Puta madre! dígame algo— lo dice histérico.
—Kai perdió demasiada sangre, no va a recuperarse, le queda poco tiempo, debes despedirte. También debes buscar una madre nueva o dar a tu hija en adopción—dice la mujer—No eres capaz de cuidar a una bebé. Aprovecha esta media hora, serán los últimos minutos de vida de tu novia. Dile que amas y pídele perdón por haber sido un hijo de puta con ella— dice la mujer antes de tomar a King en brazos—Dile adiós a papá, te salvaré de caer en las manos de un muerto de hambre.
Eddie pega un salto en la silla de la sala de espera, un hombre frente a él lo queda mirando, asume que es otro padre más. Se despierta algo desorientado, el hombre frente a él le dedica una sonrisa.
—¿primera vez en esta situación? — le pregunta— Te ves muy joven.
—Oh, sí...— Eddie acomoda su cabello.
—Aprovecha de dormir, después ya no podrás— le dice entre risas—Felicidades ¿es un niño o una niña?
—Una niña— responde Eddie, buscando con la mirada alguna señal de la enfermera— ¿Y tú?