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Samuel Ashford estira su mano y recibe el dinero de un tipo, le ha vendido ketaminas. Una vez el comprador se marcha, Sam se voltea y se encuentra a Edward Munson frente a frente, él sonríe mientras tiene goma de mascar en su boca.
—¿Qué haces acá?— pregunta Sam. Eddie se ríe, mueve su cabeza.
—Las preguntas las hago yo— lo apunta— ¿Qué mierda haces en mi lugar? estabas advertido.
— ¿Quién te dijo que estaba acá?— pregunta Sam, mirando a todos lados. Eddie mira hacia el piso, se muestra relajado, pero de la nada, lo toma del cuello de la playera.
—Ya te dije que este es mi negocio e insistes en vender lo que es mío— lo mira con furia— No quiero ser tan malo contigo, Ashford, pero me jode que intentes ocupar mi lugar.
—También tengo derecho a vender la mía— dice Sam, defendiéndose.
—Eres un jodido marica— lo suelta con rabia y choca con un basurero gigante—¿Por qué no te vas y tocas con tu banda de nenas? Astral Vortex, qué mierda más grande es esa— se burla y lo vuelve a tomar por el cuello—Eres una nenita Samuel, es más... si fueras una chica estarías bastante guapa— lo dice de manera intimidante, Sam sabe que Eddie es un tipo peligroso—Eres un chico lindo, no pierdas tu tiempo y no pongas en juego tu vida, por meterte en el camino de un chico como yo.
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Eddie bebe cerveza con sus amigos, miembros también de Corroded Coffin. Eddie aspira por la nariz la ketamina, bebe un sorbo de la botella y se ríe con sus amigos.
—El muy idiota se fue corriendo...— se burla el chico.
— Qué puto asco ese tipo, ¿Cómo va el plan de la hermana?— le pregunta Gareth, su mejor amigo. Eddie sonríe.
—No daré detalles de mi vida— Eddie acomoda su playera— Puedo decir que me la paso muy bien con ella. Está hecha de una materia diferente, sé que ella no llegaría a amarme, así como yo no llegaré a amarla, entonces está bien para dejarle en claro a ese hijo de puta, que mientras él se mete en mi negocio, yo me meto entre las piernas de su hermana y eso es un golpe duro.
Los chicos se miran entre ellos, creen que a veces Eddie es en extremo perverso, pero es el líder, es incuestionable y eso bien lo saben.
— Kai Ashford no está disponible, ya lo saben— Eddie se para del sofá, aquello ha sido algo entre pasivo y agresivo para el resto— De ella sólo yo me encargo.
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Eddie llega a su casa, y aquella faceta de temerario líder acaba, toma una ducha y al salir se mira en el espejo, ve su espalda y hay rastros de las uñas de Kai en su piel. En el mueble, hay un bote con crema, con cuidado, Eddie desliza la tapa del frasco y dispensa una pequeña cantidad de crema en la palma de su mano. La textura suave y sedosa se siente reconfortante mientras comienza a frotar las manos para calentarla antes de aplicarla en su piel. Comienza por los brazos, extendiendo la crema con movimientos suaves y circulares.