Capítulo 9

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— De acuerdo —dijo Jisoo, cediendo finalmente—. Muy bien, Lalisa, ¿qué
horrible pecado cometiste para acabar encerrada en un libro?

Hubris.

— ¡Ooooh! —exclamó Jisoo con tono fúnebre—, eso no es nada bueno. Jen, puede que tenga razón. Solían hacer cosas como despedazar a la gente por eso.

—¿Qué es eso?

—Deberías haber prestado atención durante las clases de culturas clásica. Los dioses Thailandeses son realmente despiadados en lo referente a los castigos. —Jisoo negó con la cabeza.

Jennie entrecerró los ojos para mirarlas.

—¿Qué es Chu?

—Arrogancia. Ella fue castigada por su arrogancia ante los dioses.

— ¿solo eso? Me niego a creer que no exista ningún modo de liberarla. ¿No podemos destruir el libro, o convocar a uno de tus espíritus, o hacer algo para ayudarla?

— ¡Vaya!, ¿ahora crees en mi magia?

— No mucho, la verdad. Pero te las arreglaste para traerla hasta aquí. Así que  piensa en algo que sirva de ayuda.

Jisoo se mordisqueó el pulgar en un gesto pensativo.

— Lalisa, ¿qué dios estaba a tu favor?

Ella inspiró hondo, como si estuviese realmente cansada de sus preguntas.

— En realidad, ninguno de ellos me apreciaba mucho. Como era una soldado,
normalmente dedicaba sacrificios a Shiva, pero tenía más contacto con Phra Phikanet

—¿Quién? —pregunto Jennie confundida

Jisoo le dedicó una sonrisa traviesa.

— El dios del éxito y el deseo; lo comprendo perfectamente.

— No es por lo que crees —le contestó ella agriamente.

Jisoo la ignoró.

— ¿Has intentado alguna vez recurrir a él ?

— No nos hablamos.

Jennie puso los ojos en blanco ante el despreocupado sarcasmo de Lalisa.

— ¿Por qué no intentas convocarlo? —le sugirió Jisol.

Jennie le lanzó una furiosa mirada.

— Chu, ¿podrías hacer el esfuerzo de ser un poco más seria? Sé que me he burlado de tus creencias durante todos estos años, pero ahora estamos hablando de la vida de Lalisa.

— Estoy hablando totalmente en serio —le contestó con énfasis—. Lo mejor para ella sería invocar a Phra Phikanet y pedirle ayuda.

—¿Qué demonios? —pensó Jennie.

La noche anterior, no creía que pudieran invocar a Lalisa. Quizás Jisoo tuviese razón.

— ¿Lo intentarás? —le preguntó Jennie.

Lalisa suspiró resignada, pero daba la impresión de que estaba más que dispuesta a zarandearlas a las dos. Con aspecto ofendido, echó la cabeza hacia atrás y mirando al techo dijo:

— Phika, bastardo inútil, invoco tu presencia.

Jennie alzó las manos.

— ¡Mierda!, no entiendo cómo no se aparece después de llamarlo de ese modo.

Jisoo se rió.

— Muy bien —dijo Jennie—. De todas formas no me creo nada de este abracadabra. Vamos a dejar las bolsas en mi coche y a buscar un sitio donde comer; allí podremos pensar algo más productivo que invocar al tal «Phika, bastardo inútil» ¿Están de acuerdo?

MI SUEÑO PROHIBIDO | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora