De nuevo, una visión de Lalisa tumbada sobre ella, con el pelo cayéndole a ambos lados del rostro, formando un dosel alrededor de sus cuerpos mientras se
Entregaba totalmente a ella, la asaltó.— Necesito algo… —a Lalisa le falló la voz.
Jennie se dio la vuelta para mirarla, con el cuerpo aún suplicándole que cediera a sus deseos.
Sería tan fácil rendirse ante ella… Pero no podía cometer ese error. Se negaba a usar a la rubia de ese modo. Como si… No, no iba a pensar en eso. Se negaba a pensar en eso.
— ¿Qué? —preguntó ella.
— Comida —contestó Lalisa—. Si no vas a utilizarme de forma apropiada, ¿te importaría si como algo?
La expresión avergonzada y teñida de desagrado que adoptó su rostro le indicó a Jennie que no le gustaba tener que pedir.
Entonces cayó en la cuenta de algo; si para ella esto resultaba extraño y difícil, ¿cómo demonios se sentiría ella después de haber sido arrancada de donde quiera que estuviese, para ser arrojada a su vida como si fuese cualquier cosa? Debía ser terrible.
— Por supuesto —le dijo mientras se ponía en movimiento para que la rubia la siguiera—. La cocina está aquí —la guió por el corto pasillo que llevaba a la parte trasera de la casa.
Abrió el refrigerador y se apartó para que ella echara un vistazo.
— ¿Qué te gustaría?
En lugar de meter la cabeza para buscar algo, se quedó a medio metro de
distancia.— ¿Ha quedado algo de pizza?
— ¿Pizza? —repitió Jennie asombrada. ¿Cómo sabría ella lo que era una pizza?
Lalisa se encogió de hombros.
— Me dio la impresión de que te gustaba mucho.
A Jennie le ardieron las mejillas mientras recordaba el tonto jueguecito al que se dedicaron mientras comían. Jisoo había hecho otro comentario acerca de reemplazar el sexo con la comida, y ella había fingido un orgasmo al saborear el
último trozo de pizza.— ¿Nos escuchaste? Con una expresión hermética, ella contestó en voz baja.
— la esclava sexual escucha todo lo que se dice en las proximidades del libro.
Si las mejillas le ardieran un poco más, acabarían explotando.
— No quedó nada —dijo rápidamente, desando meter la cabeza en el congelador para enfriársela—. Tengo un poco de pollo que me sobró de ayer, y también pasta.
— ¿Y vino?
Ella asintió con la cabeza.
— Está bien.
El tono despótico que utilizó Lalisa hizo estallar su furia. Era uno de esos tonillos usados por un típico Tarzán que en el fondo quería decir: Yo soy el macho, nena. Tráeme la comida. Y había conseguido que le hirviera la sangre.
— Mira, no soy tu cocinera. Como te pases conmigo te daré de comer los Wiskas del vecino.
Ella arqueó una ceja.
— ¿Wiskas?
— Olvídalo —aún irritada, sacó el pollo y lo preparó para meterlo en el microondas.
Lalisa se sentó a la mesa con ese aura de arrogancia que acababa con todas sus buenas intenciones. Deseando tener una lata de Wiskas, Jennie sirvió un poco de pasta en un plato.
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MI SUEÑO PROHIBIDO | JENLISA
FanfictionUna mujer deseada por hombres y mujeres, tan inteligente y hermosa que causa los celos de los dioses quienes la condenan a vagar eternamente. Anhelante de las caricias de aquélla que la invoque, para proporcionarle un placer exquisito y supremo. ...