Capítulo 25

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- Sí, Chu -le contestó Jennie por teléfono mientras se vestía para ir a trabajar-. Ya ha pasado una semana. Estoy bien.

- Pues no lo parece -replicó su mejor amiga, incrédula-. Tienes la voz temblorosa.

Y realmente aún no lo había superado del todo. Pero estaba bien, gracias a Lalisa y al hecho de no haber visto morir al tipo que le causó tanto terror.

Una vez la policía hubo acabado con los interrogatorios, Lisa la llevó a casa y ella había procurado no pensar demasiado en lo sucedido.

- De verdad. Estoy bien.

La guerrera entró en la habitación.

- Vas a llegar tarde. -Le quitó el teléfono de la mano y le ofreció una galleta-. Acaba de vestirte -le dijo, y comenzó a hablar con Jisoo.

Jennie frunció el ceño cuando Lisa salió de la habitación y ya no pudo escuchar la conversación. ¿Qué estaban planeando ahora?

Mientras se vestía, cayó en la cuenta de lo cómoda que se sentía junto a Lisa. Le encantaba tenerla a su alrededor, cuidarla y que ella la cuidara. La dinámica de su relación se había sentido maravillosa.

- Jen -le dijo, asomando la cabeza por la puerta-. Vas a llegar tarde.

Ella se rió y se puso los zapatos de tacón.

- Ya voy, ya voy.

Cuando atravesaron la puerta principal Jennie vio que ella no se había puesto
los zapatos.

- ¿No vas a venir hoy conmigo?

- ¿Me necesitas?

Ella dudó. En el fondo le encantaba almorzar junto a ella y bromear entre paciente y paciente. Pero claro, seguro que para ella sentarse por horas seguidas esperándola era muy aburrido.

- No.

Lisa le dio una sonrisa de lado, acaricio con mimo su mejilla y le dio un beso hambriento.

- Nos vemos en la noche, cariño.

Jennie suspiro saboreando su beso y asintió de mala gana, para después ir hacia su auto. Definitivamente amaba cuando las demostraciones espontáneas de la guerrera y más aún cuando la llamaba de forma cariñosa.

Era raro, pero durante años se dijo a si misma que no necesitaba nada de esas cursilerias y ahora, anhelaba cada instante con esa rubia imponente, sexy y arrebatadoramente protectora.

Al llegar a su consultorio, le pidió a su asistente que bajara a acompañarla desde el Lobby con la excusa de llevar demasiadas cosas. Ella aceptó sin protestar y también se extraño de no ver a "su novia", pero Jennie se invento una excusa y la chica la miro con cara de decepción. Al parecer no sería la única que extrañaria a Lisa ese día en el trabajo.

Fue uno de los días más largos de la historia. Jennie lo pasó sentada tras el escritorio, contando los segundos que faltaban para acompañar a sus pacientes hasta la puerta.

A las cinco en punto, prácticamente echó a su última paciente de la oficina, recogió
rápidamente todas sus cosas y se marchó a casa.

No tardó mucho en llegar. Frunció el ceño cuando vio a Jisoo, que la esperaba en el porche delantero.

- ¿Pasó algo? -le preguntó la morena al acercarse y su mejor amiga le sonrió.

- Nada importante. Pero te daré un consejo: por lo que más quieras, rompe la maldición. Lisa es un tesoro.

Jennie la miró aún más confundida mientras Jisoo se alejaba hacia su Jeep. Intrigada, abrió la puerta para entrar en casa.

- ¿Lisa? -la llamó.

MI SUEÑO PROHIBIDO | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora