Una buena mascota

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Hanabi esperaba a Hinata en el aeropuerto. En el auto, su hermana no le dirigía la palabra. Neji estaba conduciendo, ella miraba hacia la ventana, estaba consciente que en cualquier momento el avión saldría. Hanabi fue la primera en hablar.

—Entiendo que estes enojada, hermana. —comenzó.

—Por favor Hanabi, no sigas.

—Hanabi no ha hecho nada malo, Hinata. Todo el tiempo advertimos a Naruto, haber entregado la información que tuvimos sobre el Uchiha, solo fue para abrirle los ojos a Naruto. —dijo Neji.

—Naruto ya está demasiado mal. —ella los cortó de inmediato. —No es suficiente, ambos saben lo mucho que amaba a Sasuke. Y como le dolió lo que le sucedió...

—Actúas como si fuese nuestra culpa.

—En parte lo es. —Hinata nunca era acertiva, pero ahora lo era. —¿No creen que hartaron a Sasuke con todo esto? —ella le cuestionó. —Sasuke si intentó cambiar Hanabi, se desvivía por Naruto, tu no viste la manera en como lo procuraba, pero es natural que se hartara. Creo que cualquiera lo haría.

—No lo defiendas.  Todo estuvo planeado, y lo sabes Hinata. Seguro que Sasuke planeó meterse desde un inicio con Naruto....Mierda, se dedicaba a eso, meterse en esa empresa, era un prostituto, claro que sabía como actuar, como sacarle a la gente. Y terminó ganando ¿no?  Se quedó con todo el dinero, sin ninguna sola denuncia. Es más, Naruto terminó en problemas, con una orden de restricción, y si por alguna razón quisiese hacer algo. Lo han quemado públicamente. No puedes seguir defendiendo una relación que solo afectó a Naruto.

Sasuke se ha quedado con todo, Naruto está demasiado ciego para verlo, no hay manera de denunciar, y no puede volver a armar una empresa porque ha perdido toda credibilidad. No lo bajan de abusador. ¿Qué clase de vida le espera a Naruto? ¿acabar como todos los locos de Vietnam? —Neji le acusó. —Eres la mayor, tendrías que ser capaz de ver eso. Es increíble que Hanabi tenga más criterio que tú.

Hinata no dijo nada más. Hanabi pasó su mano por el hombro de su hermana, y se recargó en el asiento de en medio. Intento confortarla, ella tomó su brazo.

—Se que tu, también le tenías cariño y admiración a Sasuke, Hinata. Incluso yo lo hubiese hecho, pero después de lo que Naruto ha hecho por nosotros, no encontraba la manera de ayudarle. Por favor, Hinata. Cuenta con nosotros, dejemos todo esto atrás. Naruto siempre se ha levantado, cuenta con nosotros.

******

Sakura revisó los medicamentos que tendría que consumir ese día. Solo recordaba un poco la discusión con el Uchiha, y después la manera en como le había abandonado. Un poco por los medios y el escandalo todo lo que sucedió. Estaba a punto de hablar con el psiquiatra cuando Tsunade entró de golpe. Ella no quería ver a su maestra, y cuando está cerró la puerta detrás de ella se preparó para un sermón, bien merecido.

Tsunade le metió un tremendo golpe que la tumbó de la silla al suelo.

—Realmente eres tonta. —espetó Tsunade contra ella. —¿Cómo demonios se te ocurre dejar solo a un paciente psiquiatrico, para empezar? Y además esta tontería. ¿dices ser médico?  ¿Tienes los ovarios para lo que se necesita?

—Doctora.

—No quiero oír excusas, o algo que se le asemeje. O alguna estupidez tuya que sueles decir. —ella exclamó. —No culpo a Sasuke por lo que sucedió, nos la dejó barata por lo que Naruto le hizo, te culpo a ti por dejarle solo. ¿Sabes la cantidad de intentos de suicidio que ha tenido ese hombre? —ella cuestionó. —Y lo primero que haces, por unos comentarios que dijo con toda la verdad, te pones a llorar. Desde un inicio te dije, si no ibas a poder, que no aceptases el caso, lo hiciste y de todos modos. ¿Cómo terminaste? Metida hasta las narices, sin poder hacer nada, entorpeciendo todo. —ella dijo. —Ahora, solo tengo un montón de papeleo, un alta firmada por su hermano que ni siquiera conocemos y nada más que un policía advirtiéndonos  sobre una orden de restricción con Naruto. Todo porque eres incapaz de poner la cabeza antes que los sentimientos.

Alcohol, cocaína y otras adicciones (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora