Y así tenemos un nuevo comienzo

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Naruto miró divertido el teléfono de la bonita abogada que había ido a  verlo. A estas alturas estaba consciente de que Sasuke habría sido contratado y se encontraba con Orochimaru. Después de tanto estrés, parecía que finalmente podría encontrar algo que lograse inspirarlo.  Se supone que en unas horas debería de reunirse con su abuelo Jiraya para poder determinar la nueva propuesta de la empresa. 

No le iba a a venir nada mal un descanso.  Su teléfono vibró,  y revisó las notificaciones.

Naruto Uzumaki, le recordamos que debe asistir a su terapia.

Naruto suspiró, fastidiado. Tomó uno de los medicamentos del cajón  y tragó la pastilla de golpe. No sabía si era adicto pero gracias a eso se volvía relajado. Era como si no tuviese otra cosa en la cual pensar. Necesitaba  mantener ocupado constantemente o las pesadillas volverían, eso y su malditos ataques de agresividad.    Continuó esperando unos momentos más antes de regirse hacia  el otro edificio. Caminando distraído, pudo contemplar al nuevo miembro de la empresa. De vista, este se encontraba ordenando unos papeles de manera calmada.  Cabello negro, opaco.  Cara cansada y fastidiada, ojos vacíos e indiferentes, definitivamente no parecía alguien feliz en su empresa. Detuvo su movimiento, tentado a preguntarle cómo le iba o cómo se sentía, quizás solo un mero pretexto para acercarse a su abogada. Y se detuvo en seco ¿serían novios? ¿Cuál era la insistencia de ella por ayudarlo?  El más joven se volteó para verlo y Naruto se sonrojó al ser descubierto, y siguió con su camino. Decidió dejar fluir las cosas con naturalidad y no verse afectado.

Una vez que llegó al estacionamiento se subió a su auto. Era un poco tarde y no había ido a ejercitarse, y debía de hacerlo antes de ir con Jiraya, por lo que condujo hasta el gimnasio más cercano. En la entrada, lo saludaron con una sonrisa efusiva un apretó de manos. Se topó con Killer Bee, su compañero de boxeo.

—No es lo común que vengas a ejercitarse a esta hora.—comentó dandole un saludo de puños.

—Necesito liberarme un poco del estrés. —comentó, dirigiéndose a los vestidores. —en un momento te veo. ¿Estas disponible?

—Of course bro, you needed, you get it, necesito un poco de entrenamiento de verdad. —comentó, sacudiendo los puños.  Una vez que Naruto volvió se encontró con este sonriente, el rubio traía un antiguo traje japonés, que contrastaba con  el short y los tenis deportivos del otro.

Naruto practica un poco de estiramiento. Todos alrededor miran las cosas con eufórica, aman las peleas entre ellos dos. Diferentes estilos, diferente masa corporal. Pero ninguno de los dos se contiene, patadas, golpes. Killer Bee sabe que Naruto quiere cansarse,  liberar cada energía y furia que tiene dentro.  Los golpes continuan, no hay tregua.   Sabía que en esos momentos no estaba peleando contra Naruto, sino contra Kyubi, la segunda personalidad que Naruto desarrolló durante la guerra. Y Kyubi es despiadado, no da tregua, golpea a matar. Por eso Bee no se contiene,  logra golpearlo en el estómago, a pesar de su corpulencia es condenadamente rápido como para frenar a Naruto.

Cuando vio que Naruto estaba más tranquilo, en el suelo. De rodillas, no por los golpes, si no porque finalmente había agotado su energía. Ambos estaban igual

—awesome. —elogió. Examinándolo.  Por si tendría que defenderse un poco más.

—Gracias. Lo necesitaba. —Naruto se puso de pido y le tendió la mano a Bee,  salieron del cuadrante de boxeo. Naruto se sobó un poco, ahora tiene un golpe en el estomago, pese a todo no pudieron darle un golpe en cara. Su compañero no tuvo la misma suerte.

——¿has estado yendo a terapia? —preguntó Bee, casual—porque no pareciera.

——no he ido en un tiempo. —comentó con sinceridad. —no se como seguir haciéndolo.

Alcohol, cocaína y otras adicciones (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora