Primeras impresiones

458 47 16
                                    



El reloj marcaba las cuatro de la mañana,  y él ya se encontraba despierto, no es que pudiese dormir mucho. A decir verdad casi nunca lo hacía, aun con secuelas después de lo ocurrido durante la guerra. Sin embargo, era un poco más tranquilo.  La luz de la luna entraba ampliamente por la habitación,  haciendo que su cabello rojo brillase aún más. Movió los pies un poco antes de dirigirse hacia la cocina y prepararía un poco de te negro. Recibiría mensajes de Temari constantemente, preguntándole cómo se sentía, aunque esos mensajes eran quizás un poco acertantes. Era más un. Naruto está que se lo lleva el diablo, espero que tú no.

Tendría que ver a su amigo. Estaba consciente de la relación tan tensa en esos momentos con  las otras administraciones después de la junta sobre propuestas. Todo eso siempre por la obsesión de ayudar a la personas. La vida sería más sencilla si tan solo fuese un rico avaro deseoso de excesos, como era la mayoría de los demás.

Revisando  las notificaciones del teléfono. Sabía que Danzo había iniciado con su jugada. Empezando  personalmente a realizar pequeños eventos o fundaciones en los cuales se concretaría en recaudar dinero y con eso repartirlo en pequeñas escuelas.  Con el fin de incentivar pequeños programas de apoyo.

La jugada más grande en estos momentos era crear una ciudad orfanato. Ya tenía los planos gracias  a un arquitecto.  Ahora solo faltaba el terreno y maestros. Quizás la obra era lo más ambicioso en lo que había trabajado. Ciudad recreación.

Y a él le había llegado una solicitud de reunión. Tendría que verlo.

Y una parte de él era como si hubiese traicionado a Naruto, pero tendría que hacerlo. Era una competencia, pero no era justo, él deseaba que Naruto ganara. Y de alguna u otra forma, trataba de brindarle más apoyo del común. Su rubio amigo siempre era la solución a todo, él lo había salvado, pero en ocasiones se  preguntaba. ¿Quién lo salvaría a él. Trataría de inclinar la balanza hacia el presidente rubio.

Comenzó a prepararse. Iría con su hermano por la mañana a revisar las plantaciones de especias y canela, quizás haría un poco más por tratar de apoyarlo con  las huertas, propiedades de su padre. Después de todo, eran bastante adinerados, la tierra que poseían no era la más fértil, sin embargo, debido a los buenos sistemas de colección que logró introducir, su aporte era bueno. 

—Kankuro. Ya es tarde. —regañó a su hermano mayor, cuando lo  divisó llegar por el exterior. — Tenemos una larga lista de pendientes.

—¡ah! ¡Gaara! Tu no, por favor. Ya me siento libre sin Temari a mi alrededor. -Gaara rodó los ojos.  El extrañaba un poco a su hermana, aunque se pasase golpeándolos. —no por mucho madrugar amanece más temprano. No hay nada abierto a esta hora. Son 4:25 de la mañana.

El hombre ignoró por completo los berrinches de su hermano y le entregó  la tableta para que revisara la información.

—Extraño los papeles. —dijo a modo de puchero. —no me acostumbro a odio así. Quiero un poco más de manualidades.  Algo más artesanal. —se quejó mientras trataba de trabajar en  la tablet. —maldito Apple.

—Vámonos.

Ambos subieron al auto. Gaara manejaría, para su gusto su hermano mayor se encontraba demasiado perezoso, bueno. No es que Kankuro tuviese esa actitud siempre,  quizás solo porque odiaba levantarse temprano, en cuanto llegasen las seis de la mañana el hombre entraría en completa actividad. A diferencia del otro holgazán que verían, el mejor amigo de Naruto. Todo lo contrario a su amigo rubio hiperactivo. Shikamaru, cabello negro, algo.  Y con cero energía.

Se encontraba con su esposa, su hermana. La cual no dejaba de regañarlo. Les dio un poco de lastima, el hecho de verlo.

—¿Cómo pinta todo? —preguntó Shikamaru tallándose la cien, bostezando. —

Alcohol, cocaína y otras adicciones (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora