11 - Placeres y secretos

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Naito se hallaba sentado en el borde de la cama, tenía el torso sudado y respiraba agitadamente. Solo una sábana le cubría de la cintura hacia abajo, impidiendo ver su fuerte cuerpo totalmente desnudo. Unas delicadas manos, con largas uñas pintadas de rojo intenso lo abrazaron por detrás y comenzaron a acariciar lentamente su pecho. Esha apoyó su barbilla en el hombro de Naito y suspiró satisfecha, cerró los ojos por un instante y luego acercó sus labios su oreja y lo besó con suavidad. Sonrió y luego soltó una risita divertida que provocó que el príncipe se soltara con rudeza.

—¿Qué es lo que te tiene tan molesto? —preguntó Esha aún riendo mientras se dejaba caer en la cama con pereza.

—No estoy molesto —soltó Naito por toda respuesta acostándose a su lado y mirando al techo con aire distante.

—Solo me dejas hacer contigo lo que quiero cuando estas molesto —tomó su pipa de una mesita cercana y la encendió— Llevamos haciendo esto lo suficiente como para no saber cuando estás enojado, o tienes algo más en la cabeza.

—Tengo mucho en que pensar

—¿En serio? ¿Tienes en la cabeza espacio para algo más que mujeres y placer?

Esha sopló humo en la cara del príncipe y sin previo aviso se subió sobre él, sentándose sobre su pelvis de manera sensual. Sonrió con malicia mientras Naito la agarraba por la cintura con ambas manos con fuerza, provocando que ella soltara un gemido involuntario.

—¿Continuamos entonces? —preguntó Esha con voz melosa mientras pasaba la lengua por sus labios de manera lasciva

—No estanoche, ya te dije que tengo muchas cosas en la cabeza

Esha se acostó a su lado bocabajo decepcionada, tratando de descifrar la cara de Naito, su mente parecía hallarse en otro sitio. Jamás había visto esta expresión de seriedad en su cara, era un hombre para el que solo las trivialidades eran importantes. No era capaz ni de tomar en serio la guerra, su actitud egoísta y burlona a veces lo hacía lucir infantil y despreocupado. Así que verlo tan concentrado en la decoración del techo se sentía demasiado extraño.

—¿Cuándo tienes que irte?

—¿A la frontera? —preguntó Naito sorprendido

—No, al lago de Devalekha —dijo esa con ironía— claro que a la frontera.

—No pienso que pronto. Mi padre ordenó que me quedara hasta que mi hermano se case, algo que no pienso que pase en un futuro cercano. Él sigue rechazando candidatas una tras otra —comenzó a acariciar la espalda de Esha con suavidad, mientras ella cerraba los ojos disfrutando la mano que se deslizaba lentamente por su piel— Así que pienso disfrutar el tiempo que este por aquí. No entiendo como mi hermano puede querer cambiar todo esto por estar en el campo de batalla.

—Sabes que él no se parece en nada a ti, tú eres el hermano apuesto y divertido.

—Por eso eres la única persona que extraño cada vez que estoy allá, bueno a ti y al delicioso vino que traen de Jalbala.

—¿Me extrañas a mi o a mi cuerpo?

—Es lo mismo —respondió Naito sin delicadeza alguna.

—Eso pensé, entonces deberías aprovecharme, quizás vuelvas a la batalla antes de lo que piensas.

Esha se levantó de la cama con evidente molestia, quitando las sábanas que cubrían su cuerpo que ahora se hallaba completamente desnudo, mostrando todas sus curvas en total esplendor. Naito se levantó a gran velocidad, la agarró por el brazo y con rudeza la estrechó en un fuerte abrazo, tal vez tratando de disculparse por lo insensible de sus palabras. Ella cerró los ojos y respiró profundo.

"Este es mi trabajo, a lo que me dedico, no debería molestarme que me lo recuerden todo el tiempo, que solo soy una herramienta de placer" pensó mientras se soltaba. Tomo una bata de satín verde del suelo y se la puso sin cerrarla, por lo que aún gran parte de su desnudez era visible. Caminó hacia la ventana por donde se podía ver la oscuridad de la noche y sirvió dos vasos de vino, tomó uno y se sentó en el borde.

—Ella fue enviada a la casa de visitas ¿cierto? —pregunto Naito sorprediéndola con el brusco cambio de conversación mientras comenzaba a vestirse— Esta vez mi hermano fue aún más lejos en su juego del rechazo ¿Acaso la va a dejar allí hasta que finalmente la envíe de regreso a su país mañana? Si está buscando humillar a Jensgerdh, lo está logrando sin esforzarse mucho. Aunque la pobre chica no tiene la culpa, no debería ser castigada por él de esta manera.

—¿Asi que era eso lo que te tenía con la cabeza en las nubes? —rió Esha divertida— Para tu información no fue tu hermano quien la envió a la casa de visitas, fue el emperador —Naito la miró curioso— ¿Y desde cuando te interesan las candidatas a casarse con tu hermano? O debería decir "la" candidata, que dentro de tres días será su esposa —esta vez fue Naito el sorprendido.

—¿Entonces la escogió? —preguntó casi golpeando el vaso de vino que recién acababa de tomar en la mesa— ¿Pero por qué tan rápido?

—No lo sé,según ella, Seiken ni siquiera la vió —tomó un sorbo de vino saboreando laexpresión de confusión en la cara de Naito— Lo que no le impidió a tu hermanoir a ver al emperador y apelar a la tradición del tercer día —se terminó elresto del contenido de un trago y con una expresión de satisfacción en surostro añadió— Es imposible saber lo que pasa por la cabeza de tu hermano. Alparecer sus gustos son más retorcidos de lo que pensé, nunca ha tocado ningunade mis cortesanas. Aparentemente no eran lo suficientemente ¿Cómo decirlo? —hizouna pausa como si buscara las palabras correctas— jóvenes o salvajes para él. Alparecer tiene gustos extremos, la dama sol es la única que ha podido acercarselo suficiente y eso que ella misma es inalcanzable para ningún hombre que nopueda vencerla en un combate —lanzó una mirada de malicia y sonrió disfrutandocomo la respiración del príncipe se aceleraba— ¿Entonces me dirás cúal es tusúbito interés por la casi nueva princesa?

—Ninguno, solo es que la conocí hoy y ella es... diferente.

Esha abrió la boca asombrada, esto no se lo esperaba. Cerró su bata recuperando la compostura mientras se servía otro vaso de vino.

—¿Diferente? ¿Diferente cómo? —preguntó alzando una ceja.

—No es como nosotros, no pertenece aquí.

—Sé a lo que te refieres —dijo con seriedad mientras miraba el contenido de su vaso de forma sombría— parece una diosa de las leyendas antiguas. Alguien que aún no ha sido tocada por los sentimientos negativos que invaden este lugar, destruyendo a cada uno de sus moradores, convirtiéndolos en demonios adictos al deseo, la lujuria, la ambición, el poder y la destrucción —dio un largo suspiro— Pronto ese aire de pureza desaparecerá y ella vendrá a reunirse con los simples mortales.

—Mi hermano es un hipócrita, siempre ha defendido sus altos conceptos morales, y se va a casar con una niña.

—Tampoco creo que le hayan puesto una espada en la garganta a ella para que viniera. No parecía muy feliz por la situación, pero tampoco parecía desagradarle —Naito le lanzó una mirada asesina al oír este comentario— ¿Acaso no tengo razón? La enviaron por un motivo, una alianza necesaria para ambos lados.

—Un intercambio comercial completado. Hay que felicitar a mi padre, siempre logra lo que quiere, hasta de mi obstinado y salvaje hermano —puso el vaso en la mesa y se acercó a Esha por detrás, retiró el cabello de su cuello y acercó su nariz disfrutando del suave perfume— Por ahora olvidemos a mi padre, a mi hermano y todo lo demás...

Ella disfrutaba de la respiración en su piel cuandosintió un ruido, como si hubiera alguien más en la habitación aparte de ellos.Apartó a Naito que parecía haber escuchado lo mismo y llevando un dedo a suslabios en señal de silencio, caminó hacia la puerta que se hallaba entreabierta.No vió a nadie, pero aún así le hizo un gesto para que permaneciera en dondeestaba. Salió de la habitación en silencio, mirando los pasillos con sigilo alcaminar.











El Dios de las espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora