El joven comenzó a subir las escaleras del palacio imperial, no era la primera vez que venía. Había tenido problemas para llegar, al parecer había algún tipo de desfile en marcha que había entorpecido su camino. La magnificencia de este lugar no le provocaba ningún sentimiento especial, lo único que podía brindar emoción a su vida era el estudio y la investigación, era todo lo que le importaba. Luego de mostrar el permiso que permitía su entrada, siguió adelante caminando con aire distraído.
Cargaba un enorme bolso lleno de pergaminos, libros, mapas y en sus manos también llevaba unos cuantos papeles más. Revisaba unos apuntes que había hecho de último minuto sin prestar atención al caminar cuando tropezó con alguien. Pidió disculpas torpemente sin ver de quién se trataba y comenzó a recoger todos los pergaminos que ahora se hallaban en el suelo. Alzo la vista de repente y se tropezó con la mirada sorprendida de Esha, además de su atrevido vestido y sus bellas curvas. Sonrojándose intensamente se levantó mientras su mirada caía directamente en el atrevido escote de su pecho que parecía que estallaría en cualquier momento por lo apretado que se veía.
—Disculpe señorita, no estaba mirando por donde iba...—volvió a disculparse con una corta reverencia, alzando la vista con rapidez por temor a ser irrespetuoso mientras las doncellas que acompañaban a Esha soltaban risitas.
—¿Señorita? —rio Esha sonoramente— es el cumplido más respetuoso que podrías decirle a una cortesana —acerco su cara a la del joven que se sonrojó aún más— Luces como el aprendiz de algún sabio
—Soy el representante del sabio del pueblo de Ghura
—Ghura ¿Eh? No sabía que había sabios en un pueblo tan pequeño y alejado —dijo Esha con suave voz mirando hacia los pergaminos regados en el suelo de manera disimulada.
—La sabiduría y los estudios no entienden de distancias
—Deben confiar bastante en ti y tus estudios para permitir que te dirijas a los sabios – añadió mientras seguía mirando de reojo algunos pergaminos que aún quedaban en el suelo y algo pareció llamar su atención.
—No es mi investigación, pertenece a estudiosos que persiguieron la verdad incluso a costa de sus propias vidas. Yo apenas soy un emisario, alguien que está haciendo una pequeña contribución —la seriedad y determinación en la voz de este joven eran totalmente impresionantes
—Bueno, si te vas a quedar unos días, estás invitado a la casa de visitas —añadió Esha con una sonrisa pícara, mientras se alejaba— Me gustas, no luces como los típicos sabios, te faltan las canas y la barba...
El joven terminó de recoger de todo y encontró un abanico rojo entre sus pertenencias, de seguro era de la cortesana que acababa de conocer. Probablemente, se le había caído al tropezar con él, la busco con la mirada sin éxito, no podía seguir perdiendo tiempo, así que simplemente siguió su camino hacia el pabellón de los sabios. Hoy era el día, el único día del año en el que los sabios recibían a estudiosos de otros pueblos y aldeas para escuchar acerca de sus descubrimientos. No podía darse el lujo de perder esta oportunidad, no otra vez.
Entro al pabellón de los sabios, era un lugar totalmente opuesto a los lujos del palacio, sencillo y hasta humilde podría decirse. A su derecha había un pasillo que llevaba a la inmensa biblioteca, la más grande de Tsubekami, a la que solo tenían acceso los sabios del palacio y los miembros de la familia real. Muchas de las respuestas que buscaba podrían estar allí, suspiro y siguió su camino hacia el salón principal, donde ya alguien exponía sus descubrimientos en lo alto de un podio. A la derecha se hallaban sentados los sabios y a la izquierda publico en general, normalmente personas de alto rango del palacio o del país, que estaban invitados a participar solo en este día del año.
Subió al podio, ya era su turno. No estaba nervioso, saco un gran mapa y lo extendió tras a él, poniéndolo en una zona bien visible para los presentes. Hizo una reverencia de respeto a los sabios y otra al público presente.
—Me presento como Ishio, representante electo y reconocido por el sabio designado del pueblo de Ghura para hablar en su lugar. Pido permiso a los sabios para comenzar.
—Permiso concedido —dijo una voz entre los sabios— puede comenzar
—La investigación que les presento a continuación ha sido llevada a cabo por cinco generaciones de sabios del pueblo de Ghura que han viajado por diferentes lugares del continente de incógnito reuniendo información acerca del gran libro de Tsukuhane —hubo un súbito murmullo que se extendió por toda la sala. Ishio sonrió satisfecho, sabía que ya una vez empezada su exposición no podían bajarlo del podio ni interrumpirlo, aunque el tema del que hablara fuera un tabú. Eran las reglas impuestas por los propios sabios como máxima señal de respeto a los exponentes. Normalmente, nadie se atrevería a hablar de un tema prohibido en el palacio y menos aún frente a los sabios. Esto podría ser tomado como algo deshonroso que incluso podría llevarlo a perder la oportunidad de llegar a convertirse en un sabio del palacio. Pero él era diferente, muy diferente. Iba a disfrutar demasiado esta exposición, así que continuó hablando, ignorando de forma abierta la incomodidad que estaba provocando:
"Como todos conocemos, gran parte de las leyendas y la historia del continente procede de allí, aunque nunca nadie ha visto el original. Solo conocemos parte de su contenido que fue copiado por un escritor anónimo y guardado en varios países, conformando parte de su cultura y tradiciones, sin confirmar si de hecho es real o solo son historias perdidas en el tiempo. Usando parte de estos fragmentos se pudo elaborar una posible ruta del viaje que realizo el libro y recuperar la mayoría de lo que se consideran las partes más verídicas, conformando el libro más parecido al original al que alguien haya podido tener acceso jamás" —sacó de su bolsa un grueso y pesado libro que provoco un murmullo aún más fuerte entre los presentes. Incluso algunos de los sabios se pararon de sus asientos. Uno se acercó al podio y el joven le entrego el libro de manera solemne mientras continuaba la exposición:
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El Dios de las espadas
FantasyEn un mundo donde los dioses una vez caminaron junto a los humanos incluso sacrificando más que su inmortalidad. Tierras lejanas donde la magia es algo casi extinto que solo unos pocos elegidos pueden usar y las bestias míticas que antiguamente goza...