El sabio seguía sin poder articular palabra alguna, movió la boca varias veces, pero no salía sonido alguno de ella. Al parecer no estaba acostumbrado a ser tratado de semejante manera, sin respeto, atacado sin piedad. Al quedarse sin argumentos, simplemente aclaro su garganta y empujo el libro hacia Ishio.
—Me temo que no puedo ayudarlo joven, y no creo que haya en el reino alguien que pueda hacerlo, así que lo invito a retirarse con amabilidad —sentenció Ogata con voz arisca.
—En eso se equivoca, quien me ofreció la carta de recomendación, me financiará y me dará todo lo que necesite para continuar mi investigación, tengo todo lo que necesito desde antes de venir aquí —dijo el joven mientras sonreía de forma triunfal
—¿Peroentonces por qué exponer todo eso si ya tenía un protector? —preguntó el sabiototalmente atónito ante tal declaración
—Fue una de las condiciones que puse para aceptar la financiación —explicó de manera simple mientras tomaba el libro y acariciaba su portada con malicia— Verá, yo no pedí ayuda a nadie. Vinieron a solicitar la mía, así que fui yo quien puso las condiciones. Quería hacer público el sacrificio que hicieron todos mis antepasados para que yo pudiera estar aquí hoy, no iba a permitir que siguieran en las sombras, opacados por personas como ustedes que ni siquiera merecen el suelo que pisan, agradeciendo al emperador por permitirles investigar en vez de hacer valer sus estudios más que sus vidas. Esta es una verdad que todos debían conocer —y con una sonrisa de satisfacción añadió— Ha sido un gran honor conocerlo Gran maestro de los sabios, Ogata
—¿Co... como...? —balbuceó el anciano sorprendido al ver que Ishio conocía su rango en el palacio.
—No debe subestimarme —sonrió Ishio con voz gélida— usted no sabe nada de mí, pero yo sé todo acerca de ustedes. Mis estudios no se limitan solo al libro de Tsukuhane y no tiene que acompañarme, sé donde está la salida —finalizo mientras se retiraba y dejaba al sabio sin palabras.
En la puerta de entrada al pabellón de los sabios lo esperaba alguien sonriendo de manera divertida.
—Esa ha sido la mejor exposición que he escuchado en mi vida y créeme que viviendo aquí he escuchado muchas —Kudume aplaudió mientras Ishio salía
—¿Le prestaste atención a la exposición o simplemente disfrutaste más el hecho de ver a los sabios nerviosos? —preguntó Ishio mientras alzaba una ceja
—¿Nerviosos? —preguntó Kudume mientras soltaba una carcajada— Estaban muertos de miedo. Debiste ver sus caras cuando hablaste del libro de Tsukuhane, pensé que alguno caería muerto de un ataque al corazón.
—¿Sabes que esto va a ser informado directamente al emperador? ¿Cierto? —preguntó Ishio con voz seria
—Era parte del trato, yo cumplí con mi parte y tú con la tuya — dijo Kudume mientras le extendía una carta con el sello del primer príncipe— con esto podrás entrar a cualquier país como enviado diplomático especial. No uses tu nombre, cámbialo según el país en el que estés y mantente con un perfil bajo. Recuerda que ahora estarás por tu cuenta.
—Te mantendré al tanto de mis descubrimientos —dijo mientras le entregaba un pergamino a Kudume— esto es lo que necesito de la biblioteca imperial
—Tal y como me gusta sin rodeos, mis subordinados sabrán donde encontrarte y te dirán si necesito que investigues algo más para el príncipe.
—Sí, sé que ellos serán mi sombra, no se me ocurriría nunca revelar mi benefactor —la voz de Ishio sonaba como si se hubiese ofendido al darse cuenta de que no era una persona de confianza para Kudume
—Lo sé, pero las precauciones nunca están de más —añadió Kudume con sarcasmo mientras entornaba los ojos en dirección al joven
—Tranquilo —dijo Ishio mientras soltaba un largo e irritado suspiro— nunca traicionaría mis estudios ni a la persona que cumplió mi ferviente deseo y la voluntad que herede de mis ancestros. Estaré en deuda de por vida contigo y con el príncipe heredero —hizo una profunda reverencia en agradecimiento y luego se retiró.
—Espero que así sea —casi murmuró Kudume mientras veía al joven desaparecer en la distancia.
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El Dios de las espadas
FantasíaEn un mundo donde los dioses una vez caminaron junto a los humanos incluso sacrificando más que su inmortalidad. Tierras lejanas donde la magia es algo casi extinto que solo unos pocos elegidos pueden usar y las bestias míticas que antiguamente goza...