Eɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ ᴛᴏ ᴍᴇᴇᴛ ʏᴏᴜ [Eʟ Mᴀʀɪᴀɴᴀ] ✓

𝟸𝟶. 𝙼𝚎 𝚌𝚊𝚎𝚜 𝚖𝚊𝚕, 𝚖𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚊𝚜

ANNALISE' S POV.

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Mi cita con Osvaldo había resultado mejor de lo que espere.

Había rentado todo el Arcade para nosotros solos. Que si bien fue algo que le dije que no había sido necesario rentar todo para nosotros solos, él insistió en que lo valía completamente.

Jugamos en las máquinas de apostar, jugamos billar, a las máquinas de carreras, jugamos todos los videojuegos habidos y por haber. Nos la pasamos en grande.

E incluso hicimos una competencia de quien ganaba más tickets y obviamente gane yo, fue mi doggy toda la noche.

Incluso se había indignado y echo berrinche sobre que había hecho trampa en los juegos porque junté muchos más tickets que él. No era mi culpa ser tan buena en los juegos de azar.

No solo jugamos, también les había pagado a los del Arcade para que nos trajeran la cena, sin duda fue una noche espectacular.

Ninguno de mis novios habían hecho cosas tan bonitas para mí.

Osvaldo me había tratado como nadie lo había hecho, no dejaba de hacerme cumplidos y hacerme sentir bien, bonita y suficiente.

Había tenido dos novios anteriormente y ninguno de los dos me había llegado a sentir al menos un poco de lo que Osvaldo me estaba haciendo sentir.

Las horas de renta para el Arcade se habían acabado y nuestra cita había llegado a su fin. Habríamos ido a algún otro lugar a pasar el rato, pero sinceramente me sentía un tanto agotada. Tendríamos la salida en otra ocasión.

Osvaldo me había traído a casa, apenas estaciono el auto frente a la acera de la casa de Ari y Juan.

Ambos nos quedamos sobre el auto.

—Me encanto todo. — Dije con una sonrisa.

—Me alegro de que te haya gustado. Ese era el punto. — dijo, volteándose hacia mí.

—Fue tan genial. — Conté emocionada. — Pero no era necesario rentar todo eso para nosotros solos.

—Claro que era necesario, mereces eso y más. — dijo con una sonrisa.

—Nos las habríamos pasado bien con la demás gente.

—No, nos hubieran dejado tranquilos, además quería que fuera algo más íntimo, que te sintieras en completa libertad de hacer y expresarse como gustes.

—En eso tienes razón, me encanto la cita, nunca había ido a un Arcade y menos de cita con alguien.

—Me alegra ser el primero, eso me hace superior a los demás. — dijo con orgullo.

Y yo reí por su comentario.

—Siéntete afortunado en ser el primero en algo de mi vida. — Hable, siguiéndole la burla.

—Qué privilegios. — Comento orgulloso.

—Aunque eso no quita, me la pelaste en todos los juegos. — agregué con burla.

—Nah, porque eres una pinche tramposa. — Se quejó.

—Tú eres un niño que no sabe perder. — ataqué con una sonrisa de victoria.

—Es que te deje ganar, porque estás chiquita.

—Madres. Admite que fuiste mi doggy. — le apunté con el dedo.

—¿Y yo como ibas a saber que eres estúpidamente buena en la ruleta? — preguntó indignado.

—Ni siquiera yo sabía cómo se jugaba. — conteste riendo.