Eɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ ᴛᴏ ᴍᴇᴇᴛ ʏᴏᴜ [Eʟ Mᴀʀɪᴀɴᴀ] ✓

𝟹𝟽. 𝙴𝚜𝚌𝚞𝚌𝚑𝚊𝚛 𝚌𝚘𝚗𝚟𝚎𝚛𝚜𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚊𝚓𝚎𝚗𝚊𝚜 𝚖𝚒 𝚙𝚊𝚜𝚒𝚘́𝚗

ANNALISE'S POV.

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El vuelo había sido bastante pesado, nunca había durado tanto tiempo en un avión.

Diría que iba incómoda, pero era todo lo contrario. No tenía idea que los vuelos que Osvaldo había comprado eran en primera clase.

Cuando me di cuenta a dónde nos llevaban me negué a ir con él, pero los asientos ya estaban comprados y, ya que se podía hacer.

Ya casi todos se encontraban en Madrid, a excepción de Roier, que teníamos entendido que si vendría, pero, la velada era pasado mañana y aún seguía en México.

Todos los demás habían llegado esta semana y al parecer todos se estaban quedando en la casa Madrid con Spreen, a excepción de Rivers y todo el equipo que traía con ella, el equipo que grababa su documental, Ronnie, Producción, Gaby y Samy se estaban quedando en un hotel no muy lejos de la mansión.

El viaje duró casi 10 horas, que 8 de ellas me la pasé dormida, las otras dos estuve leyendo Harry Potter y el cáliz de fuego. A mi lado Osvaldo se la paso con los audífonos puestos todo el viaje.

Ya estábamos a punto de llegar a la mansión, habíamos pedido un Uber. Osvaldo había hablado con Spreen por teléfono y le dijo que justo ahí estaban casi todos y los demás venían en camino.

En cuanto llegamos había demasiados guardias en la entrada, al vernos nos identificaron al instante y nos dejaron entrar. Había personal que nos ayudó a subir las maletas.

—Se nos informó que la habitación que tomarán ustedes es la que tercera puerta a la derecha, en el piso de arriba. — Nos comunicó la mucama, con su típico acento español. Llevaba puesto su uniforme negro.

—Gracias. — Hablamos Osvaldo y yo al unísono.

La señora se fue escaleras arriba, con nuestras cosas. Iríamos tras de ella, pero primero queríamos saludar a nuestros amigos.

—¡Ya llegamos, hijos de puta! — Grito Osvaldo en cuanto entramos a la mansión.

Era una casa demasiado grande, estúpidamente enorme, como de esas que salen en las películas en las que vive la gente millonaria. Las paredes y pisos estaban hechos con un muy bonito mármol color crema, todo perfectamente limpio sin rastro alguno o había mucha iluminación

Tenía una hermosa entrada, todo bastante iluminado y se veían las escaleras que iban rumbo para el segundo piso. Se escuchaban muchas voces al fondo, así que decidimos ir hacia donde provenían.

—¡Pelotudo de mierda! — Grito Carre, haciéndonos saber que estaban en el cuarto que estaba al fondo.

Caminamos de donde vino el grito, con una enorme emoción y felicidad por ver a nuestros amigos después de tanto.

Entramos a lo que al parecer era la cocina, estaban todos sentados en la mesa y a todos me refiero a Ari, Juan, Ama, Filis, Aldo, Peli, Quackity, Victoria, Spreen, Carre, Lit Killah y Komanche.

Todos al vernos empezaron a hacer escándalo.

—Llegaron los monos. — Nos llamó Spreen, al vernos entrar.

—¿Me extrañaron los argentinos.? — Preguntó Osvaldo para después darle un gran abrazo a carre.

—No, Mexicano de mierda. — Respondió Spreen.

—Chinga tu madre, pinche racista. — Defendió Osvaldo.

—¡llegaron los enamorados! — Gritó Victoria, mientras aplaudía.