𝟹𝟷. 𝙻𝚘𝚜 𝚙𝚘𝚜𝚝𝚎𝚛𝚜 𝚊𝚌𝚘𝚜𝚊𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚂𝚝𝚢𝚕𝚎𝚜

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ANNALISE'S POV.

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Hacía exactamente 10 minutos que nuestro avión había llegado a Guadalajara estábamos saliendo del aeropuerto para tomar un taxi para que nos llevara a mi casa.

El vuelo no había sido nada largo, tan solo una hora de vuelo, por lo cual habíamos llegado muy temprano y la cita con el abogado sería hasta más tarde.

Así que le propuse que fuéramos a dejar las maletas a mi casa y después salgamos a dar una vuelta o a comer hasta que se llegara la hora.

Osvaldo insistió que mejor rentáramos un hotel, pero yo le comenté que no había necesidad, mi casa era demasiado grande y además. Si todo salía bien, mañana en la tarde nos iríamos De vuelta a Monterrey, en caso de que el papeleo se extendiera, nos tendríamos que quedar un poco más.

Si al inicio me sentí muy mal al volver a esta ciudad, desde que mamá se fue que no volvía a poner un pie en esta ciudad, pero al tener a Osvaldo conmigo me estaba haciendo sentir más segura.

Salíamos del aeropuerto tomados de la mano, había gente viéndonos así, pero la verdad ya no nos importaba que nos vieran con la mano enlazada, la gente podía especular lo que quisieran, nosotros no íbamos a desmentir ni confirmar nada.

Tomamos un taxi y le di la dirección de mi casa para que nos llevara allá y dejar las maletas.

Una vez llegamos a casa, nos quedamos de pie en la entrada.

—¿Esta es tu casa? – Pregunto, asombrado al ver la gran casa.

Si, mi casa era demasiado grande, era de dos pisos, un enorme jardín delantero que antes tenía flores y ahora estaba vacío, en el jardín había una piscina. La casa era demasiado grande.

—Esta es mi humilde casita. — Dije abriendo la puerta. — Bueno, pronto dejará de serlo.

—No, me imaginé que sería tan grande.

—¿Por qué crees que la esposa de mi papá quiere esta casa?

Después entramos a la gran casa, no se había estado quedando sola, ya que una señora venía a ayudarme a limpiar la casa, la misma señora que siempre había venido a ayudar a mamá a limpiar.

Así que, por lo tanto, la casa estaba limpia y nada abandonada, puesto que también venía el jardinero a podar el césped y cuidar los rosales y plantas que tanto le gustaban a mi mamá.

—Bienvenido a la residencia Alonso, señorito Palacios. — Le dije, dándole entrada al enorme recibidor.

—Muchas gracias por la bienvenida, señorita Alonso, ¿Algún regalo para el recién llegado? – Me siguió el juego.

—Claro, su regalo es que lo guíe a lo que será su recámara por esta grandiosa noche. — Dije tomando su maleta.

—Mami, se supone que la que debe de subir tu maleta a tu recámara soy yo. — Se quejó, caminando de tras de mí para intentar quitarme su equipaje.

—Déjame subir tus cosas, princeso. — Ordené, subiendo las escaleras con una maleta en cada mano. — ¿O acaso dañó tu masculinidad?

—No, para nada mami. — Él subía las escaleras detrás de mí. — Está bien, no me quejo.

Subimos las escaleras para llegar hacia las habitaciones, al lado derecho estaban todas las habitaciones de huéspedes mi cuarto de juegos cuando era niña y la habitación donde anteriormente estaba mi set up. Al lado izquierdo estaba la habitación de mi mamá y la mía, una al lado de la otra.

Eɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ ᴛᴏ ᴍᴇᴇᴛ ʏᴏᴜ [Eʟ Mᴀʀɪᴀɴᴀ] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora