CAPÍTULO 1 | Momento de volver

529 37 2
                                    

La noche estaba silenciosa, en los alrededores todo estaba oscuro a excepción del castillo ya que la luna llena iluminaba cada rincón de esta, con un resplandor plateado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La noche estaba silenciosa, en los alrededores todo estaba oscuro a excepción del castillo ya que la luna llena iluminaba cada rincón de esta, con un resplandor plateado.

Me encuentro parada frente al imponente castillo que se erguía majestuoso, con torres puntiagudas y almenas que se recortaban contra el cielo, otorgándole un aire de antigüedad y sabiduría. Las gárgolas que adornaban sus tejados parecían cobrar vida en la luz de la luna, mientras que las ventanas iluminadas brillaban como estrellas en la noche.

Los terrenos de Hogwarts eran realmente impresionantes. La atmósfera estaba cargada con la energía de la magia.

Era la misma energía que amaba sentir años atrás, una sensación de melancolía se apodero de mí.

Camino lentamente hasta llegar frente de las grandes y majestuosas puertas del castillo, mientras recordaba lo feliz que me hacía visitar a Albus Dumbledore en las vacaciones, recordaba los paseos a media noche o sus largos y extensos partidos de ajedrez mágicos que podían durar horas.

Solté una carcajada al recordar a un Albus totalmente rojo de la furia, porque que era la cuarta vez consecutiva que le ganaba en ajedrez mágico. A pesar de que Albus era un hombre sabio y habilidades excepcionales, rara vez mostraba emociones negativas pero esa noche fue todo lo contrario.

Con una sonrisa en mi rostro, despeje de mi mente los recuerdos y procedí abrir.

Al cruzar las puertas de madera tallada, no había alumnos ya que eran vacaciones, pero aun así se sentía como la magia fluía libremente por el lugar.

Luego de unos minutos caminando por los pasillos, finalmente llegue a la torre donde se encontraba la oficina de Dumbledore.

Nada había cambiado, todo seguía absolutamente igual. Observé el gigante grifo de piedra que estaba en el centro, a paso lento me acerque.

Ya en el centro de la escalera, susurré levemente —lima limón—, pero nada ocurrió, no giro la escalera como solía hacerlo, así que supuse que Albus le cambio la contraseña.

—Maldición —susurré y giré al escuchar unos tacones resonando por el piso de piedra.

Luego de unos instantes, vi la silueta de una mujer de edad adulta que vestía una túnica de bruja tradicional larga y oscura que le llegaba hasta los tobillos, la cual le daba un aspecto elegante y austero. «Era ella» —pensé.

—McGonagall —dije con una resplandeciente sonrisa.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
THE LAST SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora