CAPÍTULO 25 | Debilidad

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NARRADOR OMNISCIENTE

La residencia de Corvinna estaba inmersa en un completo mutismo, desolación y penumbra, cortesía de las pesadas cortinas que impedían el paso de la luz del sol

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La residencia de Corvinna estaba inmersa en un completo mutismo, desolación y penumbra, cortesía de las pesadas cortinas que impedían el paso de la luz del sol. Se encontraba recostada a lo largo del sofá, con la mirada perdida en el vacío.

Su rutina se había reducido a la lectura, el descanso en la cama y la reflexión sobre los recientes acontecimientos de su vida sentimental. No sabía cómo liberarse de Salazar en su mente, sintiendo que rozaba la locura. Cualquier insignificancia la hacía pensar en él. Corvinna alzó la mano y notó la ausencia de la hermosa pulsera con alas en su brazo. Suspiró profundamente y cerró los ojos de nuevo, tratando de expulsar cualquier pensamiento de su mente.

Aunque lamentablemente su magnífica tranquilidad se vio interrumpida por una horrible voz entonando villancicos, Corvinna tomó dos almohadas y las colocó sobre cada oído para suavizar el desagradable tono de su amigo.

Él se aproximó con precaución, consciente del mal humor que ella mostraba cuando él cantaba. Deseaba animarla, aunque era consciente de que algo andaba mal, evitó preguntar, sabiendo que solo la enfurecería más. La vampira reaccionó con irritación ante la interrupción de sus pensamientos, lanzando las almohadas a Rhys para que callara de una vez por todas.

Rhys no se inmutó, en cambio, tomó su varita y abrió las cortinas, permitiendo que la luz finalmente se filtrara en la habitación, disipando así la atmósfera depresiva que había surgido debido a Corvinna.

—Cierra las malditas cortinas —Corvinna gruñó mientras se giraba en el sofá, dando la espalda a su amigo.

Rhys sonrió y tomó asiento en el otro sofá. —No —respondió con firmeza.

Corvinna se volvió para observarlo, como si estuviera en medio de una escena de una película de terror. Rhys tragó saliva, sintiéndose intimidado por la mirada intensa y sombría que le dirigía

— ¿No crees que te estas volviendo muy atrevido? —preguntó entre dientes.

—Me conociste siendo atrevido, así que ahora te aguantas —con determinación expresó, sorprendido por la fuente de su repentina valentía—. Estás bastante inaguantable, así que vamos a relajarnos y quitarnos el estrés.

Corvinna negó con la cabeza y se volvió a tirar en el sofá —No puedo, Winky me enseñará a cocinar, así que tengo el calendario lleno.

—No necesitas aprender a cocinar —Rhys se puso de pie y extendió su mano hacia el brazo de Corvinna, apretándolo para que se levantara. Ella rodó los ojos con fastidio y siguió a su amigo —Iremos a cazar.

—Rhys, tengo un baúl lleno de bolsas con sangre, no necesitamos ir a cazar.

El castaño la miró fijamente con un deje de tristeza. —Por favor, hace meses que no cazamos juntos —dijo con un tono de voz infantil. Corvinna suspiró intentando mantener el control y asintió para darle el gusto a su mejor amigo.

THE LAST SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora