THE LAST SLYTHERIN

CAPÍTULO 4 | De camino a Hogwarts

Despierto entre destellos de luz filtrándose por la persiana medio abierta de mi habitación. Anoche me dormí a las cuatro de la mañana sin poder dejar pensar como sería mi primer día de clases, porque si, hoy es el gran día, aunque soy una mujer adulta con años de experiencia, los nervios seguían ahí.

«Lo bueno es que soy linda, sexy e inteligente, nada podría salir mal ¿verdad?».

Estiro mis brazos, sintiendo cada músculo desperezarse lentamente. Una bocanada de aire entra por la ventana, trayendo consigo los sonidos del día que comienza.

Me siento en el borde de la cama, dejando que mis pies descalzos toquen el suelo. Estiro mi espalda, flexionando suavemente hacia adelante y hacia atrás, como si estuviera sincronizando mi cuerpo con la idea de comenzar de nuevo.

Al levantarme, saque la bata que posaba en el sofá al lado de mi cama y me cubrí con ella. Me acerque a un cajón que estaba al lado de la ventana y saque dos bolsas de sangre.

Al bajar de mi habitación pillé a Rhys tirado en el sofá mirando hacia el techo.

— ¿Dormiste aunque sea algunas horas? —pregunté, recargada en la pared.

—Si, como dos horas, estoy aburrido.

Ser un vampiro no es solo cazar bajo la luz de la luna o deslizarse en las sombras. La verdad es que nuestros ritmos son tan diferentes a los humanos como la noche y el día. Y el sueño es uno de esos aspectos que nos distinguen.

Muchos pensarían que la inmortalidad lleva consigo la bendición del tiempo ilimitado para dormir, pero no es así para nosotros. Los siglos pasan, pero el insomnio persiste. Mientras los humanos dormían sus 8 horas diarias, nosotros los vampiros solo podíamos dormir 2 o 3 horas y eso con suerte, había veces que teníamos que inducirnos el sueño con hipnosis o con poción fabricada por Rhys.

Aun que esas noches sin dormir, solíamos cazar, estudiar o salir de fiesta, a veces era realmente agotador no tener ganas de hacer nada y pasarte toda la noche en la cama mirando el techo por horas.

Ser una criatura sobrenatural no era fácil, tenía muchos sacrificios.

— ¿Tienes hambre? —pregunté, y le lance una bolsa la cual el atrapo con agilidad—. Es de animal.

Rhys le clavó los dientes y se la devoró en segundo.

—Gracias, tenía hambre —él rio con los dientes llenos de sangre.

—Se nota —comenté, mientras tomaba la mía—. ¿Ya arreglaste tus cosas?

Giró los ojos y le tiré una mirada de advertencia. —Si mamá, ya estoy listo.

—Bien, porque nos vamos en unos minutos.

—Oye Vinna, ¿Cómo nos alimentaremos en Hogwarts?

—Hay bosques, Rhysy —sonreí—, obviamente vamos a cazar.