CAPÍTULO 43 | Desesperación

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NARRADOR OMNISCIENTE

Con paso firme y decidido, recorrió todos los pasillos hasta alcanzar su destino

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Con paso firme y decidido, recorrió todos los pasillos hasta alcanzar su destino. Al abrir la puerta, entró con una mirada aguda que escudriñó cada rincón de la habitación. El lugar se presentaba vacío, sin un ápice de lo inesperado. Draco, junto al escritorio, observaba con atención a su amiga mientras ésta inspeccionaba meticulosamente el entorno.

—Te ruego, dime... dime qué está ocurriendo... ¿Por qué te enviaron su varita en una caja? —inquirió Draco con un tono de desesperación palpable, mientras su mente se debatía entre las diversas posibilidades que aquella situación podría implicar.

La vampira se aproximó al escritorio, escudriñando meticulosamente en busca de cualquier indicio. —Alguien ha secuestrado a Salazar —soltó sin rodeos la noticia con un tono que denotaba una mezcla de preocupación y desesperación.

Draco soltó un jadeo angustiado y sacudió la cabeza con un rostro lleno de pánico. —No puede ser, ¿quién ha hecho esto? Dime dónde está —exigió con una mezcla de incredulidad, urgencia y furia.

Corvinna se giró hacia él con una expresión avergonzada, consciente de su curiosidad, pero sin ánimos ni deseos de continuar con la conversación. Habló con un tono cortante y directo: —Mi ex novio... Necesito encontrarlo y debo pensar con claridad. Te pido que guardes silencio.

Con meticulosidad, la vampira tomó un pergamino limpio de un cajón del escritorio y lo colocó sobre la mesa.

Registró entre las pertenencias en busca de algo que conservara la esencia de Salazar. A lo lejos, divisó una corbata descansando en el respaldo del sofá. Se acercó, la tomó entre sus manos y la llevó hasta su nariz, inhalando profundamente el exquisito aroma que aún perduraba en ella. El dolor en su pecho se intensificó de manera aguda, una sensación tan punzante que no podía ser ignorada. Se extendía por todo su pecho, apretando su corazón, haciendo que se sintiera más humana que vampira en ese momento.

—Corvinna —la voz de Draco resonó en sus oídos con una intensidad que la sacó abruptamente de su ensimismamiento. Dejó de oler la corbata y lo miró fijamente—, ¿Lo amas, verdad?

Corvinna se sobresaltó; nunca había compartido con Draco nada sobre ella y Salazar. Apretó la corbata con fuerza en su mano y asintió. Él lo sabía. No tenía sentido fingir, Salazar debió de haberle contado todo.

—Sí, más que a nadie —confesó la vampira con una vulnerabilidad palpable en su expresión.

Sentir un amor tan profundo en tan solo diez meses le resultaba extraño. Siempre le había costado conectar más allá del cariño con alguien, pero con él fue diferente, tan natural, tan sencillo amarlo. Aún le resultaba extraño experimentar un sentimiento tan intenso, pero ahí estaba, persistente. A pesar de sus intentos por suprimirlo en algún momento, simplemente se negaba a desaparecer.

THE LAST SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora