CAPÍTULO 22 | Noche especial ⁺¹⁸

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NARRADOR OMNISCIENTE

Corvinna continuó su camino por el extenso pasillo, aguardando con la esperanza de que Salazar hubiera percibido su propósito

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Corvinna continuó su camino por el extenso pasillo, aguardando con la esperanza de que Salazar hubiera percibido su propósito. Observó su vestido manchado con el zumo que Astoria había derramado sobre él. Aunque agradecía internamente por el incidente, ya que le brindó la oportunidad de abandonar el lugar, no podía ignorar su enojo ante el atrevimiento de la chica. Parecía como si estuviera al acecho, lista para entorpecer su vida, y la vampira estaba al borde de perder la paciencia.

Soltó un largo suspiro se apoyó contra la pared, observando la entrada, esperando que él apareciera.

Después de unos minutos que parecieron eternos, percibió el sonido de la puerta ceder. Él emergió con una andar seguro y distinguido, provocando que el corazón de la vampira latiera con intensidad mientras se aproximaba hacia ella. Intentando mantener el control, desvió la mirada.

Cuando él finalmente llegó a su lado, se recostó contra la pared y permaneció a su lado, con la mirada fija hacia adelante.

— ¿Quieres que la repruebe? —Salazar giró el rostro para mirarla y ella hizo lo mismo.

Corvinna no pudo evitar soltar una risa. —Pensé que eras un hombre correcto —ella le recordó sus palabras.

—Cuando se trata de ti, todo cambia —Salazar habló con deliberada lentitud mientras se despojaba de su chaqueta y la colocaba sobre sus hombros, en un intento por ocultar la mancha en su vestido.

Las palabras de Salazar provocaron un vuelco en su corazón, y al experimentar la gentileza con la que él se despojó de su chaqueta para colocársela sobre los hombros, generó en ella una rara sensación de confianza y seguridad. Algo a lo que estaba acostumbrada a brindar, pero rara vez a recibir.

Corvinna aprovechó la cercanía de Salazar, tomó su mano en un gesto decidido. Sus ojos se encontraron en un instante de conexión profunda, sosteniéndose mutuamente con intensidad. Salazar percibió la suavidad del contacto y, en silencio, aguardó a que ella tomara la iniciativa de hablar.

Ella se quedó unos segundos en silencio acariciando su mano hasta que por fin hablo: —Te necesito, Salazar —Corvinna pronunció con una voz cargada en deseo. Salazar sintió un estremecimiento al escuchar el cambio en el tono de voz de ella, y su única respuesta fue asentir, demostrando una completa comprensión a lo que ella se refería—. Necesito lo que solo tú puedes darme. —Tales palabras fueron como tocarle una fibra sensible al hombre.

—Yo también te necesito y no tienes idea de cuánto —Salazar murmuró con la voz entrecortada y los ojos brillosos.

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THE LAST SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora