THE LAST SLYTHERIN

CAPÍTULO 18 | Cupido

SALAZAR RIDDLE

Corvinna se encontraba a un lado, aguardando a que todos los estudiantes abandonaran el aula. Sus ojos evitaban encontrarse con los míos, sus labios mostraban tensión. Estaba claramente molesta, y podía entenderlo. La noche anterior la había rechazado y probablemente su orgullo se había visto afectado. Durante semanas, me había repetido a mí mismo que debía mantener distancia, no pensar en ella, no anhelar volver a sentir su presencia. Sin embargo, era una tarea imposible. Bastaba con ver sus labios para caer rendido a sus pies, y por todos los demonios, eso resultaba ser una tortura.

La observaba y me resultaba desconcertante entender quién era en realidad. Sin lugar a dudas, no parecía una joven ordinaria de diecisiete años. Su manera de expresarse y coquetear tan audazmente, junto con la ausencia de temor en sus ojos, denotaban una superioridad como si hubiera vivido innumerables vidas antes de la presente. Parecía inmune a las dificultades, como si nada pudiese afectarla, como si ninguna situación fuese un desafío para ella.

La manera en que desarmó a su presunto hermano, con movimientos tan precisos y elegantes, daba la impresión de que no enfrentaba ninguna dificultad. Fue realmente asombroso y peculiar. Corvinna era un enigma, y quedaba claro que ocultaba algo bajo su melena oscura. Aunque ya sabía que no era nieta de Dumbledore, prefería no presionarla ni ponerla en situaciones incómodas.

Cuando por fin la sala quedó desocupada, se aproximó a mí. Sus ojos se cruzaron con los míos, pero su mirada era indiferente, dando la impresión de aburrimiento. Tragué con dificultad, intentando hallar las palabras adecuadas, hasta que finalmente, fue ella quien habló.

—Bien profesor —sus perfectos labios color rojizos se movieron con delicadeza, despegue la vista para concentrarme en sus ojos—, ¿qué cosa del torneo desea hablar?

—Oh si, el torneo... —asentí, e hice una pausa—, escuche de Victor Krum que la primera prueba serian dragones.

—Así es —lo confirmó, ella ya lo sabía—, de hecho Harry y yo se lo contamos a él y a la chica con la que estaba hablando ayer —entrecerró sus ojos y me fulminó con la mirada.

Aunque el ambiente se tornó tenso, mi deseo de sonreír persistía. Mis mejillas amenazaban con alzarse, pero ella lucía molesta, probablemente era porque me había visto hablando con la rubia poco interesante de Beauxbatons. Si tan solo supiera que, a pesar de ser una veela, la rubia no se comparaba en nada con ella. A pesar de su notorio malestar, aún se veía encantadoramente tierna y angelical.

—Claro... la chica Delacour —mencioné girándome ligeramente mientras la observaba de reojo. Ella simplemente rodó los ojos y deslizó su lengua por sus dientes superiores, un gesto realmente seductor. Tuve que inhalar profundamente.