•FANFIC DEL UNIVERSO DE HARRY POTTER +18•
Corvinna es una antigua y poderosa bruja vampira que vuelve a Gran Bretaña solo por una razón, LA REVUELTA DE MORTIFAGOS.
La vampira sabía que algo andaba mal, el estaba cerca y ella estaría ahí para verlo...
La habitación de Salazar se hallaba sumida en un tranquilo sosiego. Él reposaba plácidamente boca arriba mientras Corvinna contemplaba con admiración sus hermosos rasgos. Aproximadamente hace una hora que ella había despertado, pero no quería marcharse, temerosa de que él le recriminara más tarde.
Corvinna no podía contener su sonrisa al admirar las largas pestañas y la hermosa nariz perfilada de Salazar, estaba convencida de que él tendría hijos muy guapos en el futuro. Al darse cuenta de sus pensamientos, su sonrisa se desvaneció y volvió la cabeza para mirar el techo, esperando que él despertara.
Los minutos continuaron su curso sin señales de que Salazar despertara, por el contrario, seguía sumido en un profundo sueño, en un estado de relajación casi absoluto. Hasta que finalmente se movió, pero para sorpresa de la vampira, giró hacia el otro lado, dándole la espalda.
Corvinna se quedó inmóvil al contemplar la espalda de Salazar, que ahora lucía cicatrices oscuras. No las tenía antes, lo que le hizo suponer que las había ocultado con algún tipo de magia, pero ese hechizo debía de haberse desvanecido. Con cautela, se acercó y comenzó a acariciarlas con delicadeza, notando el rastro de magia oscura en ellas. Se preguntaba quién habría sido capaz de infligirle tales heridas.
Salazar, en medio de su sueño, sintió unas caricias en su espalda que lo hicieron abrir los ojos de manera sorprendente, quedando paralizado. No sabía cómo reaccionar, lleno de miedo ante la posibilidad de que sus cicatrices se hubieran revelado. El terror lo invadió por completo, sin tener claro qué hacer, ¿girarse y enfrentar la situación o seguir fingiendo estar dormido para evitar hablar del tema? Explicar y revivir su tumultuoso pasado era algo difícil de afrontar para él.
Finalmente, reuniendo valor, él empezó a girarse para encarar a Corvinna, buscando en sus ojos cualquier señal de disgusto o temor. Al fin, cuando pudo ver su rostro, no encontró nada de eso, al contrario, solo percibió una expresión seria pero empática en su mirada. Aunque ella no dijera nada, él sabía que tenía preguntas.
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Ella negó con la cabeza y él podía ver la sinceridad en sus ojos.
—Solo quiero saber quién te lo hizo.
—No es importante —musitó y giró para mirar el techo.
—Puedes confiar en mí.
Corvinna tomó la mano de Salazar y ambos dirigieron la mirada a la unión de sus manos. Sin querer presionarlo, ella sentía la necesidad de descubrir quién le había causado ese dolor.
— ¿Y tú confías en mí? —preguntó el en un tono molesto, ahora mirándola fijamente—. Tampoco conozco mucho sobre ti. De hecho, sé que guardas secretos.
