CAPÍTULO 39 | El resurgimiento

105 12 1
                                    

NARRADOR OMNISCIENTE

Harry, que se había desplomado en el suelo, empezó a levantarse con una mueca de dolor en su rostro, mientras Corvinna sentía cómo la incredulidad y la sorpresa hacían hervir su sangre al encontrarse en un lugar diferente.

—Ya había estado aquí —Harry comentó observando el lugar—, lo vi en mis sueños.

Habían dejado atrás los terrenos de Hogwarts y ahora se encontraban en un oscuro cementerio. A su izquierda se erguía una colina, y en la ladera de esa colina apenas se podía distinguir la silueta de una casa antigua.

—Tenemos que irnos —dijo Corvinna, buscando con la mirada la copa que había caído un poco más lejos. Sin embargo, se detuvo al escuchar unos pasos que se acercaban.

—Alguien viene —dijo Harry nervioso, sacando su varita y poniéndose en guardia.

Corvinna, con su varita en mano, escudriñó la oscuridad. Divisaron una figura que se acercaba directamente hacia ellos entre las tumbas: una persona baja y corpulenta que llevaba algo en los brazos.

La distancia entre ellos se acortaba con cada paso, permitiéndoles ver que lo que el hombre llevaba parecía ser un bebé. Ambos se miraron con desconcierto, sintiendo cómo el peligro se avecinaba.

Ambos volvieron a observar al hombre que se acercaba, quien finalmente se detuvo junto a una enorme lápida de mármol, a cinco metros de distancia. Durante un momento, Corvinna, Harry y el hombre se quedaron simplemente mirándose.

Era Colagusano, el mismo que hace un tiempo había escapado del beso del dementor, transformado en una rata. Ahora, estaba frente a ellos, mirando fijamente a Harry.

—Colagusano —murmuró Harry, con la mano temblando de enojo al ver al hombre que había traicionado a sus padres y que había engañado a su padrino Sirius para que pasara doce años en Azkaban.

Y entonces, sin previo aviso, el bebé que tenía en brazos se removió. Harry comenzó a gritar de forma agonizante, se llevó las manos a la cara y la varita se le resbaló de los dedos. Sus rodillas se doblaron y cayó al suelo, quedando privado de toda visión.

—Toma la copa —gimió Harry a duras penas, mientras su mano tocaba su cicatriz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Toma la copa —gimió Harry a duras penas, mientras su mano tocaba su cicatriz.

Corvinna miró la copa brevemente, pero luego volvió su mirada a Harry y se acercó a él para intentar sostenerlo. Desde lo lejos, por encima de sus cabezas, se oyó una voz fría y aguda que decía:

—Mata a la intrusa.

Colagusano, siguiendo las órdenes de su amo, apuntó hacia la joven pelinegra, listo para acabar con su vida y así poder seguir con sus planes.

—Avada K...

Antes de que el hechizo llegara a completarse, la vampira levantó su varita y desprendió un gran trozo de cemento, colocándolo frente a ella. Esto provocó que la luz verde mortal impactara contra el obstáculo, salvándola así no de la muerte, si no de la exposición frente a ellos. Corvinna con evidente furia arrojó la misma lápida hacia Colagusano, pero este logró cubrirse a tiempo.

THE LAST SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora