•FANFIC DEL UNIVERSO DE HARRY POTTER +18•
Corvinna es una antigua y poderosa bruja vampira que vuelve a Gran Bretaña solo por una razón, LA REVUELTA DE MORTIFAGOS.
La vampira sabía que algo andaba mal, el estaba cerca y ella estaría ahí para verlo...
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La segunda prueba del torneo, que se llevaba a cabo en el Lago Negro, estaba a punto de comenzar. El ambiente estaba gélido y brumoso, pues aunque la nevada había cesado, aún se divisaban restos de nieve en las cumbres de las montañas, aguardando su pronta desaparición.
Las tribunas estaban colocadas estratégicamente a lo largo del Lago Negro, elevándose sobre la superficie del agua y ofreciendo a los espectadores una visión clara de los competidores. La atmósfera estaba impregnada de un aire denso y húmedo, con la niebla flotando sobre las aguas oscuras del lago, creando un ambiente enigmático y cargado de suspenso.
Los clamores de la multitud emocionada resonaban por todo el lugar, llenos de júbilo y anticipación.
Los cuatro campeones, uno de cada escuela mágica, estaban de pie en el borde del agua, observando con atención el lago oscuro que se extendía ante ellos. Envueltos inicialmente en túnicas negras, las cuales despojaron de sí mismos, revelando sus distintivos trajes de baño. Fleur lucía un traje gris entero, mientras que Corvinna optaba por un conjunto verde de dos piezas con el emblema de su casa en la esquina izquierda de su pecho. Los varones, por su parte, optaron por camisetas y shorts para la ocasión.
Desde su posición junto a Moody, Riddle observaba con detenimiento la hermosa y delicada silueta de la vampira, mientras turbadoras ideas danzaban en su mente, impulsos que luchaba por contener. Sintió un ardor en sus mejillas y rápidamente llevó sus manos frías a su rostro en un intento de disipar el calor que lo abrumaba.
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«Voltéate, voltéate, voltéate, por favor, voltéate», se repetía incansablemente en la mente de Riddle. Anhelaba desesperadamente sentir los ojos grises y brillantes posados sobre él.
El profesor Riddle percibió la mirada de Moody y giró los ojos hacia él, sintiéndose algo incómodo por la mirada acusadora que el hombre le dirigía, como si lo hubiera atrapado en plena acción.
— ¿Está usted bien, profesor? —Inquirió Moody—, parece tener algo de color rojizo en la piel.
Respondió con una risa nerviosa y forzada. —Soy alérgico al frío, profesor —mintió sin tapujos. Moody asintió con un gesto ceñudo y desvió la mirada hacia Potter.
