Capítulo 23

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—Esta chica...—murmuró entre dientes la enfermera—Sí, la recuerdo, es una paciente... te ví hablar con ella por los pasillos, y luego te ví llevarla a la sala de doctores una noche... pensé que era uno de tus revolcones—

Rosé arrebató la ficha de la mano de Wendy y la guardó junto con sus demás documentos.

—Ella debe ser la razón por la que has cambiado tanto—frunció el ceño—Desde que apareció no has sido tú misma—.

—No entiendo que tiene que ver eso contigo—levantó una ceja la pelirubia dándole la espalda para marcharse.

—¿A caso se te olvidaron tu deberes, doctora?—soltó en tono
cínico—Involucrarte con un paciente va contra la normas—sonrió maliciosa al ver que obtuvo la atención de la cirujana—Ese es un comportamiento poco ético—.

Retirando sus lentes la cardióloga se volvió y caminó hacia la auxiliar. Se plantó frente a ella y golpeó con la palma la pared.

—¿Me está amenazando, enfermera Son?—la encaró desafiante—Déjame dejarte algo en claro, yo puedo salir, no, yo puedo cogérmela si así lo decido y tendría CERO consecuencias, ¿sabes por qué?, porque no soy su doctora—se acercó más a la cara de la
castaña—¿Estás celosa, cariño? tú solías ser una de mis favoritas ¿sabías?, pero te estás volviendo bastante molesta—se alejó—Aún sí dejaras a ese tipo lo nuestro terminará eventualmente... tómalo como última advertencia, NO te metas es mis asuntos personales. Mejor, piérdete de mi vista—sentenció señalando la puerta.

Increíblemente frustrada y a punto de llorar, Wendy no tuvo más opción que obedecer a su superior e irse de allí. 

"Demonios... qué dolor de cabeza esa chica".

Se frotó la cara tratando de liberar su estrés recostándose de la pared.

—¿Pero qué cosas digo?—suspiró al recordar sus palabras.

"¿Sexo? ¿con Jennie?... claramente es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Incluso si llegara a tener su consentimiento, es muy riesgoso, demasiadas cosas podrían salir mal... la tensión que tendría que soportar su corazón durante un acto sexual... eso no va a terminar bien".

—Ah...—volvió a suspirar—Me pregunto que estará haciendo—tocó su cuello y casi se le baja la presión al percatarse de algo—¡Mierda! olvidé el collar
en casa—inmediatamente buscó su celular—Seguro está bien pero la llamaré por si a caso...—.

 "Vamos, vamos, contesta... hoy no tiene clases, debería estar en casa".

El teléfono sonó una y otra vez sin obtener respuesta, cosa que comenzó a inquietar a la pelirubia.

—Carajo Jennie, no me hagas esto—llevó sus manos a la cabeza—¿Y si está teniendo un ataque? no, su hermano también tiene la alarma, ya la hubiese traído... igual debería ir a casa para estar segura... pero tengo la junta del personal a medio día—la doctora daba vueltas en círculos debatiendo consigo
misma—¡Mierda no quiero arriesgarme, iré!—.

Corrió a su despacho, dejó todos los papeles junto con su bata y agarró su chaqueta. Bajó y pasó junto a las enfermeras a toda velocidad en dirección a la salida.

—Doctora, ¿a dónde va?—preguntó Ryujin al verla—¡Doctora, espere! ¡la reunión del personal es en unas horas, el director exigió que todos estemos presentes!—.

—Sí ya sé, olvidé algo importante en casa, no se preocupen volveré antes de que empiece la junta—.

Subió a su moto y por primera vez condujo al límite de la legalidad con tal de llegar lo antes posible. Cuando llegó al departamento entró y vió todo en orden, parecía no haber nadie en casa, las luces estaban apagadas y todo estaba en silencio.

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