Capítulo 40

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"Humanos... todos y cada uno de nosotros tenemos diferentes propósitos y objetivos en esta vida. Para mi, es estar en ese extremo donde los demás sólo puedan prosternarse... en este mundo donde el dinero y la autoridad van de la mano, he aprendido que realmente no se necesita mucho para alcanzar lo que deseas... sólo tienes que ser capaz de mantener tus ojos en la presa".

—¿A qué te refieres?—preguntó la castaña con curiosidad mientras recogía su vestido del piso y comenzaba a vestirse.

—Bueno, sólo diré que este nivel de intensidad no fue más que un pequeño juego para mí—respondió Lisa colocándose una de sus batas de
seda—Hay muchas cosas que puedo hacerte, Yuqi... cosas que superan tus sueños más salvajes—.

Expectante, la internista escuchaba con interés. 

—Claro que antes de ponernos en ello, necesito escuchar un agradable y firme
"sí"de tú parte—dijo con malicia la directora recostándose en la cómoda más cercana a la cama—El consentimiento es lo primero, por supuesto... no tendría ningún sentido forzarte—abrió el primer cajón rebuscando en su interior—Pero puedo garantizarte que tendrás el mejor momento de tu vida—alzó la mano sujetando un par de esposas, junto a una mordaza y una fusta—Un momento que cambiará por completo tú manera de ver el sexo...—.

Sorprendida ante semejante proposición, la castaña arqueo la cejas incrédula.

—U-un momento, me parece que te haz equivocado de persona—negó con las manos la doctora—A mi no me van ese tipo de cosas—se puso los tacones tan rápido como pudo y caminó hacia la puerta—Gracias por la oferta pero creo que debería irme ya...—tomó la manilla.

—Dra. Song...—pronunció Lisa en tono burlesco y la chica se paralizó en el
acto—¿Yéndose sin su abrigo?—le extendió la prenda para que la castaña la tomara—¿Cuál es la prisa?—sonrió cínica—Aprecio que me hayas entretenido esta noche, espero que podamos repetirlo alguna vez—.

Sin decir nada Yuqi abandonó el lugar apurada y la directora rió divertida ante el nerviosismo de su subordinada. Sirviéndose otra copa de vino, Lisa observó una fotografía enmarcada con su esposo.

"Es probable que conocer a este hombre haya sido el inicio de todo... él fue el que cambió mi vida y mi perspectiva respecto a muchas cosas".

•••

Gran bullicio en la pista de baile a un lado del salón, refinada decoración, mesas y aperitivos del lado contrario. Era allí donde Lisa permanecía alejada del alboroto disfrutando de una copa de champagne, el fino licor era lo más interesante de la velada.

—¿La fiesta no es de tú agrado?—la abordó un jóven castaño alto y elegante.

Lisa apenas lo miró sin mucho interés.

—Me disculpo si estoy siendo
grosero—hizo una pequeña reverencia el chico—Es sólo que noté que suspirabas demasiado—.

—Ah, estoy bien...—musitó la
pelinegra—Simplemente las multitudes no son lo mío, es todo—.

—Que coincidencia, tampoco son lo
mío—sonrió—Compromisos sociales, a veces no se pueden evitar...—revolvió su cabello—Ehm, ¿viniste sola por casualidad?—.

—Pues...—Lisa volvió su mirada hacia Rosé que estaba charlando alegremente con sus compañeras de la
facultad—Uhm, vine con una amiga—.

—¿Te molesta si te hago compañía por el momento?—.

—En absoluto—sonrió la pelinegra.

—Kim Jongin—se presentó el chico extendiendo su mano—Pero puedes decirme Kai—.

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