Preparándose paro lo peor, Rosé adoptó pose defensiva ante la amenaza de Yoongi y su instrumento para inmovilizar. Si bien no era una experta, la doctora tenía cierto conocimiento de técnicas de defensa personal, lo suficiente para no ser una presa fácil.
—¿Oh? ¿sabes luchar, nena?—sonrió animado el tipo—Bien, bien, eso me gusta. Adelante, ataca primero—le hizo señas con la mano—Te enseñaré una lección, sucia lesbiana—.
Ignoró las provocaciones del castaño, era muy peligroso acercarse sin una estrategia. Analizó cuidadosamente cada movimiento que este hacía, tenía que estar muy atenta. Era la única manera de tener una oportunidad contra un contrincante armado.
—¿Qué pasa, lindura? ¿tienes
miedo?—se carcajeó—Que conste que soy un caballero y te dí la oportunidad de ir primero—.Sin mediar más palabras Yoongi corrió hacia la cirujana tratando de golpearla con el paralizador, pero los reflejos de esta fueron más rápidos y logró sortearlo por poco.
—¡Veamos cuanto tiempo puedes seguir esquivándolo!—gruñó el castaño lanzando otro zarpazo.
Una vez más la pelirubia alcanzó a eludirlo. En esta ocasión aprovechó un momentáneo descuido de su oponente para contratacar con una patada certera que hizo volar el artilugio fuera de la mano de este.
—Eres una zorra con suerte—renegó el sujeto—Pero una zorra al fin al cabo—.
Comenzó a lanzar golpe tras golpe sin control alguno, todos siendo esquivados por la doctora hasta que uno logró conectarla a la altura de la costilla derecha haciéndola retroceder. A pesar de estar lastimada eso no fue suficiente para sacarla de la contienda. En uno de los intercambios, el castaño tropezó una botella haciendo que se rompiera. Al percatarse de eso, rápidamente se agachó y tomó un par de vidrios para posteriormente lanzarlos a en dirección a la cirujana. Afortunadamente Rosé logró cubrirse pero uno de los proyectiles consiguió rozar su mejilla provocando un corte no muy profundo pero doloroso. Instintivamente la pelirubia llevó su mano a la herida y notó la sangre que empezaba a salir, lo cual la llenó de ira. Por su parte Yoongi había ido a recuperar el paralizador que estaba en el piso no muy lejos.
—¿Ahora qué, cielo?—se burló—Ya arruiné tu lindo rostro, ¿quieres
más?—.Justo cuando estaba a punto de tomar el paralizador, Rosé arremetió embistiéndolo con todas su fuerzas haciéndolo caer sobre unas cajas que habían junto a la pared.
—Me importa un carajo que te acuestes con quien te de la gana—gruñó la cirujana—Pero que te sientas dueño de las personas... tú, pedazo de mierda, no tienes derecho de menospreciarla a ella, ni a mi, ni a nadie. Y vas a pagar por lo que hiciste—.
Caminó hacia su moto, agarrando el casco con la intención de irse.
—J-jodete—murmuró el castaño poniéndose de pie—¡Matén tú estúpida boca cerrada, perra!—gritó y se abalanzó con el paralizador en la mano.
Acorralada, Rosé hizo lo único que pudo para defenderse. Empuñó firmemente su casco y lo azotó contra la cabeza de Yoongi, con tanta fuerza que el visor se estrelló. Quedó salpicada de la sangre del chico quien ahora yacía inmóvil en el piso.
Presa de la adrenalina la cirujana subió a su moto alejándose de la escena. Unos kilómetros más adelante se estacionó en una zona solitaria, bajó del vehículo y se sentó en el piso con náuseas. El corazón le latía a mil por hora.
"Maldición...".
Jadeó pesadamente, las náuseas volvieron al ver su casco roto y ensangrentado.
"Contrólate, Rosé".
Involuntarios temblores se apoderaron de sus manos.
—Mierda, no puedo controlar mis manos—musitó entre dientes—Debe ser la adrenalina—.
"¿Qué acaba de pasar?".
Repentinamente su celular comenzó a sonar, dándole un pequeño infarto. Como pudo lo sacó de su bolsillo
—Jisoo...—miró la pantalla entes de contestar—¿Encontraste el
auto?—preguntó ni bien atendió.—Lo encontramos, fue exactamente como dijiste. Llegamos justo a tiempo, ya lo estaban desmantelando... además encontramos muchas cosas interesantes aquí, incluidos autos relacionados con otras investigaciones—.
—B-bien... era la prueba que
necesitabas—.—Oye ¿y tú, dónde demonios estás?—.
—Y-yo...—apretó el collar en su
pecho—Sólo estaba camino a casa...—.[...]
"Ni un mensaje...".
Suspiró Jennie mientras lavaba los platos mirando resignada como su teléfono permanecía permanentemente en silencio.
—Supongo que a esto se refería cuando dijo que estaría ocupada—murmuró para sí misma.
Uno tas otro secó los trastes, los guardó en sus respectivos lugares y limpió la cocina hasta dejarla impecable. Observó melancólica el reloj, era casi media noche.
—¿Debería escribirle?—.
"Debe estar trabajando Jennie, sólo la molestarías".
—Será mejor que me vaya a la cama—.
*Ding Dong*
Sonó el timbre, haciendo que el ánimo de la jóven cambiara radicalmente para mejor.
"¡Debe ser ella!".
—¡Voy!—avisó alegre.
Emocionada la castaña corrió hacia la puerta que ya había cerrado antes por la hora, así que procedió a sacar los seguros.
—¡Bienvenida!—abrió la puerta con una gran sonrisa.
Sin embargo, la alegría le duró poco. Cuando vió el aspecto abatido de la doctora, el corte en su cara, su ropa sucia y ensangrentada, su expresión se descompuso por completo.
—Hey...—saludó Rosé tratando de mejorar su semblante—Ya llegué...—.
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Pulse | Chaennie
FanfictionLa Dra. Roseanne Park es una renombrada cardióloga, aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación...