Capítulo 52

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—Encantada de conocerla—sonrió la pelinegra ofreciendo su mano.

—Oh... h-hola—Jennie correspondió el apretón de manos—Kim Jennie, un placer—.

—Mi personal y yo lamentamos profundamente haberla involucrado en los eventos ocurridos recientemente durante su intervención—dijo con voz solemne la directora—Nos aseguraremos de enviarle una disculpa oficial por escrito próximamente—.

—Oh por favor, no hace falta—aeguró la chica negando con las manos—No es como si me hubiese afectado en algo, no es necesario hacer un lío por ello—.

—Uhm...—Lisa bufó una sonrisa—Usted realmente... es tan singular como he oído, señorita Kim—se aproximó a la menor—¿Siempre está tan sonriente y de buen humor?—levantó una ceja sonriendo de lado y cada vez más
cerca—Tan positiva aún estando en un terrible estado... déjeme confiarle un pequeño secreto, por su bien. Todo lo que hace falta para poner en riesgo su vida es desconectar esta cosita de
aquí...—señaló con el dedo apenas rozando la bata de la chica refiriéndose al dispositivo de asistencia.

Jennie dió un paso atrás nerviosa e instintivamente se cubrió el pecho con las manos. Algo en esa mujer la inquietaba profundamente, más allá de las cosas espeluznantes que le acababa de decir, había algo, no sabía si era el tono sibilino de su voz o esa mirada penetrante, pero ciertamente no se sentía para nada cómoda en su presencia. A su vez, Lisa se percató de la incomodidad de su contraria, cosa que disfrutaba profundamente.

—Estamos al tanto de que está relacionada con la Dra. Park, señorita Kim—la pelinegra se recostó a un lado de la camilla—La junta médica ha pedido que hagamos una exhaustiva investigación sobre el asunto para disciplinar como corresponde a la doctora ¿sabe?—miró de reojo a la castaña que permanecía con la cabeza baja y continuó—Me parece que está bajo una seria evaluación por lo que hizo, a tal punto que incluso han considerado revocarle su licencia—la expresión de la menor se descompuso al oír eso último—Lamentablemente no hay mucho que yo pueda hacer, todo está en manos del comité...—.

Visiblemente afectada la castaña se sentó en la cama.

—Es una lástima... ¿no le
parece?—insistió la directora—Es una de las mejores especialistas en su campo, incluso yo le veía gran potencial a futuro...—lanzaba cada palabra como una daga ponzoñosa—Pero no todo es malo, en realidad me alegro por usted señorita Kim—sonrió con
malicia—Teniendo a alguien tan dedicada a su bienestar, eso es lo más importante ¿no?—dió la última estocada.

Muda, totalmente sin habla y con la mirada perdida, así se encontraba la menor que fué incapaz de siquiera devolverle la mirada a esa mujer o articular algo en respuesta.

—Bueno... creo que ya he malgastado mucho su tiempo, después de todo necesita descansar—fingió empatía conforme se dirigía a la puerta la pelinegra—Gracias por sacrificar parte de su tiempo para recibirme, señorita Kim... ojalá lleguemos a hablar nuevamente—.

—Uh... s-si... gracias—apenas reunió la fuerza para responder la jóven.  

Lisa salió dejando a la paciente angustiada y con un mar de pensamientos atormentando su cabeza. Lo que temía desde que escuchó ese chisme en el baño era cierto. Por más que quiso convencerse a sí misma de que eran sólo cotilleos de pasillo por parte de los empleados, ya no podía negar lo que para ella resultó una amarga realidad.

—Es mi culpa...—mustió para sí misma con los ojos cristalizados.

Abrazó con fuerza a Kuma y se acostó.

"A veces pienso que yo podría ser la persona más egoísta del mundo... si tan sólo no me hubiese acercado a ti ese día, no tendrías que pasar por esto...".

Lo que parecieron largas e interminables horas transcurrieron con la castaña perdida en sus pensamientos, ocasionalmente las enfermeras le daban rondas para monitorear su estado pero la mayor parte del tiempo estuvo sola con las voces de su cabeza.

—Volví, bajita—entró la pelirubia sin tocar—Dios, me duele todo—se quejó estirándose y luego corrió hasta la camilla—Te extrañé—besó tiernamente la mejilla de la chica—Disculpa por regresar tan tarde, día ocupado... ¿cómo estuvo tú terapia?—preguntó entusiasmada.

—Bien—sonrió tenuemente. 

—Ya verás que poco a poco te irás sintiendo mejor y tendremos más tiempo para nosotras—aseguró risueña la cirujana—¿Qué deberíamos comer hoy?—hizo gesto pensativo—Creo que iré a ver que hay en...—.

Rosé se sorprendió al sentir los pequeños brazos de la castaña rodeando su cintura desde atrás, el calor de su cuerpo la envolvió y notó como Jennie escondía la cara en su espalda. 

—¿Estás ultra cariñosa hoy?—bromeó la doctora entre risas, pero no obtuvo respuesta—¿Qué pasa?—dijo en voz pícara—No me digas que
quieres...—intentó girarse.

—No—apretó más el abrazo la
menor—N-no te voltees por favor—Rosé se paralizó—Sólo... déjame estar así un momento...—.

—V-vale—.

La pesada respiración de Jennie golpeaba contra la espalada de la cirujana, tenerla entre sus brazos era lo único que podía reconfortarla. 

—¿Nini? ¿está todo bien?—preguntó la galeno en tono un tanto preocupado.

—Sí—susurró liberándola—Yo también te extrañé, es todo—.

—Sólo iré a buscar algo de comer para ambas, prometo no tardarme—afirmó depositando un furtivo beso en los labios de la jóven y esta asintió.

Después de cenar, hablaron un rato del día de cada una. La menor prefirió mantener su encuentro con la directora en secreto, sintió que sería lo mejor. No pasó mucho tiempo para que a ambas les ganara el sueño y se quedaran profundamente dormidas juntas en la camilla.

A media noche la castaña despertó. Se incorporó con cuidado y vió a la pelirubia a su lado descansando plácidamente, la observó por largo rato y poco a poco un nudo se formó en su garganta. Tomó su teléfono que estaba en la mesa del costado para luego salir de la habitación sin hacer ruido. Una vez en el pasillo procedió a hacer una llamada.

—¿Taehyung?—murmuró tan bajo como pudo—Sí, soy yo... no, todo está bien tranquilo. Lamento llamar tan tarde pero, necesito que me ayudes con algo... 

 

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