—Ven aquí... siéntate—Rosé tomó la mano de la castaña y se dió una palmadita en las piernas.
—¿E-eh?—respondió con nerviosismo Jennie ante aquella inesperada petición.
—Tranquila sólo quiero verte bien—dijo con voz suave la doctora—Siéntate en mi regazo—.
Un poco dubitativa la jóven obedeció, sentándose de forma que quedaron frente a frente y al mismo nivel.
—Tus labios están más rojos de lo normal...—comentó la pelirubia usando su pulgar para recorrerlos con delicadeza.
—¿Si?—desvió la mirada la
castaña—Quizás es por la copa de vino que tomamos con la cena—.—¿P-puedo besarte?—.
Jennie levantó la vista extrañada, Rosé nunca pedía permiso para besarla. Al ver esos oscuros ojos brillando como nunca antes, sonrió.
—Claro...—respondió acercándose.
La doctora acarició su mejilla para luego tirar lentamente de su cuello hasta unir sus bocas, mientras su otra mano se aferraba a la cintura de la menor. Fue un beso diferente a los demás, comenzó con timidez, como si quisiera disfrutar de cada pequeña sensación, cual cata de un exquisito y exótico manjar nunca antes degustado. Sin embargo, una vez sus lenguas se encontraron, la intensidad del mismo fue escalando progresivamente de manera extremadamente rápida por parte de ambas.
"Más... ".
Se buscaban mutuamente con ansias en una danza de lenguas sin fin. Respiraciones entrecortadas y tenues jadeos se hicieron presente cuando la castaña finalmente enganchó sus brazos en el cuello de la cirujana. Esta por su parte hizo lo propio abrazando a la menor como si no quisiera dejarla ir jamás, uniendo sus cuerpos con firmeza. Un frenesí de besos y caricias las envolvieron, haciendo subir la temperatura de las dos. Un suave mordisco al labio inferior de la castaña provocó que esta soltara un tenue gemido, cosa que encendió aún más a Rosé. La mano de la cardióloga bajó para acariciar el muslo desnudo de su contraria, generando un escalofrío en Jennie que subió por su espalda. Seguidamente dicha mano comenzó a explorar esa suave piel en dirección ascendente, algo que se le facilitó gracias al ligero vestido que portaba la jóven. Era como tocar seda, un tacto increíblemente agradable, poco a poco esos dedos llegaron al límite marcado por la ropa interior, pero no se detuvieron allí.
—Mhm...—gimió la castaña al sentir unas uñas clavarse en una de sus nalgas por debajo de sus
pantys—E-espera...—se separó
agitada—No puedo recuperar el aliento... ¿qué pasa contigo hoy? estás más agresiva—preguntó entre jadeos.—¿Por qué, no te gusta?—preguntó la doctora con voz ronca.
—N-no es eso, sólo... ah...—se le fue la voz cuando la pelirubia mordió su cuello.
—Tus labios son lo más dulce que he probado—ronroneó en el oído de la menor—Desearía no dejar de saborearlos nunca...—mordió su lóbulo.
Rosé usó su mano libre para deslizar ambos tiros del vestido de la castaña por sus hombros, dejando su cuello y parte del pecho al descubierto, completamente vulnerable a sus ataques. Recorrió todo el trayecto desde el cuello hasta el nacimiento de sus clavículas dejando un camino de besos y suaves mordidas. Abrumada por esas placenteras sensaciones, la castaña arqueó la cabeza hacia atrás dándole libre acceso a esa boca para hacer y deshacer a su antojo.
—Jenn... ¿por qué tienes que ser tan preciosa?—susurró la cirujana contra el cuello de la jóven—¿Sabes cuanto he sufrido por ti?—subió con su lengua hasta casi tocar su oreja.
Un fuerte suspiro escapó de los labios de la chica.
—Dios... eres tan hermosa...—gruñó la galeno volviendo a devorar sus labios.
"Ya no puedo contener estos sentimientos... la necesito, aquí y ahora".
—Jenn...—musitó sin separarse de su boca—Yo te...
Una estridente melodía sonó repentinamente sorprendiéndolas a ambas.
—¿Es tu teléfono?—preguntó la menor levantándose.
"Mierda...".
—Sí, déjame callarlo—se paró de mala gana la doctora—Demonios, es del hospital—dijo al ver la pantalla—¿Si? habla Park—contestó.
—¡Doctora!—habló una voz angustiada al otro lado de la línea—¡Es una emergencia, la enfermera Son tuvo un accidente y necesita ser operada cuanto antes!, los demás cirujanos están ocupados o no los hemos podido contactar, ¡la necesitamos aquí de inmediato!—.
¿Wendy?.
—E-entiendo, estaré allá
enseguida—colgó un poco en shock por la noticia.—¿Pasó algo?—se acercó Jennie al ver la expresión de la pelirubia.
—Es una emergencia, me necesitan para una intervención—explicó resignada.
—Ve, no te preocupes por mi—le sonrió tiernamente la jóven—Puedo cuidarme sola por hoy, tus pacientes son la prioridad—.
—Vale—le devolvió la sonrisa.
Cambió su ropa tan rápido como pudo y en apróximadamente cinco minutos ya estaba lista para salir.
—Recuerda cerrar la puerta y todo lo demás—le indicó a la castaña en el umbral de la puerta—Ah, y no olvides tus medicinas—.
—Sí señora—asintió la menor adoptando pose militar mientras reía.
—Regresaré tan pronto termine la operación—.
—Está bien, estaré esperándote—sonrió.
Inesperadamente Rosé se acercó y besó su mejilla.
—Estoy contigo siempre—dijo alzando el collar de alarma para luego irse.
Jennie se quedó atónita ante esas palabras, sólo pudo sonreír al verla marcharse.
Tras un corto trayecto en moto que se hizo aún más corto por la velocidad, la cirujana llegó al hospital, ingresando por la entrada de emergencias.
—¡Ya llegué!—anunció
apurada—¿Estado del paciente?, ¿historia?—ñidió a las enfermeras.—Sigue inconsciente Doctora, las lesiones indican traumatismo craneoencefálico—explicó la enfermera Lia mostrándole la ficha—Sus signos vitales están estables pero hay signos de hemorragia interna—.
—Okey, llevenla a la sala de operaciones y preparenla para cirugía—ordenó.
La cardióloga procedió entonces a ponerse el uniforme, recogió su cabello bien dentro del gorro quirúrgico, colocó sus gafas, se desinfectó por completo las manos e ingresó al quirófano. Lo que encontró allí no fue fácil de digerir, la castaña se encontraba entubada, con un vendaje en la cabeza que le cubría parte de la cara debido al traumatismo, múltiples magulladuras y laceraciones eran visibles por todo su cuerpo y aún había sangre en las heridas.
"Mierda, Wendy...".
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Pulse | Chaennie
FanficLa Dra. Roseanne Park es una renombrada cardióloga, aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación...