TERCERA PERSONA LXXVII

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Belcebú es una deidad con dos caras.


EL SECRETO DEL PODER DEL SEÑOR DE LAS MOSCAS ES REVELADO...


Baal trae la lluvia, como una deidad de la fertilidad...

Y Zebul trae muerte a las tierras, como un demonio de las moscas...

Fue venerado y adorado en el templo de Palmira de los pueblos cananeos.






Annabeth golpeó el suelo a toda velocidad, rodando por varios metros junto a Percy y a Adamantino hasta quedar a los pies de Belcebú, quien con un nuevo golpe de su bastón había evitado que Tártaro los arrastrase a la eterna oscuridad.

Ese bastón era un arma divina que amplifica los poderes de Belcebú.

Si usa su mano izquierda, las vibraciones se convierten en un escudo capaz de repeler al todo poderoso martillo del trueno, pero si utiliza la mano derecha, las vibraciones se convierten en una filosa cuchilla capaz de cortar la armadura de un dios.

Es llamado...


¡BASTÓN DE APOMYUS!


La habilidad de Belcebú es llamada Aleteo del Diablo. Ambas manos tienen características únicas respectivamente: mientras que la izquierda es defensiva, la derecha es ofensiva.

Así que al usar su habilidad de vibración de esa manera, está maximizando su defensa y ataque. Ese bastón es tanto un arma como un escudo que aumenta aún más sus vibraciones.

Ese poder encarna las dos caras de Belcebú, "Baal" y "Zebul".

Es decir, es el dios que posee la lanza y el escudo más fuerte.

Tártaro se cernió ante el señor de las moscas, que se mantenía sereno mientras su túnica hondeaba al viento. Un aura de poder vibraba a su alrededor al tiempo que apuntaba su bastón con un aire mortalmente tranquilo.

—Parece que tenemos algo en común—dijo—. Tú tampoco puedes matarme.

Tártaro emitió un gruñido.

QUÉ ARROGANTE...

El primordial estalló en carcajadas. Los truenos resonaron en las alturas y las nubes rojo sangre se oscurecieron aún más. Rayos cayeron sobre el campo y un terremoto hizo desmoronarse el terreno y desbocar los ríos del inframundo.

El dios foso se abalanzó sobre Belcebú, trazando un rastro de destrucción a su paso. El señor de las moscas cambió su bastón de mano y alzó sus defensas tan rápido como fue capaz. Una explosión oscureció el universo a su alrededor, las vibraciones menguaron y su cuerpo fue despedido de espaldas a toda velocidad, quedando tendido en el suelo sangrando a chorros.

—Creo que lo hicimos enojar...—murmuró Percy.

Annabeth abrió los ojos de par en par, temblando y sudando.

—Tenemos que darnos prisa y detener todo esto de una vez...

El dios del foso se interponía ahora entre ellos y las Puertas de la Muerte, las cuales no permanecerían abiertas por mucho más tiempo.

GIGANTOMAQUIA: La Casa de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora