Capítulo 2 - Baile

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Siempre tuve las miradas de todos sobre mi, y aunque el baile era totalmente ajeno a mí, podía sentir las miradas en mi espalda. Cuando bajamos las gradas sentí que estás de clavaron principalmente en mi, cosa que me desagrado totalmente.

- ¿No soy lo suficientemente bonita?   -me vio de una manera muy seria, tanto que me causo risa.-

- Estas hermosa, Jiwoo, no se porque lo dudas.

- Nadie me ha pedido bailar.

- Por eso estás tan callada entonces. Quizás olvide mencionarlo antes, pero aquí tenemos una regla muy recta, la cual me parece una idiotez pero igual.

- ¿Cuál es?

- Tu primer baile en la pista siempre será con tu escolta, esto hasta que tengas pareja.

- ¿Por qué?

- No sé bien, creo que es para bajarle los humos a todos los alfas, en el sentido de que ninguno tiene el honor y no lo tendrá, de bailar contigo primero.

- Que aburrido.

- Ven, ya se que haremos.   -le tome la mano para ir a dónde su escolta estaba, que era al otro lado del salón.-  Sooyoung, ¿podrías ser tan amable de bailar con Jiwoo?

- Será un honor totalmente , ¿me daría el honor de poder bailar con usted, princesa?   -se inclino y le extendió la mano.-

- Por supuesto que sí.

Le sedio la malo y luego de eso se fue con una sonrisa. Solo en ese momento los ojos de todos fueron hacia la pareja que se hacía iniciando un baile, una reverencia bastó para para que todos los ojos tomaran su puesto fijo ahí. Aproveche ese desenfoque para ir a la barra que estaba al fondo del salón, si tenía que aguantar el resto de la noche, lo haría pero por lo menos con un par de tragos encima.

Regrese a mi lugar luego de un rato, Jiwoo y Sooyoung seguían bailando así me quedé esperando, de no haberle dicho nada por lo menos estaría al lado mío haciéndome compañía.

- Princesa.   -di media vuelta a mi cabeza para ver quién me había llamado, no era que me gustará todos mis honoríficos, pero estando en un lugar así era raro que alguien solo me dijera así.-

- ¿Si?

- Un gusto, soy John Miller, mis padres son amigos de las reinas.

- Ahhh, ya veo. Mis madres me hablaron de ti, es un gusto, John Miller.

- El gusto es mío, no siempre se conoce a la princesa más hermosa.

- Que modesto, gracias.   -le extendí una sonrisa.-   ¿Cuánto tiempo de quedaras en Galés?

- Quizás un mes, estoy de vacaciones universitarias y busco relajarme del estrés cotidiano.

- Viniste al lugar correcto entonces, Galés es hermoso por sus paisajes y tiene exelentes semtros turísticos. Si algo se te ofrece no dudes en hacerlo llegar, quiero que tu estadía aquí sea la mejor.

- Me halagas mucho, nada me haría más feliz que tener tu ayuda.   -me devolvió la sonrisa.- la pista está un poco vacía, ¿no te gustaría llenarla?

- ¿Perdón?

- ¿Qué si le gustaría bailar conmigo, princesa?

Las puertas del salón se abrieron de par en par, haciendo que los que no bailaban prestarán atención. Cinco cuerpos aparecieron, vestidos de una manera impecable y con esa mirada característica de esa sangre.

La familia Son es reconocida en el reino por ser la más leal no solo hacia la familia real, sino que al reino en si. Un largo linaje de antepasados que juraron protejer a la familia real con todo, mismo juramento que por generaciones se ha escuchado a través del cambio de reyes y herederos.

Entonces ahí estaba ella, con su estúpida sonrisa y esa mirada que me dejaba helada muchas veces. Luego de que los cinco saludarán a mis madres, ella escogió ir directamente a dónde estábamos.

Tenía puesto un pantalón formal pegado, una camisa negra de botones la cual sujetaba por al cintura un corsé, sus tacones desde lejos daban a notar que me sacaba más altura de lo normal, lo cual detestaba. Si cabello ondulado escondía por el pecho sus tres insignias: la de la familia Son, la de soldado y la de escolta real. Sin olvidar que tanto de la cintura de su padre como en la de ella, descansaba una espada.

Al estar lo suficiente cerca me hizo una reverencia, yo correspondía dado a que todos nos estaban viendo.

- Cuanto tiempo, su majestad real.

- Lastimosamente no lo suficiente.

- ¿Quién eres?  -vio al rubio, el solo se miraba un poco confundido.-

- John Miller, hijo de el sargento mayor Miller de Estados Unidos.

- ¿Te estaba molestando?  -le dió una mirada de arriba hacia abajo.-

- No, solo hablábamos.

- ¿Y tú quien eres?  -mi escolta le sonrió.-

- Son Hyejoo, escolta personal de su real majestad, la princesa heredera.

- No sabía que los escoltas podían estar en bailes como estos.   -note sus intenciones en las palabras, quería que Hyejoo se fuera, y el sentimiento era mutuo.-

- Las reglas aquí son diferentes, risitos de oro.

- No le hagas caso, mejor sigamos hablando.    -solo me observo.-

- Te decía que si me podrías conceder este baile.  -Me extendió su mano.-

- Volveré a interrumpir eso.

- ¿No puedes solo irte? -bufe.-

- Tu conoces las reglas mejor que nadie y todos esperan esto.   -en eso no mentía.-  Mi princesa, ¿me daria el honor de poder bailar si primer baile de la noche?

- Yo le pregunté primero.

- Perdón, quizás más tarde podamos bailar. En el reino tenemos una regla sobre el primer baile de los herederos, y yo tengo que concederle a mi escolta ese baile.   -se miraba confundido.-  te hablaré de reglas cuando te muestre el pueblo.

- Sí, está bien. Estaré en la barra si necesitas algo.

Se fue hacia el fondo del salón y nos dejó a solas. Ella me extendió su mano y yo dude en tomarla, no había otra solución y tenía que bailar con ella si quería bailar con alguien más.

Ahora sí, todos los ojos se pusieron en nosotras cuando tomamos lugar en el medio del salón. Era muy conocido desde que estábamos pequeñas que siempre que bailabamos había cierta química, pues por más mal que nos lleváramos, dentro de la pista el odio se volvía coordinación, mostrando eso que todos siempre quieren ver.

Hyejoo fue por mucho tiempo la única alfa en mi entorno y que no fuera de mi familia, sus feromonas eran difíciles de sentir y oler, mucho tiempo también dude que fuera alfa por lo mismo. Pero cuando bailamos por primera vez, dejo salir un poco de feromonas y su olor me tranquilizó tanto que luego se bailar pude hablar con ella con tranquilidad, como si no nos cayeramos mal.

Solo basto estar centímetros de su cuello para poder olerlo, ese café dulce tan tranquilizante, como tomar café con leche en la tarde, en un día lluvidado. Me quedé tiesa al sentir que sustuvo mi espalda baja y luego me abalanzó hacia atrás, tomando ella un lugar cercano a mi. Terminando el baile así en la típica pose de la salvadora.

Con un giro me regreso a mi postura original y todos nos aplaudieron. Ambas sonreímos y regresamos a dónde estábamos, solo que está vez no se movio de mi lado.

- ¿Cuándo te vas a mudar?

- Traje mis cosas ayer, hoy ya me quedaré a dormir.

- Esto no significa que seamos amigas ahora, así que no te ilusiones.

- Y tu no te molestes si escuchas ruidos fuertes provenientes de mi habitación.

- No entiendo.    -me dedico una mirada, hice una nueva de asco ante la idea mental de eso.- Por Dios que asco, eres insoportable.

- Igual me amas, princesita.

Entre Espadas y Coronas //Hyewon//G!P//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora