MALAS DECISIONES

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NOCHE


Dormía plácidamente en la cocina, no se había dado cuenta de que se había quedado dormida en la cocina... Estaba bien comida y después de esa sienta, estaba completamente recuperada. Salió de la cocina, recorrió el pasillo y descubrió que la Dr. Gaul y Coryo estaban hablando, aunque la Doctora parecía estar amenazando al chico.

—¿Qué ocurre?—habla alto haciendo que ambos voltearon a verla.

—Señorita Zsasz, muy buenas noches—le dice la Doctora Gaul sonriéndole como si no estuviera pasando gran cosa. —Mire la pantalla querida...

Rose voltea y se asusta cuando ve a Sejanus en la arena junto al cuerpo de Marcus.

—¿Sejanus? ¿Por qué está ahí?—pregunta Rose alterada.

—El señor Snow le pondrá al tanto en el camino...

—¡No!—grita Coryo poniéndose de pie. —Yo voy solo, ella no tiene que ir...

—Siempre hay dos tributos, señor Snow... Un hombre y una mujer, no me culpe a mí—dice la Doctora Gaul poniéndose seria. —, yo no hice las reglas.

—No te preocupes, Coryo. Estaremos bien—le dice Rose. Ella se veía más relajada que él.

—Ahora vayan.







Los agentes de la paz los escoltaron hasta la arena. Coryo le dijo lo que había estado haciendo Sejanus y después lo que tenían que hacer, no entró en detalles, pero sabía que había cosas que no le estaba diciendo, aún así no tocó el tema y siguió adelante con su tarea.

La arena estaba oscura, le daba miedo, pero ya era tarde para arrepentirse, estaba ahí con Coryo, tenía que apoyarlo. No era una cobarde, había pasado por ese tipo de nervios antes, sabía lo que era entrar a un lugar con una bestia peligrosa dentro, sabía cómo se sentía tener que entrar a espacios peligrosos en hurtadillas para que no te atraparan, y era buena para esconderse, sabía que lo era... Lo hacía a diario. Lo único que estaba en desventaja era que... La arena no era su casa.

Entraron al fin, y cuando cerraron la puerta sentía ese escalofrío de la primera vez que entro. La compuerta de "disfruten el show" casi la hace gritar del susto cuando Coryo lo cruso. Con cuidado ve a Coryo alejarse. Habían acordado que ella lo cubrirá y Coryo convencería a Sejanus de irse. Mientras Coryo y Sejanus hablaban, Rose se dio cuenta que Lamina estaba despierta viendolos.

Alguien sale de la oscuridad, no lo pudo reconocer porque estaba oscuro, pero si lo ve correr amenazante hacía Coryo y Sejanus. Estaba cerca, Sejanus al cruzar la compuerta se lastimó el pie mientras que Coryo recibió un rasguño en la espalda, los tres estaban en el suelo, completamente indefensos y a oscuras.

—¡No quiero lastimarte!—le grita Coryo cuando trata de alejar al tributo de ellos. Pero este seguía atacando a ciegas. Los tres se estaban defendiéndose como podían

Rose empujó al tributo y con ello se cortó en el abdomen con el arma del tributo que la hace gritar, fue un rasguño, pero le dolió de verdad. Cuando la poca luz se hace presente en la cara del tributo. Ambos se detienen viéndose.

—¿Bobbin?—habla Rose muy bajo pero por la adrenalina del momento, todo paso y Coryo golpea a Bobbin en la cabeza haciéndolo retroceder.

Coryo le dio otras tres veces hasta que Bobbin dejó de moverse. Sejanus estaba con el pie fracturado y Rose estaba en shock.

Ella le había dado de comer a Bobbin, lo conocía era un buen chico... Se detuvo cuando la vio.

—No puede ser...—se repetía en voz baja. —Mierda... no, no—decía mientras se ponía de pie sin sentir su herida. —Sejanus, ponte... Ponte de pie...

Le pidió ayudándolo a ponerse de pie cuando se escuchaba más conmoción. Coryo corre a donde estaban ellos y de prisa ayuda a Rose con Sejanus. Corren mientras Carol los persigue.

—¡Abran la puerta!—les grita Coryo. Solo tuvieron un segundo para cruzar la reja para que la volvieran a cerrar.

Y ni siquiera así pudieron respirar en paz, Carol estaba enojada y amenazó a Lucy Gray y a Wovey. Rose tenía ganas de llorar, se sentía mal. Bobbin estaba muerto y Wovey estaba indefensa.

—Maldita sea...—maldijo cuando Carol y su pandilla se iban. Sejanus se disculpaba repetidas veces, pero eso ya no importaba...

—Rose, ¿estas bien?—le pregunta Sejanus, ya que él era el único que había visto siendo herida por Bobbin.

—Estoy bien Sejanus, tranquilo—le dice Rose poniendo una de sus manos en el hombro del chico.

—¿Qué? ¿Qué te pasó?—le preguntó Coryo frenético revisandola como loco.

—Tú también estás herido, Coryo— le contesta Rose viendo el hombro de Coryo. Antes de hacer algo, Coryo encuentra su herida en su abdomen y lo cubre con su mano. —Solo es un rasguño...

—Estás sangrando mucho...

Antes de volver a hablar un auto se escucha y todos saben que son los padres de Sejanus. Rose ve a Sejanus irse a acurrucarse a los brazos de su madre y una parte de ella siente envidia... Después de un trauma así ella también querría un abrazo de su madre. Estaba tan concentrada viendo a la familia de Sejanus que apenas notó cuando Coryo comenzó a rodearla con uno de sus brazos.

—Vámonos—le dice Coryo.









Pasaron a ver a la Doctora Gaul, que estaba preparada para recibirlos. Estaban cansados... Ella estaba cansada.

—Venga, yo los coseré—les dice la Doctora.

—Demelos, yo puedo sola—contestó Rose caminando a donde estaba la doctora. Gaul sonríe ante ese comentario y le da una aguja ya preparada.

—Me lo imagine—dice ella.

Rose se pone un guante y procede a cocerse de forma lenta mientras la Doctora Gaul hablaba con Coryo. Escuchó poco, estaba concentrada en su dolor y en la mala suerte que sentía. Le estaban pasando cosas terribles y su decisión de alejarse de Coryo no estaba saliendo como lo había planeado.

—¿Necesita ayuda, señorita Zsasz?—le pregunta la Doctora Gaul volteando a verla. Coryo al parecer ya estaba listo.. Rose negó y la doctora Gaul niega y toma la aguja de las manos temblorosas de Rose.

—Su padre también le gustaba suturar personas—le dice la doctora Gaul. —Ya puede irse, señor Snow.

—Quiero quedarme—contesta rápido.

—Tranquilo, no voy a matarla....—comenta Gaul sonriendo. —Esta chica tiene la sangre de la serpiente en sus venas, y estoy hablando de Wien Zsasz, ¿cómo me atrevería a deshacerme de la última Zsasz?

—Los Zsasz eran encantadores de serpiente—soltó Coryo como pretexto para quedarse. Rose lo ve y después a la doctora que parecía amar lo desesperado que estaba Coryo de no dejarla sola con ella.

—Los más grandes—habla la Doctora Gaul. —Hasta que se dieron cuenta de que podían usar a las serpientes con otro propósito en lugar de solo espectáculos...

—¿Qué hicieron?—pregunta Coryo, aturdido. Había pasado por muchas cosas esa noche.

—Veneno—responde Rose rápido para que se acabara esa conversación. —Hicieron veneno.

LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora