No sabía si estaba arrepentida, pero estar al lado de Coryo en ese viaje hasta el Capitolio la ponían nerviosa, y muy deprimida. Hacía meses que no viajaban juntos y las constantes atenciones de Coryo la incomodaban. Estaba tan acostumbrada a que fuera distante que verlo ahora preocupado por si bebe, si come, si está cómoda, si necesita algo, simplemente era abrumador, además… sonreía como idiota viéndola, no había una razón para eso y aún así lo hacía…
Siguió hasta llegar al Capitolio, nadie que Rose conociera los recibió, ahí estaba un auto negro muy bien vistuoso lo que hacía preguntarse en qué había hecho Coryo para conseguirlo, y se sorprendió aún más cuando ni siquiera él iba a manejar, tenía chófer.
Abrió Coryo la puerta del auto. —¿Después de ti?
Rose con el cerebro revuelto se mete al auto, el olor a auto limpio mezclado con el aroma a rosas de Coryo la hacían sentir una sensación a extravió, ya se había acostumbrado al olor de la fábrica y la tierra mojada de la interperie. No dijo nada hasta que Coryo llamó su atención…
—¿Recuerdas estos pilares?— le preguntó Coryo señalando en la ventana, eran los pedestales de la entrada de los terrenos Zsasz. Cómo nuevos.
No había hierba seca, ni piedra desgastada, estaba restaurados. —¿Qué estuviste haciendo Coryo?
—Todavia falta, una parte de la casa se…—Coryo se quedó callado en esa parte hasta que la mirada de Rose se detuvo en su rostro. —, se cayó… todavía estamls viendo como levantarla.
—Esta bien, es una casa vieja—confirma Rose sin pena a lo que pasó.
Cuando siguió el coche y se detuvo el corazón se Rose tuvo un pequeño indicio de detenerse. Su mansión estaba ahí enfrente de ella.
Rose, con las manos temblando sale del coche sonriendo a lo que ahora era su casa.Era alta y tenía muchas ventanas, de paredes blancas y muy limpia, a simple vista, parecía que no había pasado el tiempo en ella.
—¿Puedo entrar?—preguntó Rose volteando a ver a Coryo que ya estaba fuera del coche.
—Adelante, es tuya…—le dice dándole el entusiasmo a Rose de correr y entrar a ver el interior.
Parecía intacta, el piso, aunque estaba opaco, segura teniendo el escudo de los Zsasz, una perfecta serpiente enroscada, hacia mucho que no la veía… su padre era muy devoto a las tradiciones familiares que por desgracia acabarán con ella.
A un lado, más al fondo, había una cortina de plástico, Rose supuso que era para esconder el desastre que le había contado Coryo.
—Ve al jardín, hay algo que tienes que ver—le pide Coryo.
Rose ve al fondo la luz de la puerta trasera entre las escaleras, era amplia y necesito varios paso para llegar al fondo y cruzar la puerta de cristal. Cuando salió vio su jardín como lo recordaba, estaba perfectamente limpio, con césped verde… e hileras entregas de rosas rojas.
—Transplante las rosas de tu antiguo departamento y las puse aquí—confiesa Coryo.
—¿Eso no es “robar”?—le pregunta Rose con ironía recordándole todas esas veces que le había dicho que Rose se robaba las rosas de Margrii. Coryo reprime su sonrisa, pero al final… se sintió cómodo sonriendo con Rose sobre eso.
—Puede que si—soltó Coryo acercándose a ella.
Las rosas eran suaves, Margrii había hecho un trabajo bestial para hacerlas resistentes. Margrii podría ser una bruja hija de perra pero era inteligente y sabía modificar la flora. Rose toma uno de los pétalos de la rosa y la pone en su palma, con sus dedos frota sobre ella y saca el pigmento rojo de una manera fácil y rápida.
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LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus Snow
FanfictionRoselyn Zsasz lo perdió todo en los días oscuros, su madre y su padre murieron, su tía Margrii, al ser el único familiar cercano, pero no es una persona amable con ella, para Margrii cuidar a la pequeña Rose fue una tortura... aunque sí disfruto de...