Pasaron dos a tres semanas antes de que Coryo pudo ir al distrito 8... Paso otra semana buscando en el área que le había indicado Clemmie, habían tres fábricas de textiles y en las primeras en las que preguntó por Roselyn Zsasz decían que no la conocían. Se estaba comenzando a desesperar, no entendía como se había escondido en un lugar tan pequeño.
La última fábrica fue su esperanza, solo necesitaba que le dijeran que Rose estaba ahí, lo deseaba con cada parte de su alma...
Cuando estaba en recepción, preguntó por ella y después de que revolviendo papeles y buscarán en sus pantallas, la secretaria asiente repetidas veces y lo ve.
—Está en la oficina tres...—le dice la secretaria. —¿Usted que es de ella...?
Coryo se petrifica al escucharla. No estaba seguro de que decirle, ¿Su amigo?... No era una opción, quería dejarle a Rose en claro que venía por una razón, pero sabía que iba a asustarla si se presentaba como algo más...
—Soy... un amigo—responde inseguro.
—¿Lo acompaño?— le pregunta y Coryo asiente. La sigue un rato más adelante en la "oficina" en la que trabajaba. —Rose no suele hablar mucho, la verdad pensé que no tenía amigos...
Coryo la ve de forma seria, sintió una especie de tirón en el pecho al descubrir lo sola que estaba ahí, eso avivó la llama en su interior de llevársela de ahí de regreso al Capitolio. No permitirá que Rose esté en un lugar así... las paredes estaban mal pintadas, el suelo polvoso, era una tortura imaginar que Rose pasaba por ese mismo pasillo para llegar a su oficina...
Lo único que le daba consuelo es que tenía una oficina... pero estaba equivocado, al parecer en ese lugar no conocían el aspecto de una verdadera oficina, porque a dónde entró era una bodega grande con un montón de mesas con máquinas de coser, había telas enormes que caían del piso, se preguntaba cómo era que podían caminar entre ellas.. La secretaria gritó con fuerza haciendo que todas levantaran la mirada, Coryo no podía identificar a Rose, había demasiada gente ahí.
—¡Roselyn Zsasz! ¡Te buscan! —gritó la secretaria, entre la multitud de costureras se levantó Rose, se veía pequeña y pálida, notó que se había cortado el cabello, aunque sus rizos rojizos estaban muy bien peinados. —Tienes 10 minutos...
Coryo ve a Rose caminar entre la tela y las máquinas de coser, parecía tan demacrada, ¿estará comiendo bien? ¿tendrá suficiente para mantenerse? parece que bajó de peso, sus dedos estaban cubiertos con vendas delgadas, parece que se corta frecuentemente con el trabajo. No pudo ocultar su mirada consternada por el aspecto de Rose... Sí él hubiera elegido bien, ella no se vería así.
—Rose... —Susurró su nombre viéndola atento, Rose no escondió su sorpresa al verlo ahí. La secretaria llamó la atención de las demás costureras para que trabajaran otra vez, poco después se fue para dejarlos solos ahí, Rose guió a Coryo a una oficina a un lado llena de retazos de tela de distintos colores, cuando esta cierra la puerta, así pudo suspirar cansado.
—¿Qué haces aquí? ¿Acaso algo salió mal con Lucy Gray? —le preguntó viéndolo.
—Sé que tomé una decisión cuestionable, pero... al final no iré a ningún lado sin ti —le confiesa Coryo acercándose a ella.
—Mentira —dice Rose rápido dando un paso atrás.
—No, no es una mentira.
—Te dije que no sería tu premio de consolación, ¿recuerdas? —le dice Rose apuntándole la cabeza. —Estoy bien aquí.
—Roselyn mírate, estás demacrada, tus dedos están cubiertos de vendas y puedo notar que bajaste de peso, por favor— le pide tomando las manos de Rose, el tacto no perdura, Rose se aleja de él casi al mismo tiempo. —Rosie, por favor... Yo... Nunca le he rogado a nadie...
—No debiste venir, por que será en vano... mi respuesta es no—le contesta negando con la cabeza.
—¿Sabes cuánto tiempo he estado buscándote, Rose? —le preguntó, volviendo a tomar las manos de Rose para ponerlas en su pecho. —Han sido meses en vela tratando de saber dónde te habías metido, tardé dos días en convencer a Clemencia que me diera una pista de ti, pregunté en cada fábrica de tela del distrito 8, no soportaba no verte...
—Ese no es mi problema —le responde viéndolo con una mirada fría. —Tomaste tu decisión, y yo tomé la mía. Encontré un buen trabajo.
—Roselyn escucha lo que dices, eres una persona del Capitolio, no deberías de estar remangando tela —Coryo estaba alterado, no le gustaba la vida que Rose estaba teniendo. —Eres más que una simple costurera...
—Siempre lo fui, de una manera u otra —responde Rose sonriendo. —Ahora déjame tranquila.
—Escúchame por favor Rosie...
No hay nada más de que hablar, Coriolanus, no me harás cambiar de opinión, vuelve a casa—le pide tratando de alejarse de él, pero Coryo estaba firme, no iba a permitir que ella se alejara de nuevo.
—Vuelve conmigo al Capitolio, te espera una casa que es tuya, y solo tuya...
—No la quiero, sé que Casca murió y mi tía después de él... Yo no quiero ese departamento—le dice Rose frunciendo el ceño. —Tiene recuerdos amargos...
—Yo no hablo del departamento.
Sus palabras paralizaron a Rose, al parecer ya había captado su atención por primera vez en ese momento. Ella tragó saliva y confundida ve a Coryo. El joven Snow sonrió por fin, sabía muchas cosas de Rose, la conocía...
—¿De qué hablas?— le pregunta Rose viéndolo a los ojos.
—Fue difícil, pero había un hueco en el testamento de tu padre. Nuestras madres pensaban que íbamos a casarnos, ¿recuerdas?
La mente de Rose se revolvió al recordar esos momentos tan infantiles, no le gustaba hacerlo y Coryo sabía por qué... Había sido grosero durante su niñez cuando se mencionaba el matrimonio con esa niña de mejillas rojas, pero ahora, ese niño que ahora era Coriolanus solo podía sonreír al recordarlo.
—Prácticamente pude abogar, la casa tenía una deuda y la entregue al banco... sobró dinero y lo siento—había confesado que había "vendido" la casa, pero Rose no parecía importarle que el departamento lo haya perdido. —Tarde un poco, pero lo logré.
—¿Qué hiciste? —pregunta Rose frunciendo el ceño.
—La recupere, recupere tu casa y la estoy arreglando, ya casi termino...—le confiesa transformando la mirada de Rose... Pasó de una mirada disgustada a una llena de esperanza y júbilo.
—Mi casa... La casa con jardín de rosas, ¿mi casa? —le preguntó con ojos brillantes de ilusión y Coryo asintió satisfecho.
—No es lo que era todavía, pero ahí está y es toda tuya ahora... podemos ir ahora si así lo deseas, tengo dos boletos para el siguiente tren.
Rose se paralizó en ese momento, pensó en su respuesta. Estaba siendo demasiado repentino todo, Coryo había llegado a interrumpir su vida, ¿pero estaba dispuesta a correr el riesgo?
—¿No me estás mintiendo? —le preguntó consternada y con mucha emoción en su cabeza.
—No podría mentirte con algo como esto—le responde viendola bien, atentó a su siguiente respuesta. —¿Vendrás conmigo?...
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LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus Snow
FanfictionRoselyn Zsasz lo perdió todo en los días oscuros, su madre y su padre murieron, su tía Margrii, al ser el único familiar cercano, pero no es una persona amable con ella, para Margrii cuidar a la pequeña Rose fue una tortura... aunque sí disfruto de...