PIKE

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Rose sonrió al salir del Quemador, por desgracia estaba lloviendo, como sí el cielo supiera que necesitaba un poco de agua fría para despertar del trance provocado por su corazón roto. ¿Qué se supone que debía de hacer ahora? ¿Llorar?, eso arruinaría su perfecta noche… Este primer día libre fuera de la enfermería había aceptado un par de cosas: Odiaba la cerveza, Coriolanus Snow nunca la tomó en serio, para él seguía siendo la triste Reina de la Basura… Sí de basura se refería, el distrito 12 era el lote de basura más grande que había visto, ¿será que al fin encontró su reino? sonrió un poco y ve a un lado,había sentido a alguien acercándose a ella.

Esa persona era Leanus que sonreía, era una sonrisa esperanzadora de algún modo…

—Es una linda noche… Es una lástima que esté lloviendo—dice Leanus. —Algunas personas no tienen hogar, deben de estar mojándose justo ahora.

Rose se quedó viendo fijamente a Leanus que tenía su atención en el cielo.

—Tienes un buen corazón, Leanus… Lo digo de verdad…—Leanus dio unas pequeñas risitas confundidas.

—¿Dudas que te crea?—le preguntó Leanus para finalmente verla.

A Rose se le fue la sonrisa de a poco… Solo para volver a ponerle una atención especial a Leanus. Sería una mala persona si hacía lo que estaba pensando, ¿Cómo podría hacerle eso a Leanus? ¿Qué más daba? Era su día libre, podía hacer lo que quisiera, así que levantó una mano y la puso en la frente de Leanus.

—Tienes fiebre, deberías de ir a la enfermería—le dice poniendo nervioso al chico.

—No… no me siento con fiebre—responde sonriendo nervioso.

—Podrías… La lluvia no ayuda para la buena salud, ¿Por qué no prevenir?—le dice seria. Al ver lo nervioso que estaba Leanus decidió sonreír como habitualmente lo hacía, esto lo tranquilizó un poco. —Vamos…
Rose lo tomó de la mano y lo guió con ella.
















Coryo estaba frenético en la mañana siguiente, no importa a cuántas personas le pregunto, nadie supo decirle dónde se había metido Rose, cómo si fuera tan difícil ver a una chica pelirroja en El Quemador. Tuvo que regresar al campo antes de pasar el toque de queda y quedar sancionado, pero… cuando estaba tratando de dormir su mirada se dirigió a la cama de Leanus Pike, él no había regresado.

Eso era lo que lo tenía tan atormentado, sabía del amor tan intenso que tenía Leanus por Rose, y ella lo había rechazado todo ese tiempo por él, al menos eso es lo que quería creer, ¿Por cuál otra razón lo haría si no fuera por él? Era simple, en el Capitolio, sus padres les dijeron que debían estar juntos ya que tenían dos apellidos con mucho peso, por eso cuando eran infantes, Coriolanus decía: “Algún día nos vamos a casar…”

Cuando estaban cambiándose escucho unos abucheos y chiflidos cuando alguien entró en el dormitorio… había llegado Leanus Pike muy feliz y con mucha energía.

—¿Dónde estabas maldito?—le preguntó el sonrisitas dándole un empujón amistoso. —¿Qué estabas haciendo picaron?

—Me dio fiebre anoche…—con esa frase Coryo entendió que había ido a la enfermería, no estaba dispuesto a hacerse ideas en la cabeza, él no era así… pero su mente se despertó un instinto de alerta cuando ve el cuello del uniforme de Leanus, había labial rojo, incluso su mejilla, mentón y su labio inferior había rastros de esta.

Era un lápiz labial de muy buena calidad, aunque trató de limpiarlo, estaba ahí. No había ninguna duda, Rose estaba vengándose de él de una manera muy vulgar.

Pike, ¿Acaso lo estaba reemplazando por alguien del distrito 12? ¿Un chico sin visión, sin ambición? Conocía a Leanus Pike muy bien, era un conformista sin aspiraciones, sí se quedaba con él lo único que tendría sería un trabajo permanente en el cuerpo médico, estaría condenada a ser enfermera toda su vida moriría de hambre cada día… Y Leanus Pike… ¿Cómo se atrevía ese mequetrefe a tan siquiera mirar a Roselyn Zsasz? Una mujer del Capitolio… y no cualquier mujer, su mujer.

Fue paciente, sonrió con los demás, hizo algunas bromas sutiles, era cuidadoso. Todos sabían que Coryo frecuentaba la enfermería, pero nadie tocó el tema y fue perfecto para él, así no había que dar explicaciones y que sus planes fueran echados a perder. Paso el entrenamiento, un poco de servicio y así… con la mayor serenidad del mundo, logra escabullirse para llegar a la enfermería, necesitaba aclarar las cosas y asegurarse de que Rose no hubiese hecho una estupidez.




. (Capítulo corto porque el siguiente está laguito)

LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora