SIN RAZÓN

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Rose se paseo por las camillas una última vez antes de irse a su cubículo para finalmente dormir. Era noche así que no creía que fuera a haber pacientes a esas horas cuando tocan a la puerta. Rose responde y abre la puerta con la sorpresa de encontrarse con Constance.

—¿No ibas a salir hoy?—le pregunta para después ver detrás de ella a algunos Agentes de la Paz heridos. —¿Qué pasó?—dice para dejarlos pasar. —Iré por las cosas...—corriendo a la bodega con Constance. 

—Hubo una pelea en el Quemador. La verdad, fue tranquila—le informa Constance en la bodega mientras tomas las cosas que necesitarán.

—¿Tranquila? Leanus le sangra mucho la nariz—le dice Rose haciendo reír a Constance.

—Leanus siempre está sangrando—responde Constance.

—Ahora tenemos que limpiar el desastre cuando estaba a punto de ir a dormir—le dice Rose saliendo con sus cosas. El primero en ponerse en frente de Rose fue Leanus. —Tranquilo, siéntate y te revisare la nariz—le ordena Rose guiandolo a una camilla para limpiarle la nariz. —Te dolerá...

—Ay, Rose. Verla es mi recompensa para el... ¡Auch!—grita de dolor.

—Te dije—Le advirtió. —Pero... Ya no te sangrara la nariz.

—Gracias—Leanus apenas pudo hablar cuando Rose se va de ahí. Dio un par de pasos para atender a otro Agente cuando ve a Coriolanus Snow en frente de ella. Ella no sonrió como Corto lo hizo, tampoco cuando Sejanus fue a ella.

—Rose, ¡Qué haces aquí!—dice Sejanus contento mientras la abraza.

—Curando sus caras—le responde Rose tratando de sonreír naturalmente. Seguía en shock por ver a Coryo. Pensó que nunca lo volvería a ver. —Es bueno ver una cara conocida—Para por fin corresponder el abrazo. Al finalizar el abrazo, Coryo se pone en frente de ellos. Los Agentes de la Paz vieron de forma extraña a los presentes.

—Rose...—le sonríe Coryo. —, estás aquí.

—El refinado conoce a Roselyn—habla Robin frunciendo el ceño.

—Silencio—habla Rose. —Hablaras cuando termine de arreglarte la cara, Robin Plit.

—No hay problema, Roselyn. Yo lo hago, Puedes hablar con ellos si gustas—le dice Constance amable.

—Hablaremos cuando no haya pacientes que atender—le dice Rose sonriendo. —No veo heridas urgentes. Póngase esto para que no se inflame. —Rose le da una compresa que este recibe de inmediato.

—Creo que todos debemos irnos, alguien tiene que averiguar si quedaron más camaradas en el Quemador y hacer un reporte—dice Robin viendo a Constance.

—Que lo haga el refinado, tiene letra bonita—dice Leanus sosteniendo una compresa en su nariz.

Rose levanta las cejas por el apodo que le habían dado a Coryo. Sejanus entendió la expresión de Rose y rió con ella.

—¿Podemos hablar a solas?—pregunta Coryo haciendo que los demás hicieran un ademán con las mano. Rose no sabía qué clase de historias se estaban armando los Agentes de la Paz... Lo único que sabía era que todas esas suposiciones eran incorrectas.

—Vaya a hablar con él, señorita Zsasz. Estamos bien—dice el que llamaban Sonrisitas, nunca dijo su nombre. Los demás lo apoyaron, incluso Sejanus... El único que no dijo ni una palabra fue Leanus.

Rose no tuvo más remedio que aceptar esa charla. Le pidió que la acompañara a la bodega donde estaban las medicinas en esa misma sala, no tenía planeado estar lejos... Entran ambos con las miradas de los Agentes de la Paz y Constance encima. Se sentía observada, no podía evitarlo, pero cuando estaban los dos solos en la bodega pudo soltar un suspiro.

—¿Este era tu plan?—le pregunta Coryo viendola mientras Rose solo tenía la mirada en otra parte. —Venir al Doce después de los juegos, ¿ese era el plan?

—¿El tuyo también era venir?—le pregunta Rose como respuesta. —No veo que estes disfrutando el premio...

—Me lo negaron...—confiesa viendo al suelo. Rose estaba confundida.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Eso ya no importa, ¿tu porque estás aquí?—le pregunta haciendo que Rose vacile un segundo antes de hacer comenzar a magullar sus dedos.

—Yo quería venir...

—¿Por qué?—le pregunta Coryo acercándose a ella.

—Te dije que tenía que irme de ese lugar, le lo dije—le responde dando un paso atrás para alejarse de él.

—Me dijiste que ibas a esperar, esto solo es un bache en el camino—le dice Coryo algo decepcionado por las decisiones de Rose. —¿Tenías planeado decirme?

—No.

—¿No?—pregunta Coryo. —¿Así de simple?

—Si, así de simple—le responde para al fin verlo a los ojos. —Coriolanus solo me pediste que me quedara porque estás acostumbrado a que esté ahí, es un hecho... Sabías lo que sentía y te aprovechaste de eso.

—Roselyn escucha lo que dices—habla Coryo viéndola.

—Niégalo entonces—le dice Rose viéndolo detenidamente. Con el inminente silencio Rose decidió seguir hablando. —Por favor...

En lo más profundo de su corazón quería que lo negara todo, que le dijera que era mentira lo que creía y sospechaba... Que realmente la quería, pero no decía nada. Las palabras no salían de su boca, solo se acercaba a ella sin decir ni una palabra.

—Ni siquiera puedes negarlo, ¿ves?—le dice Rose consternada deteniendo el caminar de Coryo hacia ella. No se dio el lujo de llorar siquiera. Estaba enojada. —De eso estoy hablando, Coriolanus yo... estoy bien así, no tienes que fingir que te agrado ahora, nadie nos está viendo.

—Nadie nos estaba viendo cuando escribimos la propuesta para la Doctora Gaul—le dice Coryo paralizándola. —No había nadie cuando decidí darte ese labial... tampoco cuando fui a tu casa, y cuando te pedí que te quedarás no había nadie ahí.

—Te fuiste—le dice Rose en un susurro. —No me dirigiste la palabra después de eso... ni siquiera dejaste alguna nota.

—No quería despertarte, y tengo que admitir que me intimidas—confiesa Coryo haciendo que Rose comenzará a sentirse curiosa. —Eres una chica brillante, irradias energía... Fuiste y eres demasiado paciente y amable conmigo que no creo merecerte—le dice tomándola de las manos. —He sido una persona despreciable contigo y lo voy a arreglar.

—¿seguro que puedes?—le pregunta Rose sacándole una sonrisa melancólica a Coryo.

—Lo puedo intentar...

LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora