NO ESTABA LOCO

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Ya pasó tiempo y le llegó un nuevo paquete de chocolates…. Era más grande que antes y llevaba una nota con el. Después de tanto al fin el decano se atrevía a escribir.

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Señorita Zsasz, lamento decirle que su tía está muy grave en el hospital, su adicción a la pipa le pasó factura y ahora está conectada a una máquina para que pueda respirar, con ella incapacitada, pude luchar por su custodia, como su tutor eso me da el poder de abogar por volver al Capitolio, Margrii sigue con vida, así que no puedo hacerlo todavía, pero si puedo traerla más cerca, pediré su traslado al distrito 8, solo debe llamarme y así se hará después de 2 días.

De Casca Highbottom.

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Rose sonrió al leerlo, Margrii estaba enferma y sabía que no había sido su adicción… bueno, eso contribuyó, ya que Clemmie en su visita puso un pequeño regalo de parte de Rose en sus hierbas para su pipa, con cada calada se envenenaba ella misma.

Iba a aceptar la oferta, entre más lejos estuviera de ahí mejor, pero antes tenía que hacer algo con Sejanus y sus problemas. Eso fue lo que hizo antes de ir al Quemador para reunirse con Constance, ahí, la misma chica le contó de su gran travesía, evitando los detalles de que ella era la razón por la que su tía estaba en el hospital.

—Ese señor es una especie de ángel, Rose. Te llevará al ocho, eso es impresionante, ¿Cuando te vas?—le pregunta sentada frente a ella. Rose estaba igual de emocionada que ella.

—En un par de días tomaré el tren…—confieza y Constance parece recordar algunas cosas.

—¿Y Leanus? ¿Cómo le vas a decir?—le pregunta Constance interesada.

—No tengo nada que decirle, solo le di un beso, no es como si hubiera iniciado algo…

—¿Y el otro…? ¿Corilinus o algo así?—le pregunta Constance.

—Coriolanus… y no tengo nada que decirle, mira ese escenario, ¿Crees que no le canta a él?—le pregunta Rose. —Es evidente.

—Bueno… si lo dices así, pues yo también tomaría la primera oportunidad para irme de aquí—comentó Constance. —Aun así, yo creo que deberías de hablar con él, me dijiste que eran amigos de la infancia.

—Era amiga de su prima—la corrige.

—¿Tigris?—preguntó Constance y Rose asintió. —¿Ya le dijiste que te peleaste con su primo?

—No, no quiero que ella intervenga. Cuando éramos niños siempre lograba hacer que nos volviéramos a hablar cuando nos peleábamos, y no quiero que pase eso ahora—responde Rose.

—¿Me convierto en tu Tigris?

—No, nadie es igual a Tigris, y no creo que nadie pueda hacer que hable con Coryo de nuevo…—dice notando como Sejanus camina a dónde estaba detrás del escenario. Sabía que haría algo estupido. —Permiteme…

—Adelante, yo ya me iba—dice Constance ignorando el hecho de que la estaba dejando sola.










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Caminando un poco hacia el lugar encontró una terrible escena con Sejanus, la hija del alcalde, y los otros que no conocía, en la mesa habían armas, cosa que no la asustó, lo que la hizo sentir un escalofrío fue ver a Sejanus consternado.

—Maldición —habló Rose distrayendo la discusión que tenían.

—Yo no sabía que iba a ver armas—le dice Sejanus mientras Rose solo inclina un poco la cabeza sin sorprenderse de lo que había dicho.

LAS ESPINAS EN LAS ROSAS | Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora