XVIII

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K a i r a M o o n.

Tocan la puerta dos veces, más no me levanto de la cama, ni salgo de la sabana. Solo miro hacia la ventana que está cerrada. No tengo ganas de levantarme ni de comer. Drazhan se ha ido hace como un ahora, no nos despedimos, ni siquiera le vi la cara, solo he sentido cuando se ha ido.

Ayer fue... raro. Luego de eso, él se alejó de mí y se hundió en su lugar sin decir nada más. Yo me quedé sentada en mi lugar estática un poco, pero con la presión en el pecho, no sé en qué momento me quede dormida, pero sí que fue tarde. Y no paro de pensar en el beso, que, aunque es el "primero" que recuerdo, no se siente como el primero.

Vuelven a tocar la puerta y suelto un gruñido.

—¡Pasa! — hablo de mala manera.

Veo a Aaron pasar con una bandeja, frunce el ceño al verme y se acerca a mí.

—No tengo hambre, pero déjala ahí — lo ignoro.

—Pero... el señor Drazhan me dijo que tenía que desayunar — habla.

—Que le den — rodo los ojos.

—Señorita ¿se encuentra bien? — sigue sin moverse, así que lo veo.

—¿Te parece que estoy bien? — anarco una ceja.

—La verdad no — niega.

—¿Entonces?

—Lo siento — agacha un poco la cabeza.

Suelto un bufido y me siento con pesadez en la cama. Le hago una seña para que se acerque y deje la bandeja sobre la cama.

—¿Ya lo probaste? — le pregunto.

Aaron me da una mala cara, pero se acerca a probar la comida.

—Esta limpia, señorita — finge una sonrisa.

Le regalo una sonrisa y me dispongo a comer.

—¿Qué hace alguien como tu aquí? — pregunto, enarcando una ceja.

—¿Alguien como yo? — frunce el ceño.

—Sí, no encajas estos estándares — digo sincera.

—¿Por qué? ¿Por qué nunca me ha visto matar a alguien? — enarca una ceja y se ve ofendido.

—¿Has matado a alguien? — entrecierro los ojos un poco.

Aaron, su gesto cambia por completo a uno nervioso.

—No... — dice en lo bajo.

Suelto un risa ante su actitud y su sinceridad. Se le colocan las mejillas coloradas y yo le hago una burla.

—¿Qué es lo más "malo" que has hecho? — pregunto.

—Dormirla y llevarla con el señor Drazhan — responde apenado.

—Ni tan malo, he, que me lo pedias con un por favor — me burlo soltando una risa.

—Oh vamos — se queja—, pero ya estaba asustada, yo la asuste — trata de verse victorioso.

—Vamos, no soy una anciana a quien tutees — rodo los ojos —. Y no, tu no me asustaste, Drazhan me asustó — hago una mueco.

Aaron hace una mueca y al parecer una parte de él se siente ofendido y decepcionado.

—Tú... tu más bien me hiciste sentir segura.

Aaron me mira directo a los ojos y estos se le iluminan por completo. Esbozo una leve sonrisa.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora