XX

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D r a z h a n B i e r s a c k.

A pesar que mi padre apuntó primero, yo disparo primero. Disparo directo a su mano derecha, haciendo que suelte el arma. Suelta un grito de dolor y se deja caer hincando al suelo gritando sobre su mano y presionando fuerte la herida de bala. Sangre empieza a caer al suelo, formando un leve charco, a pesar que él intenta detenerlo. 

—El dolor que le causaste a Kaira, no es comparado al que yo te daré ahora. El dolor que le causaste a mi madre, no se compara con lo que te hare. El dolor que me causaste, te lo cobro ahora.

—No sabes lo que haces.

—Se lo que hago, ahora lo sé.

—Podemos hablarlo Drazhan, de padre a hijo — pide, mientras sostiene su mano.

—Perdón, me quedan solo diez minutos — sonrío con satisfacción.

—No puedes hacerme esto, yo hice todo para que tuvieras tu vida perfecta — brama.

—¿Perfecta? ¡Mataste a mi madre! ¡Te revolcaste en su muerte, riéndote!

Bramo recordando cada recuerdo con él. Y es que ninguno es bueno.

—Sabes, esperaba a que los Moon te hicieran esto, te mataran. Pero bien dicen que, si quieres que algo pase, que lo hagas tú mismo.

Disparo a su pierna izquierda.

—En mi puta vida voy perdonarte lo que le hiciste a mi madre— bramo molesto, apretando mis manos al arma.

La presión que siento en mi pecho crece cada vez más, la ira me consume, trato de no dejarme llevar por mis emociones, pero eso nunca me ha funcionado del todo.

—Odiar se ha convertido en mi único camino a la felicidad y es que se me hace bien odiarte. Veo cuanto sufres y me divierto. Me vale una mierda si no está bien, pero tampoco ando buscando el mal y el bien, todo es igual y para mí es coherente.

—El odio es un rencor muy fuerte que puede hacerte cometer estupideces como la de ahora — habla entre quejidos.

—No me culpes de mi odio, mis actitudes también son consecuencias de las tuyas.

Por unos segundos sus ojos se cruzan con los míos, la impotencia crece cada vez más hacia los dos, me siento bien, me siento en paz.

—¡Drazhan!

Ladeo la cabeza de golpe.

—¡Drazhan! — Kaira, grita mi nombre.

—El lugar se está incendiando, tenemos que salir de acá — Wynnston, habla.

Kaira está con él y Aaron, y Kiara.

Regreso mi mirada a mi padre y no lo pienso más, disparo sin decir o hacer nada más, ya no me interesa. Una persona menos. Una pelea menos. Una carga menos. No me interesa en lo más mínimo lo que pase después. Puede pudrirse bajo el fuego de la madera y revolcarse en el infierno.

Si vuelvo a verlo, a encontrarlo en otra vida, le haré lo mismo, hasta que deje de reencarnar y existir.

Guardo el arma y corro hacia ellos, el humo se expande cada vez más, varias personas corren de un lado a otro, no se escuchan disparos ni escándalo, Wilhelmine debió darle órdenes a la perfección. Malditos mafiosos, me agradan.

Tomo la mano de Kaira mientras corremos por todo el puto largo pasillo. Miro hacia atrás y luego la veo a ella. Sus ojos pasan en cámara lenta, sus ojos grises, el susto en sus ojos, el miedo formándose en ellos. Como sus ojos se expresan a la perfección. Es un arte que no dejare escapar, el miedo en sus ojos grises me llaman, me atraen y me encantan.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora