D r a z h a n B i e r s a c k.
Saco un cigarro de mi pantalón y un encendedor, me llevo el cigarro a los labios y luego lo enciendo. Me acomodo mejor en el auto, mientras miro hacia las grandes montañas de enfrente. El aire está frío y muy fuerte. El sol está empezando a bajar, todo está oscureciendo, el día está llegando a su final.
—¿Qué piensas hacer? — Wynnston me pregunta, acercándose a mí.
—Depende — hablo, con el cigarro en los labios. — Si mi padre recapacita y acepta que esté en sus planes, no veo ningún problema en matarlo — me encojo de hombros.
—¿Matarías a tu padre? — pregunta irónico.
—Sabes que sí lo haría — respondo serio.
—¿Por qué insistes tanto en que tu padre te quiera dentro de tus planes? —da un gruñido—, si no estás se supone que deberías estar feliz.
—Mi padre y mi abuelo son personas incompetentes — lo veo, esbozando una sonrisa apretada—, yo soy mejor que ellos, además me lo deben.
Le doy una calada al cigarro, retengo el humo durante unos segundos y después lo suelto. Mi celular empieza a sonar por casi tercera vez en menos de veinte minutos, mi ceño se frunce y saco molesto el celular de mi bolsillo, leo su nombre y rodo los ojos— no tengo tiempo para ella, ahora—, apago el celular y lo dejo en el auto.
—¿Quién te llama tanto? — Wynnston frunce el ceño.
—Kaira— respondo, sin importancia.
—¿Por qué no le contestas?
—Porque no tengo tiempo — suelto el humo.
—Puede ser una emergencia — sugiere.
—Da igual.
—Tu eres su número de emergencia — me mira un poco incrédulo.
—Bien, llámala tú si tanto te preocupa — rodo los ojos.
Wynnston suelta un leve suspiro y niega con la cabeza, saca su celular y no puedo creer que sí la vaya a llamar. Mi ceño se frunce y dejo salir una risa amarga. Marca su número y se lleva el celular al oído, un par de segundos pasan y veo que no le contesta.
—Está en otra llamada — comenta.
—Ya encontró otro número de emergencia — hablo, rodando los ojos sin importancia.
—No puedo creer que no te importe ni un poco, después de todo — se aleja de mí.
—¿Después de todo? — lo veo, enarcando una ceja.
—Sí, perseguirla, acosarla, secuestrarla, hacerle daño psicológico, amenazarla y luego salvarla — me mira incrédulo, — quién carajos te entiende, Drazhan.
—¿Por qué te interesa tanto? — me alejo del auto y me acerco a él.
—Si tan solo vieras el miedo de sus ojos cuando está cerca de nosotros, y tuvieras un poco de compasión, lo entenderías — brama molesto —, ¿qué cambió?
Tiro el cigarro al suelo, aplastándolo con el pie.
—¿Compasión? No me vengas con esas mierdas, Gilbert — lo veo mal.
—Empezaste a seguirla por capricho, pero ahora que tu padre nunca te incluyó en tus tratos y parece meterse en tu "territorio", la dejas de un lado — me mira serio.
—No me interesa — me alejo de él —, aceptaste hacer esto y ya no hay vuelta atrás.
—Acepté porque eres mi amigo, por muy hijo de puta que seas — dice frustrado.
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Perfectamente imperfectos
Romansa°No lo mires directo. *No la toques. °No lo desafíes. *No te le acerques. °No lo gires a ver. *No la busques. La definición de la terquedad en los seres humanos es: el hecho que una persona no tenga capacidad para Flexibilizar su posición ante...