XXVII

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K a i r a Mo o n.

—¡Ayuda! ¡Ayuda!

Grito con tanta fuerza que siento que desgarra mi garganta. Trago saliva y paro unos segundos, llevo unos diez minutos gritando, tal vez.

Nadie ha entrado después de la muerte de Malik. Sigue en suelo, y es asqueroso, porque hay muchos mosquitos a su alrededor ahora. Me fije en la luz debajo de la puerta en todo momento, se quitó y varias horas después regresó, lo que me hace deducir que es mi quinto día acá.

Me duele la cabeza, las muñecas y el costado de mi estómago, tengo ganas de ir al baño y siento nauseas.

La puerta se abre y está vez me sorprende a no ver a James. Trago saliva y un hombre vestido de negro y con un pasamontañas negro, aparece enfrente de mí.

—¿Dónde está James? — pregunto.

—Ocupado, pero si no dejas de gritar, él mismo aparecerá para callarte — brama.

Miro el cuerpo de Malik y pienso, pienso muy rápido.

—No han sacado su cuerpo, ¿piensan dejarlo pudrirse acá? — enarco una ceja—, alertara a las demás personas.

—Eso no es de tu importancia — gruñe.

—Sí, lo es, está enfrente de mí y hay muchos mosquitos y pronto aparecerán las moscas y tal vez ratas — hago una mueca de asco —, si no lo sacas, seguiré gritando hasta que aparezca James.

El tipo enarca una ceja.

—No estas en condiciones para dar órdenes, niña.

—Pero tu jefe sí.

Sonrío un poco. El tipo no dice nada por varios segundos.

—¡JAMES!

Suelto un grito y el tipo se alarma.

—¡James! ¡James! ¡James!

Me remuevo y hago sonar las cadenas, chocan contra las paredes resonando muy fuerte. Más pasos escucho bajar y la puerta se abre de golpe y puedo ver más allá de ella, hay gradas.

—¿Qué diablos quieres? — James, aparece muy molesto.

—¿Piensas dejar ese cuerpo ahí? — enarco una ceja—, hay mosquitos, pronto aparecerán moscas y si lo olvidas, yo también tengo heridas graves — me hago la inocente en apuros —, pueden venir a mí, se infectará, y me comerán, me moriré por ellos y no por ti — hablo tan rápido que no sé si me entiende.

Mi madre siempre dijo que me metiera a clases de drama, luego de actuar muy bien frente a ella para decirle mentiras.

—Les dije que sacaran el cuerpo hace más de tres horas, ¿quién diablos no ataca mis ordenes? — brama a sus hombres.

Oh, interesante, no le hacen caso.

—Señor, nadie nos avisó de — el tipo que está enfrente de mí habla, pero lo único que recibe es una bala en el cráneo.

Cae al suelo y su sangre salpica por mi cara, esto es asqueroso.

—Ahora, quiero que saquen dos cuerpos — brama molesto.

—Sí, señor.

—Y yo necesito ir al baño — murmuro.

Veo las botas de James acercase a mí y se hinca frente a mí, elevo la mirada y suelto un suspiro cansado. Pasa su mano por mi mejilla y tal vez esté limpiando la sangre del otro tipo. Después de eso, presiona levemente sus dedos sobre mi barbilla, me atrae a él y presiona sus labios con los míos.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora