Epílogo.

89 9 0
                                    

K a i r a M o o n.

Un año después.

—¡Chase, colócate las botas! ¡Y el abrigo!

Paso a la par de Kate, quien le grita a su hijo que se coloque las botas y la chaqueta antes de salir a jugar a la nieve. Llego al perchero para tomar mi gabardina negra y me coloco unas botas negras, tengo mis guantes colocados. Mi cabello está amarrado en una leve coleta, llevo maquillaje colocado, y unos accesorios.

—Asfixiaras al niño — Lucy, hace una mueca.

—Tiene nueve meses, debe abrigarse bien — Kate, frunce el ceño —, además si se cae debe ir bien protegido.

—Sabe caminar desde los ocho meses, dijo sus primeras palabras a los nueve meses, ese niño es un genio, sabrá que si se cae no debe llorar o tal vez ni se caiga — Char, roda los ojos.

—Me pregunto de quién sacó lo genio — molesto pasando a la par de Kate.

Siento su manotazo en mi trasero y doy una risa.

—Vamos, cariño, Brekker está desesperado por salir ya — tomo a Chase entre mis manos, cargándolo.

—Tía, Moon — sonríe al verme de cerca.

Camino hasta la puerta.

—Cuídalo, Kaira, que no cruce solo la calle, que no se pierda y que no se lo lleven y que no trague nieve — Kate, me señala con el dedo.

Rodo los ojos.

—Ya llévensela a consumir alcohol, por favor, está estresada — muevo las manos hacia Char y Lucy.

—¡Vámonos! — Lucy toma del brazo a Kate, y la aleja de nosotros.

Salgo de la casa con Chase, en brazos y caminamos hacia el parque que está cerca de mi casa. La colonia se ha vuelto más privada, los hombres de mi padre dan vueltas por todos lados en busca que cosas fuera de lo normal o así.

Jalo de la correa a Brekker, mientras cruzamos la calle.

Las calles, los árboles y el césped, están llenos de nieve, y más tarde empezara a nevar también, mañana es noche buena y pasado será navidad.

Mis padres están en la empresa a esa hora, Lucas, regresa mañana de Londres, junto con la abuela. Así que e invitado a mis amigas a pasar un rato en mi casa, Kate, lleva un tiempo estresada por la universidad y el tener que cuidar a Chase y el trabajar. Vive sola con Chase, trabaja conmigo junto en la empresa y aunque paga niñera para el niño, no le gusta dejarlo tanto tiempo solo. Siempre tratamos de ayudarla con Chase, ya que su familia no lo hace.

Chase, es un hermoso niño de cabello café claro casi rubio y de ojos cafés claros, su piel es de un tono oliva, es un niño muy inteligente, —eso lo sacó de mí—.

No se sabe nada de su padre, y para nosotros, es mejor así, no necesita de su padre, nos tiene a nosotros, hasta mi padre es como su abuelo, mi padre lo saca a pasear con nosotros a veces y disfruta con él también. Chase, le dice abuelo, y a mi madre le dice abuela gruñona.

Llegamos al parque y lo dejo en el césped, corre cuando suelto a Brekker y lo sigue a donde él va. Me quedo debajo de un árbol donde tengo una mejor visión de él, así puedo ver a cualquier lado que vaya.

Me relamo los labios y no dejo de mirar a Chase.

Esté es mi penúltimo año de universidad, me gradúo y empiezo a adentrarme al negocio familiar, más de lo que ya estoy, empiezo con viajes a Italia donde tenemos compradores y otros países, de hecho, queremos abrir un par de sedes en otros países, así Lucas y yo quedamos a cargo de una, mientras la central se queda a cargo mi madre y mi tía.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora